Antes del inicio de las paritarias y en un clima que advierten hostil por parte del empresariado y de los gobiernos provincial y nacional, los trabajadores de los ingenios del norte buscan conformar una Federación Azucarera. (Gonzalo Teruel)

Dirigentes gremiales de los ingenios de Salta y Jujuy se reunirán el próximo martes en la localidad de Libertador General San Martín para intentar avanzar en la conformación de una Federación Regional Azucarera que les permita negociar con mayor fortaleza las condiciones laborales y salariales en los próximos meses.

Las negociaciones paritarias que deben comenzar el próximo mes de abril se anticipan difíciles por el complejo contexto económico nacional y porque, además, según denuncian los dirigentes sindicales, se realizarán en medio de un proceso de persecución por parte del empresariado en connivencia con funcionarios políticos y judiciales.

El secretario del Sindicato de Obreros y Empleados del Ingenio San Isidro, Mariano Cuenca, recordó que en octubre del año último los azucareros marcharon en Buenos Aires “reclamando a los gobiernos nacional y provinciales de Jujuy y de Salta por la criminalización de la protesta”. “Hoy los dirigentes del azúcar están siendo perseguidos, denunciados, imputados en un montón de causas inventadas por la patronal” acusó y confirmó que por eso “estamos trabajando fuertemente en la formación de una Federación Azucarera que nucleará a los trabajadores de los ingenios del norte argentino”.

Un reporte elaborado el año último por la Central de Trabajadores Argentinos anticipó la intención de reunión de los azucareros de las 5 compañías azucareras: las salteñas San Isidro en Campo Santo (General Güemes) y San Martín del Tabacal en Hipólito Yrigoyen (Orán) y las jujeñas La Esperanza, Río Grande La Mendieta y Ledesma.

Explicó que “a lo largo de los últimos años los trabajadores azucareros de Jujuy y Salta han experimentado importantes transformaciones en cuanto a su organización y acción sindical” y subrayó que “la consecuencia más visible de este proceso ha sido una recuperación significativa del salario y una mejora de las condiciones laborales, en gran medida como producto de la lucha de los trabajadores y las organizaciones sindicales”.

De cualquier manera, según reportó la CTA en su crítico documento, las condiciones de trabajo distan todavía de ser las ideales en la principal actividad productiva de los centros urbanos del norte del país. “Podemos observar aquí las denuncias por las pésimas condiciones laborales que afectan a muchos trabajadores del sector. En el campo, debido a la inexistencia o insuficiencia de los elementos de protección, a la exposición a productos químicos, a déficits en las condiciones de habitación (baños comunes o con letrinas, viviendas con riesgo de demolición, presencia de roedores y de distintas enfermedades transmitidas por agentes como mosquitos, etcétera); en la fábrica, debido a la exposición a agentes causantes de enfermedades laborales como la bagazosis, a la falta de cumplimiento de las normas laborales en materia de prevención de accidentes, a la creciente intensidad en la explotación del trabajo y a la obligación de muchos trabajadores de asumir múltiples tareas y funciones, etcétera” resumió el informe y advirtió que ante el reclamo de las organizaciones gremiales “la respuesta patronal ha tenido diversas modalidades, pero en los últimos años se ha radicalizado y en muchos casos se han impulsado verdaderas políticas antisindicales que han forzado a los trabajadores a desarrollar conflictos de alta intensidad”.

Son justamente esas “políticas antisindicales” las que los representantes del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar San Isidro (SOEASI), el Sindicato de Trabajadores del Azúcar del Ingenio San Martín del Tabacal (STAISMT), el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma (SOEAIL), el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio La Esperanza (SOEAILE), el Sindicato de Obreros del Azúcar del Ingenio Río Grande (SOAIRG) y el Centro de Empleados del Azúcar del Ingenio Río Grande (CEAIRG) quieren enfrentar desde una Federación Azucarera.

“Las patronales han recurrido recientemente al auxilio de las fuerzas de seguridad, quienes han actuado como brazos de las estrategias de respuesta de los empleadores a las demandas sindicales. La represión física de las manifestaciones de los trabajadores ha alcanzado, en los últimos años, a los trabajadores de los ingenios San Isidro, Ledesma y San Martín del Tabacal” advirtió en diciembre el documento de la CTA y confirmó que “a ello debe sumarse la apertura de causas penales que habitualmente se dirigen contra los dirigentes de las organizaciones sindicales que llevan adelante los reclamos laborales”.

Más aún, según reveló entonces y en exclusiva Cuarto Poder, el informe denunció que “represión violenta de las manifestaciones, inicio de causas penales, imposición de multas, ausencia de intervención del Estado en materia de inspección laboral” fueron las formas visibles de la articulación entre los organismos estatales y los empresarios en respuesta a los reclamos de los trabajadores y las organizaciones sindicales. Y también mencionó otras medidas “más sutiles” como el desarrollo de acciones tendientes a infundir temor entre los trabajadores, la utilización de los medios masivos de comunicación para difundir mensajes contrarios a las organizaciones sindicales o la negativa persistente a aceptar a la organización sindical como interlocutor del conjunto de los trabajadores.

Los dirigentes azucareros, acostumbrados en los últimos años a conseguir después de intensos conflictos muy buenos acuerdos salariales, anticipan hostiles negociaciones paritarias. Y para eso se preparan. Saben que, pese al complejo contexto económico, pueden exigir importantes mejoras a las empresas porque el negocio vive “una primavera”.

Hace pocas semanas el Ministerio de Agroindustria de la Nación anunció que los envíos de azúcar al extranjero aumentaron más del 200%. “Según registros oficiales, en 2015 se exportaron 182 mil toneladas y en 2016 se vendieron al extranjero más de 565 mil toneladas por un monto superior a los 235 millones de dólares” informaron desde la cartera agroindustrial y precisaron que las exportaciones del dulce producto crecieron 211% en volumen y 230% en valor durante el año último.

En efecto, el secretario de Agregado de Valor, Néstor Roulet, reconoció el muy buen año de la industria azucarera y explicó que “nos habíamos propuesto exportar 467 mil toneladas para que no haya excedentes y terminamos colocando 100 mil toneladas más que eso”.

Además, para aliviar la situación en el mercado local, Roulet incrementó un 2% la colocación de etanol (otro producto elaborado por los ingenios) en las naftas y llevó el corte obligatorio del 10% a 12% lo que significó el uso de 200 mil toneladas de caña de azúcar para la elaboración de ese biocombustible.

“La situación es preocupante” indicó Cuenca, referente de los empleados de San Isidro, y denunció que “Tabacal está pidiendo a la justicia el levantamiento de la tutela gremial para despedir a los dirigentes”. En efecto, los gremialistas Martín Federico Olivera, Simón Alberto Tolaba, Claudio Matías Colque y Adolfo Bernardino Molina ya fueron denunciados por la empresa ante el Ministerio de Trabajo y los medios de difusión.

“Nos vamos a organizar para defender la lucha sindical y, por supuesto, los puestos de trabajo de los compañeros” añadió el dirigente y confirmó la asamblea del próximo martes.