En estado de desesperación, funcionarios municipales, el diario de la familia y periodistas rentados salieron a dar un debate que está perdido: intentar peronizar al candidato Emiliano Durand.
Al contrario, eligieron la peor consigna que podían elegir lo que deja a las claras el
extravió político del romerismo. “Es con Bettina”.
Ningún vecino con algo de racionalidad o dedos de frente piensa o siente que lo que venga para la ciudad sea con Bettina Romero.
El autoritarismo, la falta de diálogo, los caprichos de la señora y el maltrato constante a propios y extraños terminó poniendo a todos en la vereda del frente.
Con tantos estudios políticos realizados por la Municipalidad, con tantas consultoras pagadas a esta altura deberían saber que el problema de la casi nula aceptación de la gestión tiene nombre y apellido: Bettina Romero.
Y los errores grotescos no cesan. Ahora eligieron el camino de peronizar al candidato a reemplazar a Bettina Romero.
Torpe cómo acostumbra, El Tribuno se encargó de desnudar la estrategia. “El candidato del PJ”, lo denominó al periodista.
En la semana varios funcionarios recordaron el pasado isista de Durand cuando fue funcionario del ex intendente.
Otros se esforzaron en aclarar que todos los partidos no peronistas apoyan la candidatura de Bettina. Un camión lleno de sellos de goma.
Claramente la línea divisoria para la sociedad salteña no estará atravesada por un peronómetro. La intendenta quedó en la vereda de los que desilusionó a los salteños. Ya se firmó el divorcio.
El problema para el romerismo que todavía parece no haberse enterado es que “no es con Bettina”.