Durante la jornada del lunes en el juicio que se lleva adelante contra el sacerdote Agustín Rosa Torino, declaró la psicóloga de la Congregación y actual profesora de Psicodiagnóstico de la carrera de Psicología de la Universidad Católica de Salta, Eleonora Naranjo.

Durante la segunda semana de juicio que se lleva a cabo contra el sacerdote fundador de la Congregación Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, declaró la psicóloga de la “comunidad”, Eleonora Naranjo, quien presta sus servicios sin cobrar ninguna remuneración por sus arduas jornadas laborales, según indicó; las únicas contraprestaciones que recibe a cambio de su trabajo es que “rezan por ella” y describió que “es lo que considero mi aporte a la iglesia”.

Con un discurso cuidado, que demostró su amplia trayectoria como profesional de la psicología, Naranjo fue precisa en tratar de mantener una línea argumentativa en defensa de Rosa Torino. Evidenció no solo la relación de cercanía que mantiene con el cura sino también que sus opiniones y/o sugerencias son muy tenidas en cuenta en la Congregación creada por el sacerdote-. En el salón de grandes juicios, donde se lleva a cabo el proceso, solamente la jueza Norma Vera pudo al repreguntarle algunos puntos, perturbar su posición firme y concluyente. El rol que cumplió y que cumple la profesional dentro de la “comunidad” es de suma importancia para analizar las conexiones que la Institución mantenía con otras instituciones católicas, como la casa de altos estudios así como también los vínculos de poder con familias de renombre, quienes devotos católicos siguen sosteniendo que el cura Rosa Torino es un enviado de dios en la tierra y lo siguen considerando como un “guía espiritual”. Mientras que sus denunciantes y los varios testigos, ex integrantes de la comunidad, siguen refiriendo maltratos varios por parte del sacerdote y actitudes no acordes de quien dice ser un mediador divino.

En vos no confío

La profesional se refirió a algunos dichos que la ex monja Valeria Zarza había realizado mientras vivía en México, estas expresiones se asemejan a notas periodísticas que se realizaron en 2019 y que vinculan a Rosa Torino con lavado de activos y narcotráfico. Luego de las publicaciones aparecidas hace dos años la fiscala tuvo que “advertir” al fiscal penal federal sobre la posible comisión de los delitos de lavado de activos y narcotráfico por parte del religioso, cuestión que hasta el momento solo quedó en informes periodísticos y no se avanzó con investigaciones judiciales.

Durante su declaración de este lunes la psicóloga Naranjo refirió sobre Valeria: “Noté algún tipo de fabulación por ejemplo relataba que bajaban hombres en el fondo del convento (en México) que para ella eran narcotraficantes y decía que a ella no le hacían nada porque atendía a las esposas”, declaró.

Aunque la psicóloga lo nombró como algo imaginado por Valeria, no fue la única testigo que se refirió a manejos de dinero turbios. Fue el sacerdote Jotayan quien denunció que era obligado a transportar mucho dinero en bolsos en México y sobres sellados. Además de otros testigos que denunciaron desvío de fondos por parte de Rosa Torino e hicieron mención a que algunos donantes de la Congregación eran «narcotraficantes».

La investigación que vincula a Rosa Torino con el narcotráfico fue realizada por la periodista Miriam Lewin actualmente a cargo de la Defensoría del Público de Argentina.

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La doctora en psicológia Naranjo quien señaló sin que nadie le consultara sobre sus 42 años a cargo de la cátedra de Psicodiagnóstico en la carrera de Psicología en la Universidad Católica de Salta, se mostró muy cuidadosa al elegir las palabras y las frases sobre las que hizo énfasis en determinas oportunidades de su declaración. La testigo presentada por la defensa del cura Rosa Torino dijo que la ex monja denunciante Valeria Zarza fue su paciente durante tres años aproximadamente, aunque siguió brindándole “contención” mucho tiempo después a través de mails que le respondía a su correo.

La doctora y profesora manifestó que “no trabaja con diagnostico” y describió que la ex monja Valeria según su informe tenía “Sintomatologías derivadas de problemáticas psíquicas, nerviosismo, problemas para dormir. Gran labilidad emocional. Diagnóstico traumático del desarrollo, trastorno de apego en la infancia, apego desordenado, se llama”.

La profesional señaló que Valeria le confió que fue víctima de abusos durante su temprana edad, sin embargo retrató que no le informó abusos ni situaciones abusivas por parte del cura Rosa Torino. Declaró que invitó a la ex monja muchas veces a comer a su casa y además hizo hincapié en que detectó que Valeria tenía aspectos de fabulación y confabulación. La psicóloga refirió que “Valeria decía que antes de monja era prostituta y que había venido de Buenos Aires de teatro de revistas con Moria Casán”.

Consultada por la jueza Norma Vera sobre por qué la profesional había decido hacer énfasis en estos dichos referidos por la ex religiosa y no en otros, la profesora de la católica respondió que según su visión estos eran aspectos señalados como de superación.

Fue la fiscala Verónica Simensen de Bielke quien le recordó algunas contradicciones en sus declaraciones efectuadas anteriormente en sede de fiscalía. “Diametralmente opuesta la respuesta”, dijo al recordarle su contestación sobre cuál era el vínculo y la relación que Valeria Zarza mantenía con Rosa Torino. En un primer momento la psicóloga refirió que Valeria lo veía como un padre, mientras que en otro momento había declarado que existía un “Vinculo de confrontación, de buscar la desobediencia”. Rápidamente la profesional argumentó que confluían ambos vínculos porque denominó, Valeria tenía “ambivalencia afectiva. Tenía dos modalidades de vínculos con el padre Rosa, recordé esta”, señaló al referirse a por qué evadió decir las situaciones de confrontación con Rosa Torino que Valeria le había exteriorizado.

La profesional manifestó que realiza entrevistas a sus pacientes y que trabaja fenomenológicamente desde una perspectiva “humanista existencial”. Señaló que además trabaja con logoterapia, realismo y humanismo crítico, “en donde uno trabaja en la humanización de la persona”, describió.

La psicóloga señaló que fue Valeria quien la buscó para hablar y aseguró que “nunca le contó si sufrió abusos” dentro de la Congregación. Además manifestó que decidió derivar a la ex monja con su cuñado, médico clínico, quien terminó recetándole medicamentos solamente para sus problemas gástricos, aunque anteriormente Valeria había declarado que este médico de apellido Nuñez y familiar de la psicóloga le había recetado clonazepam y sertralina.

 

Una psicóloga que no ayudó a un joven

Respecto al accionar que tuvo la profesional con otro de los denunciantes, el joven Yair, ex novicio de la institución, la psicóloga refirió que lo conoció en el predio de  Campo de la Cruz cuando llevada por Rosa Torino fueron a ver a un joven que había manifestado sus intenciones de suicidarse.

Sin embargo la doctora señaló no haber hablado con el joven sino solamente haber ido a observarlo: “Noté discordancia de la expresión corporal. Problemas de características psicológicas, una persona que se choca con las cosas puede tener trastornos neurológicos a eso puede deberse”, detalló.

Recordó que en aquella oportunidad solemente el cura entró a hablar con el joven y que alrededor de 7 personas compartieron una mesa en donde tomaron te y café. Después de realizar observaciones y sin preguntarle al joven si necesitaba hablar u ofrecerle ayuda, la profesora mencionó que se retiraron del lugar en un auto con el cura Rosa, mientras que Yair se quedó en el lugar.

Según indicó la profesional la única intervención que tuvo después de anoticiarse que el joven había expresado sus intenciones de quitarse la vida fue mencionarle al sacerdote que el joven se vaya de la comunidad: “Yo velaba por la comunidad”, argumentó.

El juicio se desarrolla con tribunal colegiado integrado por los jueces de la Sala IV: Maximiliano Troyano (presidente), Norma Beatriz Vera y Roberto Faustino Lezcano (vocales).

La psícóloga refirió que atendió a otros y otras integrantes de la comunidad realizando psicodiagnósticos de admisión. Explicó que su tarea consistía en evaluar “si los aspirantes ingresaban a la institución religiosa por vocación o para huir de algo”, y que brindaba este servicio a la congregación de Rosa Torino. Dijo que, incluso, en una oportunidad viajó a México para desempeñar esa tarea en un convento de la orden que funcionaba en ese país.

Los resultados de estos pscicodiagnósticos eran remitidos a los superiores de la congregación (padre Agustín Rosa Torino, padre Josué o hermana María Luz). Aclaró que los informes sobre tratamientos personales, como el que le brindó a V. Z., permanecían bajo secreto profesional y que no los compartía con los referentes de la orden salvo que el paciente le contara “algo que fuera peligroso para la comunidad, para sí mismo y que tuviera relación con alguna forma de abuso sexual”. En esos casos –indicó- su obligación era denunciarlo.