El planteamiento, de carácter estratégico, apunta a superar la fragmentación existente entre el sistema público, privado y de obras sociales; y la fragmentación por región, ya que la inmensa mayoría del sistema público se encuentra en manos de los Estados provinciales, que cuentan con recursos muy desiguales.

El programa del Partido Obrero y del Frente de Izquierda incorporó desde hace tiempo como uno de sus puntos fundamentales la creación de un sistema de salud unificado que centralice la totalidad de los recursos sanitarios del país.

Desde la izquierda explicaron cómo es su programa para la centralidad del sistema de salud frente a la pandemia: “Para profundizar esta fragmentación debe destacarse que la industria farmacéutica, que consume una parte considerable del presupuesto público de salud, está casi en su totalidad en manos privadas. Contradictoriamente, mientras la mayor parte de la elaboración de medicamentos es privada, la demanda fundamental viene del Estado. Esto produjo una asociación corrupta, en la que los laboratorios se convirtieron en los principales financistas de los partidos y políticos burgueses.

En el propio sistema público, la desigualdad presupuestaria es pavorosa. Por poner un ejemplo, con 3 millones de habitantes y un porcentaje mucho mayor de trabajadores registrados, la Ciudad de Buenos Aires tiene un presupuesto de salud de aproximadamente 80.000 millones de pesos, mientras que el Chaco tiene aproximadamente 10.000 millones para atender a una población de 1.1 millón. La diferencia por habitante es aproximadamente de 250 por ciento por habitante en favor de la Ciudad.”.

Los puntos de su programa:

  1. Centralización de todo el sistema de salud argentino, público, de universidades nacionales, de obras sociales y privado, mediante un comité especial de emergencia compuesto por autoridades del Ministerio de Salud, infectólogos, sanitaristas y representantes de los trabajadores de cada uno de los sectores mencionados, con el objeto de articular nacionalmente la política de combate a la pandemia, involucrando al Estado nacional y los Estados provinciales y municipales. Nacionalización del financiamiento del sistema de salud.
  2. Deben formar parte de esta centralización los laboratorios públicos y privados. La fabricación de insumos para afrontar la pandemia debe hacerse de modo centralizado sin límites establecidos por la ley de patentes. La producción estatal de medicamentos debe ayudar a bajar los costos en la materia que alimentan las ganancias extraordinarias de los laboratorios.
  3. Las estructuras sanitarias de las universidades y fuerzas de seguridad pasan a integrar este plan centralizado. Lo mismo con los centros de investigación en materia sanitaria, sean privados, estatales o dependientes de universidades nacionales.
  4. Nombramiento de representantes del Estado en todas las instituciones privadas para garantizar el funcionamiento de la centralización del sistema. Apertura de los libros para determinar el costo que el Estado pagará a las empresas por el uso de sus instalaciones y personal.
  5. Convocatoria extraordinaria a estudiantes de enfermería y médicos de los últimos años de cursada, capacitación extraordinaria de emergencia en atención del Covid–19 a médicos de todas las especialidades.
  6. Jornada laboral de 6 horas para los trabajadores de la salud, dado que se trata de un trabajo de riesgo. Derecho a las licencias. Igualación salarial tomando como base los salarios más altos para en todas las profesiones y para los trabajadores administrativos.
  7. Formación de comités de seguridad e higiene en todos los hospitales públicos y privados integrados por trabajadores electos en asamblea. Entrega inmediata de EPP (Equipos de Protección Personal) para todo el personal.
  8. Aumento inmediato del presupuesto de salud sobre la base del no pago de la deuda y la eliminación de los negociados a costa de la privatización de la salud.