El jefe de la policía salteña fue a Orán y se mandó unas declaraciones que rozan el absurdo. Por ejemplo, intentó resguardar la seguridad de los patailana justificando el uso de cámaras diferentes a las propuestas tiempo atrás.
A fines del año pasado cerca de 10.000 oranenses marcharon por las calles exigiendo seguridad, no es un dato menor en esta ciudad que tiene altos índices delincuenciales y el accionar de las fuerzas el orden parece ser siempre insuficiente.
Esto fue precisamente lo que reclamaron los vecinos ante el jefe de la policía de la provincia, quien, no sabiendo cómo zafar de tal situación, encontró la mejor salida echándole la culpa a su subordinado, el Comisario Córdoba.
Respecto al tema de las cámaras de seguridad, se anunció que el número sería menor de lo prometido, en lugar de ochenta serán cuarenta y de características también diferentes a las prometidas, porque las que se instalarán en Orán no cuentan con el software de reconocimiento de rostro. Lami dijo que no pueden instalar esas cámaras “porque violaría el derecho a la intimidad por ejemplo de hombres que quieren pasar un momento en la plaza con una amante, que luego podrían ser víctimas de chantaje por esas imágenes”.
Además las cámaras que fueran prometidas para abril se instalarán en una temporalidad bien salteña, un par de meses después. En julio, con suerte.
Revista Norte cierra así el bochornoso viaje de Marcelo Lami a tierras norteñas: “Hoy el blanco de risas e indignación fue el comisario Lami, quien no dudó en responsabilizar de los males sociales a “la familia”, y recurrió nuevamente a un ejemplo autodemoledor “Yo crié a mis seis hijos con mano dura y son buenas personas” dijo, sin lograr conmover ya a nadie, en una noche para su olvido”.