Una abuela tucumana encadenó al nieto a la cama para que el muchacho deje de masturbarse. Aseguró que lo hace por la salud del adolescente que no deja de cogotear el ganso ni para dormir.

Todo comenzó cuando el muchacho tuvo que ser internado tras un raid de 27 pajas en un solo día, a un ritmo desaforado de más de una por hora.

“Yo lo tengo que cuidar a mi nieto, pero ya no sé cómo hacer para que deje de tocarse”, adujo la abuela cuando se supo en el barrio que tenía al chango atado a la cama como loco peligroso para evitar que se siguiera dando placer.

Manuela Soledad Palma, psicóloga consultada por El Polichombi, aseguró que esta situación es más normal de lo que parece, dado que “en esta época en la que los adolescentes tienen un estímulo sexual constante derivado de las lógicas capitalistas que generan el deseo constante  partir de la cosificación de los cuerpos, no es de extrañarse que estemos rodeados de pajeros”.

El testimonio de la abuela es desgarrador, y da cuenta del nivel de pajerismo alcanzado por esta pobre víctima de los tiempos actuales. “No paraba ni por un segundo, cuando mirábamos Tinelli, el chango se iba cada media hora al baño, el principio creí que era por un problema de cistitis, pero luego supe lo que en realidad traía entre manos…”, comentó preocupada la sexagenaria que además se encarga del cuidado de otros dos menores más en la misma casa.

Si bien el muchacho fue rescatado de la situación en la que se encontraba (amarrado de pies y manos) los funcionarios gubernamentales no saben qué hacer ante esta situación. Por lo pronto optaron por llevarlo a un hogar sustituto.