En una entrevista radial la flamante Ministra de Derechos Humanos, Marianela Cansino, fue consultada por las donaciones de colchones a Embarcación. No supo responder cuando le consultaron por la denuncia de toxicidad en la fabricación de dichos colchones en la empresa Maxi King. «De eso no sé nada», dijo, mientras se le corría el rímel.
Lo de Embarcación fue una tragedia, miles de familias perdieron lo poco que tenían y ahora dependen del gobierno para recuperar la normalidad en sus vidas. Y si es que esto depende de los nuevos ministros, la situación no parece mejorar.
La nueva ministra, Marianela Cansino, está encargada de la asistencia social para socorrer a los damnificados luego del temporal que sacudió a esta población del norte.
Hace una semana Cansino estaba en el lugar repartiendo, entre otras cosas, muchos colchones a las familias del lugar. Ahora informó que “la ayuda fue llegando paulatinamente, hay que tener en cuenta que no hay suficiente stock de colchones. La Provincia ya entregó chapas, bidones de agua, entre otras cosas”.
Hasta ahí da la impresión de que Cansino lleva adelante con buenas intenciones su trabajo, pero el problema está en el desconocimiento por parte de la ministra del origen de los colchones que están serán entregados en Embarcación. Los mismos proceden de la empresa Maxi King, la misma que a costa de la salud de sus trabajadores ha llevado adelante un negocio lucrativo durante años hasta posicionarla a nivel internacional como la marca del colchón emblema de los salteños, un colchón bien tóxico .
Consultada por esta situación que en septiembre pasado fuera publicada en Cuarto Poder, Marianela no supo responder y trató de evitar la pregunta con el clásico “de eso no sé nada”.
Lo que la ministra desconoce son las condiciones a las que están expuestos los trabajadores de la empresa, no sabe de los oleocarbúricos, aminas, isocianatos y el disocianato de toleuno, todos químicos que se desprenden de la espuma con la que se hacen los colchones. Y si a eso le sumamos la falta de ropa de trabajo adecuada, tenemos un lindo cóctel de toxicidad en el aire.
Todo esto no es del conocimiento de Marianela Cansino, la flamante ministra que llegó para “ser la cara visible” del ministerio cuya predecesora, María Silvia Pace, dejó con no muy buenas referencias.
Algunos dicen que todo pasado fue mejor. En el caso del Ministerio de DDHH, esta máxima no se aplica, y un futuro sin maquillaje tampoco augura un buen porvenir.