Cielorrasos tóxicos, pero baratos. Instalaciones eléctricas truchas, pero baratas. Edificio sin estructura antisísmica, pero barato. Grandes negocios que los funcionarios permiten y que ponen en riesgo la vida de los salteños. (DOM)

El 30 de diciembre de 2004,  un incendio en la discoteca Cromagnon dejó un saldo de 194 muertos y más de 1430 heridos. Hubo, en esa ocasión, una combinación de factores que hicieron posible que la tragedia tuviera esa magnitud: uno de esos factores fue un cielo raso conformado por “espuma de poliuretano”: componente inflamable y, sobre todo, tóxico.

Dos años y medios después, en Salta, una empresa colocó en una nueva área del Hospital del Milagro un cielorraso que no cumplía con una norma básica post-cromagnon: la relacionada a la toxicidad de material. Una vez más, algunos, por ahorrarse unos pesos, no tuvieron el menor problema en dejar librada al azar la vida de miles de salteños.

El inicio

El llamado a licitación tenía como objetivo construir para pediatría 4 sectores nuevos compuestos de 3 pabellones en varias plantas, más un sector de atención al público consultas externas. También, la refacción de la guardia de emergencia, archivos y la mejora de las instalaciones del área técnica.

La UTE Dinarco SA y Vicente Moncho Construcciones SRL ganaron la licitación de manera extraña. El contrato se suscribió el 24/02/06. La UTE se comprometía a concretar en 18 meses la refacción por $22.988.522 IVA incluido (a valores de Setiembre de 2005). La preadjudicación se  hizo el 16 de enero de 2006 y esta UTE ganó porque decía cobrar menos que las otras: la UTE Constructora San José S.A., Constructora San José Argentina S.A. y J.C. Segura Construcciones S.A. pedían $ 24.498.082,72 y RIVA S.A, $ 23.224.599,20.

Sin embargo, gracias a siete cláusulas de “redeterminaciones de precios”, el costo de la obra no fue $22.988.522, sino  $ 32.780.317.

La génesis de todas las irregularidades está en el llamado a licitación. Porque el contrato de locación de obra pública se firma entre el estado la UTE DINARCO SA Y VICENTE MONCHO SRL el 24/02/06; pero estas dos empresas recién firmaron Contrato de Constitución de la UTE el 05/05/06 (y la fecha de sellado del Contrato es el 09/05/06 y se inscribió en el Registro Público de Comercio el 23/05/06).

Cuando la UTE gana la licitación, técnicamente ni siquiera existía como UTE. No estaba inscripta para comercializar en el rubro “Equipos, Instrumental y Accesorios de Sanidad”, por lo tanto no debería haber participado de la licitación.

Después hubo otro disparador de precios. Se suponía que la UTE debía comprar equipos técnicos y que esto ya estaba contemplado en el precio de la licitación. Pero la UTE cruzó varias notas para cobrar los artefactos por aparte. Así, el monto del Adicional Nº 2 subió un  56,94% con respecto al monto contractual redeterminado. Para concretar esta tarea, la UTE delegó la responsabilidad a la empresa IECSA, que estuvo inscripta en el registro de Contratistas como proveedor del Estado hasta el 30 de junio de 2008 como “instrumental y accesorios”.

Es en el pedido de adicional Nº 5 donde la voracidad económica puso en riesgo la vida de miles.

Cielorraso

El contrato preveía como material de cielorrasos placas de yeso tipo Durlock para los locales. No era por capricho: este material respondía a los requerimientos de la Res. Nº 1979/92 del MSP -“Programa de Habilitación, Acreditación y Categorización de Establecimientos Asistenciales para el Desarrollo de la Calidad de Servicios de Salud”: Por sus características constructivas este material que, al combustionarse, no emite gases tóxicos.

Pero, sin razones de interés público ni fundamento alguno, el material previsto en pliegos fue reemplazado por PVC. La modificación se realizó sin que exista orden expresa y clara y sin que se respete un procedimiento administrativo previo adecuado a las previsiones legales y contractuales. Se colocó PVC antes que se realizaran los ensayos correspondientes y la modificación contractual fuera aprobada. “Cuando se aprobó la misma, se ignoraron informes  técnicos, que indicaban que el PVC no era material apto para cielorrasos de establecimientos sanitarios, por emitir gases tóxicos en caso de combustionar, ocurrido un incendio”, dice un informe de la Auditoría General de la Provincia. Algo más extraño y que prueba la connivencia de funcionarios públicos con las empresas es que, pese a que se estaba colocando el cielorraso de PVC, las actas de inspección dicen que el material colocado fue placa de yeso tipo Durlock ®.

Para tratar de hacer pasar el PVC se adjuntó un informe de bomberos en el que sólo se menciona que el PVC utilizado es “material de muy baja propagación de llamas”. En ninguno de los informes técnicos se hace referencia a los niveles de toxicidad de las dioxinas generadas por el material al combustionarse, elemento fundamental a tener en cuenta en el relevamiento del riesgo estructural ante un siniestro, habida cuenta que la emanación de gases producto de la combustión debe resultar con los niveles apropiados para facilitar la evacuación y tareas de extinción. “Los materiales aptos para cielorrasos deberán poseer comprobada incombustibilidad como placas de yeso…”, se indica.

El informe de la auditoría muestra las espinosas negociaciones y todos los intentos por insistir con el PVC. Se llegó incluso a sugerir un sistema mixto. Presionaron, todo el tiempo, indicando que ya habían comprado el PVC a medida y estaba listo para poner.

¿Había algún motivo grande por el cual poner en riesgo la vida de tantos salteños (especialmente del área de pediatría)? Al parecer sólo por dinero: del reemplazo del cielorraso de Durlock por PVC surge un ahorro para la UTE de $ 79.635,70.

En 2009 la nueva gestión terminó haciendo un nuevo llamado a licitación. Esta vez para reemplazar el cielorraso de PVC, que había costado más de 700 mil pesos, por el que debería haber llevado, Durlock, por el que se terminó pagando 1.400.000 en 2009, pero que en la fecha de licitación no habría costado más de $800.000.

Negocios poco saludables

El informe de la Auditoría es claro sobre lo sucedido en los últimos meses de la gestión anterior.

Pero otros casos prueban que no hay muchas diferencias. En 2013, sin ir más lejos, en el Hospital del Milagro se cayó parte del cielorraso. Sucedió en el baño del sector de reumatología. Personal del hospital aprovechó la ocasión para denunciar que el área de internación de los pacientes oncológicos tiene el techo con material inflamable.

El gerente del hospital, Alvaro Goyret, minimizó las falencias estructurales del nosocomio y hasta trató de justificar la carencia del certificado de bomberos. “No es un derrumbe sino la caída de una tejuela, no es tampoco el incendio de una sala sino de un cielorraso hecho con tergopol como se hace en muchas construcciones”, dijo Goyret. El incidente también sacó a la luz que el nosocomio no cuenta con un plan de evacuación y emergencia.

En ese mismo hospital, en setiembre de 2012, se produjo un incendio de magnitud en la Sala de Fisioterapia producto del cual resultaron con daños totales camas y equipos informáticos. El incendió se inició por un desperfecto eléctrico: por un tomacorriente.

El Copaipa había denunciado, previamente, que el gobierno estaba otorgando permisos a arquitectos para realizar los planos de obras de gran magnitud, cuando debían estar, solamente, en manos de Ingenieros que se habían especializado en el área.

Pese al incendio, la situación no se ha revertido.

También en el ámbito privado se nota la ausencia del estado. Los lectores de Cuarto Poder saben que en calle Adolfo Güemes N° 82 se está construyendo una clínica que, entre otras fallas, no cumple con las normas antisísmicas.

Por el momento las tragedias son mínimas o inexistentes. Por el momento. Sólo el azar impide que las catástrofes cobren otra envergadura.

Un estado no puede jugar a los dados con la vida de miles de salteños.