Resulta ser que dentro de las filas del Frente Todos hay una fuerza que se llama Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo y resulta que su líder es el multifacético Jorge Guaymas. Un día por aquí, otro por allá. Un oficialista que no tiene la culpa de que cambien los partidos. Gente común en Salta.
“Sáenz adelanta las elecciones para evitar definirse entre el gobierno y el macrismo”, dijo, sin ponerse colorado, en Buenos Aires, mientras presentaba una solicitada con su opinión respecto al adelantamiento electoral en la provincia con la consecuente separación de las elecciones nacionales.
La solicitada publicada en esta semana por Partido de la Educación, la Cultura y el Trabajo (CET) cuestiona el adelantamiento de las elecciones legislativas para el próximo 4 julio, despegándolas de las nacionales, pese al marco de riesgo que impone la pandemia del coronavirus.
El texto divide a Gustavo Sáenz en dos figuras, el gobernador y el dirigente político. El gobernador tomó las medidas necesarias para para proteger a los salteños del contagio del coronavirus y el dirigente decide adelantar elecciones “por una real conveniencia”, contando con toda la estructura mediática, informativa y propagandista de su lado.
El líder del gremio de los camioneros destacó el rol de la oposición que se encolumnó en la lucha contra la pandemia. También resalta una contradicción por parte del gobierno provincial “tendremos que ir a votar y juntarnos, incluidas las personas de riesgo, todos tendremos que usar las mismas máquinas, desobedeciendo la profilaxis de no tocar lugares y objetos expuestos al virus”.
“No tiene interés en hacer elecciones con Nación -dice de Gustavo Sáenz- porque siente que quedaría desnudado frente a alinearse con el Gobierno Nacional o con el Macrismo; porque en definitiva ha quedado perfectamente revelado lo que ha tratado de disimular hasta ahora, le interesa más el Poder que ser un inclaudicable defensor del Pueblo”.
Lo dice justamente el más acomodaticio de los políticos. El que no tuvo problemas para trabajar por fuera del PJ para la candidatura de Nora Giménez intendente, allá por 2007, sabiendo que al ganar ella, su ingreso a la Cámara de Diputados era inminente, siendo su suplente en la lista. El mismo que un par de años después participó de una multitudinaria reunión dentro del PJ, diciendo que «A más de uno se le caerían las medias si lo vieran entrar a Juan Carlos Romero al PJ ahora», mientras participaba de la invención de la mentada CAP, que le quitaría el liderazgo en el partido al ex gobernador.
El mismo que hace no más de 4 años estaba al lado de Sáenz intendente, a través de la Secretaria de Obras Públicas, la arquitecta Kitty Blanco, persona de su confianza. El mismo que fue el líder de la CGT durante más de una década sin que nadie se entere de ello, debido a que nunca mostró ni su trabajo ni su rendición de cuentas. El mismo que hoy ostenta un cargo nacional, como «kirchnerista de la primera hora» y deja la CGT de una forma irregular, sin elecciones de por medio, y sólo por seis meses, quizás pensando que no duraría en el cargo más que eso, pero asegurándose el lugar para su retorno. Justamente en ese último paso que dio, entre sus idas y vueltas por las diversas ideologías, es que se topó con uno que le dijo cuántos pares son tres botas.
Resulta que le ofreció, a modo de favor, el cargo de secretario general de la CGT a Carlos Rodas, dirigente gremial de La Bancaria desde tiempos inmemoriales. «Carlitos», como lo conocen todos, simpático y divertido, pero nada tonto, primero analizó la brasa caliente que le estaban tirando y le dijo «Hermano, si querés que me haga cargo, necesito que a tu decisión la legitimen todos los compañeros, de otra forma no».
Empezó las conversaciones y a nadie le molestó que sea él, pero estuvieron de acuerdo en legitimarlo mediante, mínimamente una resolución conjunta. También coincidieron en que el plazo de 6 meses no le da posibilidad de hacer ninguna gestión. Así que decidieron que sea por un año y medio.
Pero al parecer, Guaymas no cae en que ya no es el que manda y sigue tomando decisiones que ya no le corresponden. Por ejemplo, dejar al titular actual de Camioneros, su hijo, a cargo del manejo del interior dentro de la CGT.
Rodeado de decisiones mal tomadas por un Guaymas que no se resigna a perder una de las patas de su poder, habrá que ver en qué momento le empiezan a molestar en serio a Rodas sus arrebatos y sus posiciones poco consensuadas respecto a la política local.
Un enfrentamiento entre ambos puede desatar un interesante temporal en el que todos los viejos dirigentes del gremialismo salteño van a tener que mostrar a las claras de qué lado están.