El concurso de cuentos organizado por la Legislatura convocó a 49 autores y marcó un record de participación. Santiago Godoy anunció que incrementaría el número de premiados de 10 a 15 y atribuyó la buena respuesta a la clara intencionalidad de abrir espacios a las nuevas generaciones de escritores. (A.R.)

El éxito de la convocatoria se dimensiona cuando se compara la cantidad de autores que respondieron al llamado en relación a los que suelen hacerlo en el tradicional Concurso Literario de la Secretaria de Cultura. Cuarto Poder consultó a miembros de la comunidad literaria local respecto a la cantidad de participantes en los concursos provinciales y los consultados coincidieron en señalar que en este 2014 se presentaron 9 autores de cuentos, 6 novelas, 14 escritos de poesía y 1 ensayo. Las diferencias son evidentes, pero mucho más si sólo se compara el rubro cuentos: 9 contra 49 autores que dejaron sus trabajos en la Mesa de Entradas del Palacio Legislativo entre el viernes 25 de abril y el viernes 30 de mayo.

Sobre los porqués de semejante diferencia, los consultados, que prefirieron siempre el off the record, consideraron que en cuanto a los concursos provinciales se fue estableciendo la idea de que se trata de un reducto tradicionalista que cuenta con una especie de plantel fijo de escritores o círculos de escritores que los más jóvenes sienten como ajenos.

El haber apuntado a esos sectores, que por lo general se sienten extranjeros en la Casa de la Cultura, parece haber sido importante a la hora de explicar la buena convocatoria lograda por la Cámara de Diputados. Interrogado al respecto, el presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Godoy, evitó las comparaciones y habló de una combinación de factores que trasciende el compromiso de compilar los cuentos ganadores en una publicación. “Un factor fue que ofrecimos $1.000 para cada uno de los ganadores. Una suma que no es importante, pero que por ahora estaba a nuestro alcance y que sí buscaba ser un gesto al escritor, decirle que sabemos que su actividad no es un pasatiempo sino un trabajo que como todos, posee un propósito, un método y requiere tiempo y esfuerzo. De todos modos creo que lo fundamental fue haber escuchado a aquellos que nos explicaban que muestran que las preocupaciones literarias de las nuevas generaciones ya no son las de otros tiempos y que este concurso debía dar lugar a esas inquietudes. Por eso convocamos a un jurado que podía expresar esa intención. No para excluir a nadie, sino para que del diálogo entre los viejos y los jóvenes se enriquezca más nuestras letras”.

El jurado al que hace mención Godoy está formado por personas que promedian los treinta años pero que tienen un largo compromiso con la literatura. El presidente del mismo es Martín Maigua, un joven salteño radicado en Córdoba, con libros de poesía publicados y que actualmente dirige la Editorial Nudista que ya lanzó más de 20 títulos que consolidaron en la provincia mediterránea, la denominada “Literatura joven en Córdoba”: una generación surgida luego de la crisis de 2001 que amplió las temáticas y los estilos narrativos y que entiende el ejercicio de escribir como un espacio de creación en donde no cabe el elitismo. Los otros miembros son Luciano Lamberti y Daniel Medina. El primero es un cordobés nacido en 1978, un referente de la literatura joven cordobesa y que tiene en su haber un libro de poesía, dos novelas y numerosos talleres literarios dictados en distintos puntos del país. Daniel Medina, por su parte, es además de periodista autor de numerosos cuentos que circulan por medios alternativos y al que ahora una editorial jujeña le publicará una compilación de varios de sus relatos.

Cuarto Poder se comunicó con Maigua, quien dijo estar seguro de que la convocatoria sería buena, pero que celebra aún más que los trabajos presentados hayan superado las expectativas. “Me parece una muy buena señal. Indica que hay producción, hay ganas de participar y también que se quiere compartir los trabajos o ponerlos a consideración (que es algo muy sano). Por otro lado, que haya muchos participantes quizás refleja una necesidad, la de que haya nuevos y más espacios de publicación y difusión”.

En relación a un potencial nueva generación de escritores, Maigua optó por la respuesta medida que, sin embargo, no ocultaban claras sugerencias: “Las generaciones siempre van a ir sucediéndose, inevitablemente, cada una con su rastro. Por lo que conozco y sin intención de generalizar, he visto en varios escritores jóvenes un interés por correrse de la ‘tradición’ y del paisaje local. Me parece interesante aunque no creo que sea una cuestión crucial. Lo importante es que cada escritura encuentre su norte”.

Digresión iracunda

El concurso, sin embargo, no fue del agrado de algunos. El escritor José Agüero Molina usó su cuenta de facebook, un portal web y un diario chiquito para atacar la iniciativa. Apeló para ello a razones que merecerían una honesta y honda discusión, pero que perdieron fuerza por la propia trayectoria del narrador. Y es que al publicar que los $1.000 ofrecidos de premio eran un insulto a los autores y que con ello se pretendía “esconder que Salta es la provincia que menos paga a sus creadores de cultura”; olvidó decir que en todos los concursos que ganó con Juan Carlos Romero y Juan Manuel Urtubey nunca recibió un centavo, sino tan sólo la publicación de sus escritos. Con respecto a la evidente deuda del Estado salteño para con sus artistas, Agüero Molina prefirió olvidarse de ello cuando recibió de Urtubey la pensión al Mérito Artístico: $1.100 mensuales al que acceden poco más de 100 artistas salteños y que al momento de recibirlos declaró que “es un mito eso de creer que en Salta el gobierno no te brinda apoyo cultural, yo siempre lo recibí y nunca me sentí un extranjero en la Casa de la Cultura”.

Sin embargo, lo peor vino cuando injurió a los potenciales participantes del concurso de cuentos “Miguel Ragone” a la que calificó de “una convocatoria para mediocres” que lo llevó a decir que “ni yo, ni mis alumnos, ni los escritores que conozco vamos a participar, pues es una vergüenza”. Nadie entendió muy bien el porqué de la iracunda conducta. Si la misma obedecía a algún encono político con el organizador del certamen o una reacción propia de quienes pretenden defender un territorio, en este caso literario, al que consideran propio que garantiza a algunos la monopolización de las bibliotecas provinciales, publicaciones estatales o concursos literarios. Lo lamentable, en todo caso, es que los alumnos del escritor -según las fotos de la cuenta de facebook del mismo Agüero Molina llega a las 14 personas- se habrían quedado sin la posibilidad de participar en un concurso porque el maestro consideró que no estaba a la altura de los escritores en serio.

Lo que sigue

Volviendo al Concurso de cuentos Miguel Ragone, el miércoles pasado se realizó la apertura de los sobres con la presencia del presidente de la Cámara de Diputados, un miembro del Jurado (Daniel Medina), la escribana de gobierno, algunos diputados y parte de la prensa. Cumplido el trámite, las obras se distribuyeron entre los miembros del Jurado que el viernes 4 de julio deberá dar su veredicto. En agosto, finalmente, se realizara la entrega de premios que coincidirá con la presentación del libro de cuentos. En ese sentido, Santiago Godoy anunció que extendería de 10 a 15 los autores premiados como una forma de seguir incentivando la producción artística y que la Cámara apostará firmemente en ese propósito: “Mientras esté al frente de esta Cámara, voy a abogar para que mis pares me acompañen para consolidar esta iniciativa. Para que se reitere año tras año y podamos ir incrementando la producción y la calidad de las producciones, los montos para premiar a los artistas y así ir aportando nuestro granito de arena para que los escritores jóvenes y no tan jóvenes puedan seguir creando mundos que nos permitan a nosotros, los lectores, a encontrar nuevas formas de relacionarnos entre nosotros”.

 Concurso de cuentos Nueva narrativa