En el periodismo, también existen los aprietes y corrupción; y lamentablemente están al orden del día.

                                                                                           Por Lola Mento

A esta práctica la inició un conocido periodista del ambiente, que luego se transformó como una especie de icono a seguir para las nuevas generaciones que querían ser como él, basados en la práctica de “apretar”, para lograr beneficios económicos. Por suerte para el periodismo y la ciudadanía, son los menos.

Quien fue blanco de estas maniobras inescrupulosas poco tiempo atrás, fue un intendente. Se trata de Daniel Moreno (alias Picolé de Anchi), jefe comunal de la localidad de Vaqueros, quien recibió la visita de una conocida periodista que en su proximidad a la política, aprendió rápidamente el arte de la corrupción tan enquistada en nuestro país. Es así como la visita al intendente se transformó (testigos mediante) en un apriete a cambio de pauta publicitaria del municipio. La atrevida fue por más y usó el nombre del propietario de una web muy conocida en Salta, donde también se desempeña, para pedir la suma de 20 mil pesos, a cambio de no encontrar falencias en la gestión del funcionario comunal.

Es sabido que las intendencias tienen un ajustado presupuesto, y que sí “invierten” en publicidad, generalmente lo hacen apoyando a los periodistas de su propio municipio. Además es archiconocido por todos, que Daniel Moreno es de no hablar para no gastar aliento, así que con la caballerosidad que lo caracteriza, despidió a la damisela que hacía sus primeros pasos en el mundillo de la prebenda. No fue ninguna sorpresa para el intendente que al día siguiente de la negativa, llamativamente en el medio en cuestión, comenzaron las críticas a su supuesta falta de gestión, el desborde de los ríos, la caída de lluvia, el calentamiento global, y todos los males de la humanidad que puedan ocurrir; que lo reforzaron en su postura de mantenerse firme a la negativa frente al soborno periodístico.