Aunque el Gobierno Nacional anunció la habilitación de la vuelta a clases presenciales en las universidades, aseguran que no se construyeron más aulas, ni baños, ni comedores. Apuntan contra las “camarillas docentes”.
Bajo el título “Por qué debemos rechazar la vuelta a la presencialidad, Catalina López de la UJS el recorte en el presupuesto 2021 representa una agudización del correcto dictado de clases
“¿Cómo se garantizará el distanciamiento entonces, sin la división de comisiones y la construcción de nuevas aulas, cuando en muchas carreras cursamos hacinados? No se construyeron más baños, nuevos espacios de biblioteca y lectura, o compraron más libros o contrataron más personal para evitar las largas colas. Lo mismo se puede decir del comedor universitario, o los laboratorios.
Es indiscutible, que esta vuelta a la presencialida bajo las mismas condiciones de precariedad y ahora agravadas será una bomba de tiempo de contagios, precipitando la ya cantada “segunda ola de contagios” en vez de evitarla. Todo esto justo cuando Europa sufre un rebrote aún más virulento. Las 25 millones de dosis de vacunas que aplicaría el gobierno nacional, con suerte estarían para enero/febrero, pero por la guerra comercial desatada, algunos analistas plantean que recién podría ser aplicable masivamente en junio/julio. Encima aún está en discusión su nivel de inmunidad”, sostuvo.
Camarillas docentes
Durante estos meses docentes de la Universidad Nacional de Salta realizaron diversos paros virtuales en pedido de una actualización de sueldos docentes, asimismo señalaron que se estaban haciendo cargo de todos los costos que implica dar clases en la virtualidad. Ante esta situación una posible solución sería que solo los docentes vuelvan a las instituciones educativas y desde allí realicen sus clases.
Desde la UJS señalaron “El gobierno nacional y las camarillas profesorales, pretenden una vuelta a clases presenciales como lo hicieron con las clases virtuales: sin poner un peso y provocando una enorme deserción. Solo en humanidades confirmaron la inscripción un 10% de estudiantes, sin contar lo que si las confirmaron, pero luego no pudieron continuar. De los 300 inscriptos para finalizar la carrera solo llegaron a presentarse 50, todo esto reconocido por las propias autoridades en el concejo directivo. Pero la situación en toda la UNSa en otras facultades con carreras masivas como económicas o salud, el fracaso de la virtualidad y la deserción es aún peor. Por el lado docente, un 46% no tiene condiciones para el dictado óptimo de clases y el 61% tuvo que invertir de su propio bolsillo para poder garantizarlas (Página12/2020) a nivel nacional. En Salta el promedio debe ser más alto aún. Bajo este cuadro, además de arriesgar la salud y la vida de los estudiantes, docentes y PAU con esta vuelta a las aulas, se refuerza un proceso expulsivo y una tendencia privatista”.