En Colonia Santa Rosa el intendente “U” Dardo Quiroga busca la re-re-re-re-elección repartiendo ladrillos, mientras Alfredo Olmedo regala gorras y cupones que inscriben a los receptores a un plan habitacional que según el romerismo construiría 25.000 viviendas cuando lleguen a la gobernación. (R.M)

La Plaza San Martín del municipio de la Colonia Santa Rosa -un municipio del departamento de Orán que cuenta con un padrón electoral de 12.273 votantes- conoció el miércoles pasado el típico proselitismo olmediano: repartijas de gorras, remeras, algún que otro billete y hasta cupones que el candidato a vicegobernador de Juan Carlos Romero (ausente en ese acto de Colonia Santa Rosa) aseguró inscriben a un Plan de Viviendas provincial que la fórmula convirtió en eslogan de campaña. Según los candidatos, ese plan construirá 25.000 viviendas en toda la provincia.

Una mecánica de naturaleza similar es la que está utilizando el intendente “U” Dardo Quiroga que además de buscar la re-re-re-re-elección a intendente (ocupa ese puesto desde el año 1999), pone todos los “ladrillos” en el asador para que su veinteañero hijo de nombre Facundo ingrese al Concejo Deliberante. Las comillas son aquí pertinentes en tanto, denuncian otros precandidatos a intendentes y concejales, la repartija de ladrillos se ha convertido en técnica proselitista entre los sectores que habitan precarias construcciones y que en Colonia Santa Rosa son miles.

Ese municipio es uno de los que posee mayores índices de pobreza en la provincia y en donde el problema de la vivienda es gravísimo. En el barrio Palmeras, por ejemplo, miles de precarias viviendas suelen estar habitadas por más de una familia nuclear. En los últimos meses, además, surgieron tres asentamientos: Saucelito es el más chico y su característica central es la de reunir a la comunidad aborigen aba guaraní; Sagrado Corazón es el más grande con más de 500 construcciones en dónde las casillas de madera sobre piso de tierra son absolutamente mayoría. El último de los asentamientos surgidos es Gauchito Gil, un predio en donde más de 150 familias jóvenes parcelaron el terreno y en cada parcela levantaron carpas o resguardos de ramas y plásticos que usan para protegerse de las inclemencias del tiempo.

Cuarto Poder conversó con las jóvenes familias que aspiran a construir su vivienda en Gauchito Gil. Para llegar al árbol a cuya sombra dialogan los ocupantes hay que usar una estrecha huella que hace de camino y que abruptamente se corta por una barricada formada con palos y un viejo y destruido automóvil. El objetivo de ese cerco es resguardar a los ocupantes de las amenazas latentes de desalojo.

Una de las referentes del lugar es Yamila Veleizán que hasta hace una semana era candidata a concejal de una lista curiosa: promovía la precandidatura a intendente de un joven profesor de Historia, Martín Rangeón, que apoya al frente electoral Urtubey – Isa pero es adversario acérrimo del intendente “U” Dardo Quiroga. Veleizán atribuye su frustrada precandidatura a las típicas maniobras de cúpulas y a la fobia que éstas tienen por los pobres como ella. Asegura que Rangeón nada tiene que ver con lo ocurrido y luego muestra otro elemento que desconcierta al extraño pero que allí tiene la mayor de las lógicas. “Yo no quiero ni a Romero ni a Olmedo ni a Urtubey. Ninguno hizo nada por nosotros por eso vivimos como estás viendo. Acá lo queremos a Miguel Isa porque él es de acá y si llega él, sí va a ayudarnos”, en referencia a la procedencia del actual intendente capitalino que nació y creció en esa localidad donde su padre llegó a ser intendente.

Hablamos con Martín Rangeón, quien confirma lo que Veleizán ya había declarado: ser un candidato a intendente que responde a Miguel Isa y cuyo objetivo no es otro que lograr que “Miguel arrase en su ciudad”. Cuando habla del isismo en Colonia Santa Rosa habla de las listas a intendentes y concejales apadrinados por Isa en esa ciudad: la de él y otras dos listas que tienen poca o nula relación con las otras tres listas, muy particularmente con la de Dardo Quiroga a la que asocian directamente con el Grand Bourg.

Consultado Rangeón sobre cómo se hace para competir con fórmulas que, en una ciudad con enorme déficit habitacional, reparten ladrillos o cupones para supuestos sorteos de casas; el joven profesor de historia asegura “que siempre ha sido igual, pero en esas condiciones yo logré acceder al Concejo Deliberante así que no me amedranta eso. Lo triste es lo otro. Que los que más recursos tienen no tengan escrúpulos en usar las necesidades de la gente para tratar de comprar voluntades aunque nunca se propongan resolver en serio los problemas estructurales que posee Colonia Sata Rosa”.

Foto: Asentamiento Gauchito Gil Colonia Santa Rosa