Que sí, que no. La defensa de los cada vez más comprometidos hermanos Saavedra, se enreda en sus propios argumentos, dejando la duda de si podrán como en otras ocasiones, hace zafar a sus clientes en la causa por el asesinato de Jimena Salas.

El Caso Jimena Salas ha tomado ribetes importantes en los últimos días en base a las pruebas de ADN que dejan complicados a los tres detenidos de apellido Saavedra, de los cuales Javier, sería el más complicado.

Hasta el mismo día de la toma de muestras de ADN para ser cotejadas con los registros tomados en la escena del crimen conocidos como H1 y H2. Los abogados Marcelo Arancibia y su hijo Marcelo, pregonaron seguros de la inocencia de sus clientes que este estudio era fundamental para exculparlos del crimen.

Jimena Salas se defendió desesperadamente frente al ataque de al menos dos hombres el día en el que ingresaron a su vivienda con fines aún no establecidos. Muestras de ese acto desesperado, fueron los restos de ADN recolectados de sus uñas, y según se informó oficialmente, celosamente preservados.

Hasta antes de conocerse el resultado, los abogados afirmaron en cuanto micrófono se les puso a mano que las pruebas de ADN serían determinantes y, previendo que existieran otros indicios que colocaran a sus defendidos en la escena del crimen, insistieron en que si el cotejo genético daba negativo, no había una prueba mayor, y estos debieran quedar inmediatamente en libertad, desestimando cualquier otro trabajo de investigación realizado a la par por parte de los fiscales de la causa.

Los Arancibia ciertamente al momento de sus tajantes afirmaciones, no contaban con el resultado adverso: el cotejo genético dio positivo par uno de los hermanos Saavedra, compatible con la muestra H1. Segundo revés. El primero había sido el comportamiento temerario de Javier Saavedra, quien en su traslado desde Santa Victoria, había intentado provocar un siniestro vial con un camión que venía de frente en plena ruta. ¿Intentaba escapar? Esposado como se encontraba, no habría podido, claramente daba por perdido lo perdido, y buscaba el final. Para él, y los 4 ocupantes que lo acompañaban en ese momento en el traslado.

Una de las juezas intervinientes refirió que nunca tuvo que intervenir ante una situación como la descripta en sus años de ejercicio, los investigadores se comunicaron para ponerla al tanto de la situación totalmente espantados. La ofuscación y descontrol de Javier Saavedra en ese momento ¿podría compararse con la del asesino que atacó de 40 puñaladas a Jimena Salas aquel 27 de enero de 2017? La impulsividad, es un síntoma de la psicopatía.

Bipolaridad

Intempestivamente los abogados Arancibia, padre e hijo,  cambiaron sus argumentos esta semana. ¿Qué había ocurrido? El día viernes recibieron la confirmación de que al menos uno de los ADN había dado positivo a la muestra de compatibilidad. Y si seguimos la línea que venían planteando hasta el momento, y lo determinante de tales pruebas, uno de los Saavedra no solo estuvo en la escena del crimen, sino que sería uno de los dos atacantes de la mujer de Vaqueros.

Lo que podría ser una coartada, fue el argumento para su defensa: el joven con vocación, que decidió «misionar» en Santa Victoria y supo ganarse la confianza y admiración de la comunidad y la iglesia, que salió a defenderlo vehementemente. Dicen que el psicópata, puede simular empatía y amabilidad, tener un comportamiento encantador, que le permitirá  controlar y aprovecharse fácilmente de otras personas. Pero eso, será tarea para los perfiladores.

La pregunta sería: ¿Por qué habiendo tantos lugares Saavedra eligió para «hacer el bien», precisamente una zona en la que ante la mínima alerta podría atravesar rápidamente la frontera? ¿Por qué entre sus pertenencias llevaba un pasaporte -según lo comunicado oficialmente el día sábado- si no lo hubiese necesitado ni para estar en el lugar, ni para trasladarse a países vecinos, salvo que hubiese un plan de huída?

Frente a tanto interrogante y una certeza devastadora, los Arancibia debieron recalcular, y sin el mínimo rubor, ahora salieron a desmentirse a sí mismos. El ADN que en un principio era «determinante», pasó a ser no confiable. Y lo que su momento dijeron de que las otras pruebas que aportarían los fiscales no podían compararse con lo indivisible del ADN, ahora se revierte y son ellos los que sostienen que aportarán otras pruebas que darán por tierra el ADN.

Sin dudas, y archivo mediante sobre anteriores afirmaciones, un papelón. Marchen presos.