El ex presidente empezó diciendo que «para poder gobernar sin límites, violentan la Ley Fundamental de la Nación, que es la encargada de garantizar la protección de nuestros derechos básicos y libertades individuales frente a cualquier intento de abuso de poder».
Tras lo que agregó que con la cuarentena se busca ejercer un «control social» y «evitar que los ciudadanos manifiesten su disconformidad con las medidas que se toman». Esperando causar estupor y juntar voluntades que hagan porras por él. Pero la realidad fue otra.
La carta de Macri resonó como un relato, ajeno a los números y a la realidad, carente de autocrítica, como si no hubiese sido el que gobernó hace 9 meses. Los que saben, vieron claramente la pluma de los cerebros que asesoraban a Marquitos. Los que averiguaron, se enteraron que la redactó el ex titular de Medios, Hernán Lombardi. El Círculo Rojo observó un retorno a la retórica que lo llevó a Macri a la derrota: sobreactuación y ocultamiento de errores. Los núcleos de poder vieron en la nota publicada el domingo un relato que se condice con sus últimos dos años de gestión y la fuerte derrota en la que terminó su gobierno.
“No es su momento y empaña al resto”, se escuchó decir desde la Unión Industrial (UIA), los que lo bancaron, incluso cuando la mayor parte del sector le había soltado la mano.
Fuentes del poder económico recordaron que el ex presidente tiene en su haber algunos antecedentes de negación a sus errores y de rechazo a las lecturas de las urnas.
Un viejo hombre de Techint, se sonrió al leer el parrafo en que Macri apeló a la construcción de una república con institucionalidad.
Meses antes de las PASO, Tecpetrol, la petrolera del holding de Paolo Rocca quedó en una guerra legal con el ex ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. La firma había sido casi el único brote verde de la era M con 2000 millones de dólares de inversión en Vaca Muerta, a cambio de mayores subsidios para gas no convencional. Pero de un día a otro le bajaron el beneficio y entraron en conflicto. Fue bueno mientras duró.
En el agro identica situación, en este caso por el cambio de reglas de la economía de manera constante.
La promesa fallida de bajar retenciones, mientras Luis Miguel Etchevehere, las aumentaba.
La parte de la institucionalidad fue lo más rechazado de la carta.
Algunos banqueros recordaron la inclusión de jueces por decreto y hasta las aventuras que solía contar el ex presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenneger, cada vez que caminaba desde la calle Reconquista hasta la Rosada, para hablar con el presidente y pautar las condiciones de la política cambiaria e inflacionaria. La intervención del BCRA fue clave en la crisis económica.
Hasta la aparición de esta carta de Macri, el establishment tallaba la sepultura política del ex presidente pensando en una renovación con impulsores claros. Los empresarios más jóvenes nucleados en el chat Nuestra Voz, que fundó el jefe de Mercado Libre, Marcos Galperín; y algunos históricos como el propio jefe de Clarín, Héctor Magnetto.
Los sectores que quedaron atados ideológicamente a Cambiemos no se explican hoy por qué Macri dinamitó lo que el alcalde Horacio Rodríguez Larreta trató de edificar.
En el PRO lo explican como algo incomprensible, «el mismo discurso que nos hizo ganar en 2015 y que nos hizo perder en 2019. No suma nada, no tiene autocrítica e interpela sólo a los convencidos”.
Los que ya no creen en él avisaron que “tengamos cuidado con la caja de resonancia de lo que dice Macri y su lectura social».
A mediados del 2019, se le garantizó a la Asociación Empresaria Argentina (AEA) la victoria de María Eugenia Vidal, aún perdiendo Macri, el PRO se sostendría en el distrito más importante del país. Contaron con la elevada imagen de la entonces gobernadora, pero no con su desvastadora gestión. Esa fue la ultima ficha que se jugaron con Cambiemos. Es por eso que el empresariado cree que la de Macri es una experiencia fallida que no debe repetirse, aún cuando cuestionen la gestión de Alberto Fernández. «No hubo ganancias, ni seguridad jurídica», es la conclusión.

Jaime Durán Barba, también opinó que no estaba de acuerdo con un fragmento de la carta, con fuertes críticas al gobierno de Alberto Fernández por el «ataque sistemático» contra la Constitución nacional y las instituciones. «Hay que dar una discusión profunda y responsable sobre cuáles son los principios que deben regir nuestro orden social: es la República o la republiqueta; es democracia o demagogia; es elecciones libres o no habrá transparencia en los resultados; es seguridad o vivir con miedo», planteó el fundador de Pro.
Durán Barba al respecto sostuvo que «Nada es totalmente verdadero o falso. Hay que tener mucha más serenidad y ver los grises. Más que los grises, los colores».
Respecto a la relación interna dentro de Juntos por el Cambio, Duran barva relativizó las diferencias entre los dos sectores mas duros: Macri y Bullrich por un lado y los dialoguistas, liderados por el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por el otro.»Siempre hubo discrepancias en ese espacio, no me parece raro que haya diferencias. Si es que Mauricio quiere ser candidato, tendrán internas. Ahí no hay dictaduras en que alguien piense por todos e imponga su pensamiento».
Respecto a las diferencias personales entre Macri y Larreta, dijo «Horacio siempre ha sido una persona de hacer cosas, lograr metas, poco interesada en discusiones más abstractas. Mauricio ha tenido posiciones más de tipo político», por no decir que no tiene logros en su haber político y que durante su gestión no hizo nada.
Asesorado por el enemigo, como es habitual, construye hechos político-mediáticos que lejos de ayudarlo, le explotan en la cara.
La mentada carta sólo lo sacó de la carrera política en la que todavía cree que compite. Rodríguez Larreta, agradecido…