¿Qué ante la proliferación de discursos en diferentes formatos que no apuntan a reflejar ni la verdad ni la falsedad? ¿Qué con el “palabrerío” y la “charlatanería”? (Por Andrea Sztychmasjter)

Los profesores de filosofía Augusto Del Corro y Santiago Garmendia realizaron trabajos sobre este eje temático en el marco de unas jornadas: “¿Es la verdad algo que nos preocupa especialmente o acaso motivo de charlatanería? título del trabajo de Del Corro, mientras que el de Garmendia se titula: “Sobre la bosta discursiva”.

“Nosotros trabajamos con el profesor Garmendia en la asignatura Filosofía del lenguaje siguiendo a un autor norteamericano llamado Frankfurt. Él distingue esta vieja dicotomía entre verdad y mentira o verdad y falsedad; se dio cuenta que las sociedades actuales están atravesadas por un fenómeno que escapa a esa separación entre lo verdadero y falso y a través de  eso propone una palabra que en inglés es ‘bullshit’, de ahí la posible diferencia en las traducciones como basura, bosta, chamuyo, incluso el profesor Garmendia en la mesa lo puso en lenguaje más norteño como ‘hablar cagadas’, que es una actitud proposicional distinta a la de la mentira. Nosotros entendemos que el/la mentiroso/a conoce la verdad pero la oculta, la tergiversa en función a que el que lo escucha crea otra cosa, engaña acerca de los hechos de la realidad. Ahora el fenómeno por el que estamos atravesados es que hay mucho palabrerío, charlatanería, son estos enunciados que andan circulando por las redes sociales por ejemplo, que no tienen que ver con decir la verdad o tratar de mentir porque tampoco están tratando de tergiversar la realidad, simplemente son acciones discursivas que buscan emocionar, divertir, agradar, consolar pero no desde un contenido verdadero o falso sino que simplemente es ‘puro humo’”, explicó el profesor Augusto Del Corro.

La nuestra es la época de la bosta porque no hay un engaño sistemático que se pueda resquebrajar con la verdad, dice Frankfurt. El profesor Garmendia refirió así a lo propuesto por el autor mencionado en un trabajo realizado para La Gaceta de Tucumán: “El ensayo de Frankfurt es breve y conciso; fue escrito hace décadas (data de 1986) y circuló clandestinamente en los 80, cual panfleto sedicioso. Una paradoja encantadora, porque nos remite a la frase atribuida a George Orwell ‘en una época en el que el engaño es sistemático, decir la verdad es un acto revolucionario’. Comencemos entonces por esta idea –orwelliana al fin y al cabo-. Frankfurt nos dibuja una época mucho más violenta y confusa que las utopías siniestras de Orwell, Aldous Huxley o Phillip K. Dick. La nuestra es la época de la bosta (Bullshit), porque no hay un engaño sistemático que se pueda resquebrajar con la verdad; la verdad extraña a la mentira, porque lo que circula en nuestra cultura es una sopa de lugares comunes que se repiten. No nos es difícil evocar personajes (o a nosotros mismos) combinando en cualquier orden las palabras seguridad, patria, derechos humanos, empanadas, mercado, Sampaoli y educación…”

¿Qué lugar tiene la filosofía en todo esto? Según Del Corro es la que nos tiene que permitir distinguir entre la verdad, la mentira y lo que es “una bosta, pura charlatanería, puro chamuyo, que inclusive puede coincidir con la verdad”. “El charlatán busca eso, el impacto en el auditorio o el impacto de las redes sociales”, refiere el profesor.

Postverdad

A decir del profesor esto estaría relacionado con el fenómeno de la postverdad, estos discursos hegemónicos que se repiten masiva y compulsivamente. “Entiendo que hay medios que se encargan de reflejar algunos hechos que son comprobables pero construyendo un relato de ficción”. El profesor explica esto a través de la situación que está ocurriendo en Bolivia y la construcción mediática que se da de acuerdo a cada medio.

Engaño

“Nosotros tenemos una actitud frente a la verdad, si encontramos que un amigo nos miente nos sentimos profundamente defraudados, nuestra actitud en los hechos concretos cambia muchísimo por más que el engaño haya sido menor, en cambio hay momentos en los que si estamos de tertulia con nuestros amigos somos tolerantes a la charlatanería, sabemos que nuestro amigo nos puede estar diciendo cualquier cosa pero en ese momento no corre ese rigor. Entonces el problema de la charlatanería, de la post verdad y de la fake news están en un límite que es un poco difuso porque podemos pensar por ejemplo que en las redes sociales se opina con la misma liviandad que con alguien con el que se está tomando una cerveza o hay una responsabilidad política, porque si hay responsabilidad política tampoco es tanto charlatanería, sino un acto mentiroso deliberado para engañar”, señaló Del Corro.

Basura y reciclaje

El profesor describió que  “Verdad y basura” refiere a que nos encontramos invadidos por la basura, convivimos con ella, es parte de nuestro paisaje cotidiano. “Ya no hay ningún paisaje natural que no esté atravesado por la basura, la basura atraviesa todos los escenarios, tiene que ser un escenario artificial para que no haya basura. Y el fenómeno de la bosta discursiva es parecido porque está en todos lados y la revolución teletecnológica hace que abunde y también estamos contaminados de enunciados que no sabemos dónde ubicarlos, ¿son verdaderos o falsos o pura basura?. La idea de reciclaje es como una salida pero en los hechos ante el desbordamiento de basura nos vemos obligados a reciclar, no podemos pensar en donde  tiramos la basura porque ya hay basura donde la tiramos. En ese sentido también hay enunciados que no sabemos dónde ponerlos por ejemplo un meme, que puede que no tenga ni verdad ni mentira, pero están ahí dando vueltas, como una lata que tardará miles de años en desintegrarse”.

¿Qué ante la proliferación de discursos en diferentes formatos que no apuntan a reflejar ni la verdad ni la falsedad, ¿Qué con el “palabrerío” y la “charlatanería”? Ante tanta contaminación discursiva, el profesor apunta a reivindicar la Filosofía como faro para identificarlos : “La filosofía tiene razón de ser ahí, en un trabajo que es agotador e insoportable no se trata de una cuestión gustosa, se trata de una cuestión de subsistencia de distinguir lo que es verdad y lo que es basura. Llevándolo al plano alimentario, se trata de saber qué comemos y que no porque es basura”.