La expresidente Cristina Kirchner mantiene con Sergio Massa y el macrismo un triple empate en la provincia de Buenos Aires. El último trabajo de Julio Aurelio indica que el electorado está partido en tercios con CFK disputando el primer lugar.

Falta mucho y el orden de los factores puede cambiar de lugar, pero lo notable, el dato que cambia todo, es la resiliencia electoral de Cristina, que en medio de una avalancha de denuncias, de la lluvia ácida permanente de los medios más grandes, de bolsos, cajas de seguridad, arrepentidos y rosaditas, mantiene chances de ganar el principal distrito del país.

Este dato ya circula en la política y cayó como una bomba en el peronismo, que había empezado a entusiasmarse con la idea de dejar su liderazgo agobiante, en el pasado. Plantea además un interrogante central: ¿La ola de denuncias como mecanismo para direccionar el malhumor social, para destruir el capital político del kirchnerismo, está agotada?

Si Cristina logra llegar al cierre de listas con estos niveles de intención de voto y se anima a competir en la provincia, lo más probable es que el peronismo bonaerense se fracture, que una parte se vaya con Massa –como Martín Insaurralde a quien prometieron una candidatura a gobernador- y otros se vean forzados a quedarse junto a la ex presidenta, que sacudió el tablero mediante el simple expediente de sacarse una foto con Daniel Scioli. Algunas cosas se escuchan más fuerte cuando no se dicen.

Para ese peronismo de mandos medios, que apuesta a erigirse en un actor con voz propia, se trata de pésimas noticias.

La constatación de la competitividad de Cristina, también ahonda las diferencias entre el gobierno de Macri y los principales grupos mediáticos y económicos. En la Casa Rosada, como reveló LPO, creen que la vigencia del kirchnerismo es lo mejor que les puede pasar, dadas las circunstancias apremiantes de la realidad.

Impide -creen- que todo el peronismo se vaya con Massa y en un escenario de tercios tienen chances de ganar o al menos de no perder por mucho.

Se trata de una diferencia profunda con actores determinantes del poder real que creen que la ex Presidenta es un riesgo político serio y habría que concentrarse en lograr que la justicia ordene su envío a prisión y la deje sin futuro electoral.

No es la única prevención. En ese mundo también mencionan cierta carencia política de la administración Macri, para manejarse en un contexto de malestar social inevitable por el ajuste de la economía. Es la vieja discusión de consorcio entre Macri y lo que sus asesores bautizaron como circulo rojo.

Massa por su lado, tiene bastante decidido que si Cristina se presenta la enfrentará. Es lógico. Si le gana, es el candidato puesto para evitar su regreso en el 2018 y si pierde por poco, también puede disputar ese lugar. O sea, ser el Kirchner que enfrentó a Menem en su ocaso político.

Pero cuidado, la Historia se entretiene presentando similitudes, que luego se encarga de contradecir.

Fuente: La Política Online