A 2 años del derrumbe de la terminal y a meses de reparaciones, hoy se trabaja en las plataformas 20 a 24 porque el hormigón utilizado estaba “fallado”. En septiembre, Cuarto Poder denunció falta de inversiones comprometidas por el nuevo propietario de la concesión y la falta de control municipal que presagiaba lo de hoy.

La única virtud del municipio parece ser el de tener suerte. Y es que cuando se derrumbaron dársenas de la terminal el 10 de abril del 2012, todos lamentaron la desgracia con suerte al no haber producido víctimas de ningún tipo. Aquella vez, incluso, el Secretario de Gobierno de la municipalidad, Roque Mascarello, le encontró increíblemente un lado positivo a lo ocurrido que “la comuna decidió sacar un saldo positivo de esta situación desagradable y se decidió construir una terminal nueva para los salteños que incluya otras mejoras como escalera mecánica, aire acondicionado, un pequeño centro comercial”. Las declaraciones fueron publicadas en la web municipal el 10 de abril del 2012, cuando a tres meses de ocurrido el derrumbe Mascarello se presentó junto al nuevo titular de Terminal S.A. (Eduardo Levín) y presentaron el proyecto de reconstrucción de la misma.

En septiembre de este año advertimos que nada de lo nuevo que se construiría sobre las ruinas de lo viejo se había concretado. También que en el medio de toda la trama se había concretado un cambio de accionista mayor de la empresa que recayó en Eduardo Levín, quien adquirió el 50% de las acciones después del derrumbe de enero del 2012. Un negocio ampliamente lucrativo no sólo por lo que genera de ingresos, sino también porque las autoridades municipales encargadas de hacer cumplir lo que el empresario había comprometido casi nunca cumplen el rol que les cabe, favoreciendo así al hombre que hasta ese entonces había descollado en el negocio hotelero y en el rubro de los seguros, además de ser el vicepresidente de la Cámara de Turismo de Salta.

Lo primero y lo último no pareció importarle al empresario que despreocupado por el pésimo estado del lugar a donde arriban miles de turistas a la capital salteña, nada había concretado aún de lo que se había comprometido a realizar en doce meses: boleterías en el entrepiso que no están, escaleras mecánicas inexistentes, aire acondicionado y calefacción central que brillan por su ausencia o un shopping center en el lugar de las actuales boleterías que, por supuesto, siguen estando en su lugar de siempre.

El programa de reparación debía concluir en diciembre del 2012 y aun cuando se supo que la empresa había accedido a una prórroga de otro año, las obras siguen brillando por su ausencia. Y lo que es peor, ahora se ha confirmado que las plataformas se vinieron abajo sin consecuencias para seres humanos y vehículos. Lo que sí confirmo un de los ingenieros responsable de la obra es que se trabaja en el refuerzo de las plataformas 20 a 24 porque el hormigón utilizado para trabajar en las plataformas que se hundieron en enero de 2012 estaba “fallado” o se desgastó. Nadie sabe explicar hasta ahora como se gasta un hormigón que hace menos de un año se cambió. Aunque sí ese ingeniero confirmó que en estos momentos se están cambiando los paños de hormigón y trabajando con brea. Mientras tanto, la Terminal opera con normalidad porque ese sector fue delimitado, pero el resto de las plataformas no.

Oportunamente, los medios habían informado que el dinero que se precisaba para los trabajos era de ocho millones. Una cifra menor a la que sin dudas recauda la empresa en tanto los ingresos registrados en el año 2011 superaron los diez millones. Cuarto Poder había accedido a los ingresos de ese entonces y que eran producto de cobros de distintas tasas. La nota se publicó el 3 de septiembre de este año y como suele ocurrir en estos casos, las fuentes que posibilitaron un cálculo preciso de los ingresos vinieron de ex inversores frustrados, locatarios de la terminal bastante enojados y publicistas del lugar que confirmaron que en ese año la tasa por publicitar les significaba a todos un promedio de $15.000 mensuales, aún cuando debían abstenerse de publicitar los productos o servicios de las empresas que alquilaban un local en la terminal. Estos últimos, igualmente, confirmaron que el total de sus aportes suponían un promedio mensual de $200.000 y que anualmente significaron poco más de $2.000.000. Este rubro junto al denominado “Uso de Plataforma” y “Playa de Estacionamiento” fueron de los más lucrativos para la empresa que recaudó por ellos tres millones de pesos para el primer caso y casi un millón y medio de pesos para el segundo. El resto de los ingresos, por el contrario oscilaron entre los $600.000 y $95.000 anuales repartidos de la siguiente manera: Guardería de Equipaje, Cabinas Telefónicas, Expensas, Publicidad y el siempre ambiguo “otros ingresos”.