Un empleado de la municipalidad de Vaqueros fue despedido por vinculaciones políticas con la oposición. Esto quiere decir: la hermana está como candidata en una lista que no es la del agrado del intendente oficialista Daniel Moreno.
“Cuando trabajás con el mismo equipo está todo bien, pero cuando trabajás en un equipo distinto no está todo bien”, fueron las palabras exactas del intendente de Vaqueros para justificar el despido de José Ramos, quien hasta hace una semana formara parte de las filas de la municipalidad en el área de acción social.
La conversación entera fue grabada, en secreto, por Ramos, quien manifestó que la alusión a los equipos refiere a su hermana que ahora acompaña en la lista a un candidato de la oposición (tercer término como precandidata a concejal SST) lo cual, al parecer, no forma parte de las instructivas que reciben los intendentes: el que amague con pasarse a las filas opositoras será expulsado. Es así, esa es la otra cara de las relaciones consanguíneas en la política.
Pero el intendente tampoco se portó tan mal, eso hay que reconocerlo, porque le ofreció un “laburito” de ñoqui a Ramos, el cual (recordemos que sabía que la conversación estaba siendo grabada) lo rechazó. Y ante la insistencia del intendente y frases como “yo le estoy consiguiendo laburo. Mientras tanto le voy a seguir pagando pero necesito que no venga”, el joven optó por la negativa. Entonces Moreno le trató de explicar cómo viene la mano, y recordó su pasado amarillo: “Yo trabajaba para Olmedo pero me pasé. Si no me pasaba, Urtubey me echaba y no me pasaba plata para los sueldos”. Una frase aclaratoria, como para que el chango se ponga vivo, porque así parece ser la cuestión, llegar al poder no importa con quién ni cómo y mantenerse ahí a toda costa, aun si esto implica virar para otro lado, o no.