Una crisis política interna en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) regional Salta empezó a deslizarse públicamente esta semana que pasó tras una asamblea dónde se eligieron a los congresales que deberán votar si aprueban o no el balance financiero, en mayo próximo, de la actual conducción de Juan Arroyo.

“Arbitrariamente el secretario general Juan Arroyo sacó por medios de comunicación, por el Diario Chiquito’ (Nuevo Diario, NdR), la asamblea de este viernes, sin tener con anterioridad la reunión con los secretarios”, afirmó en una entrevista radial el jueves 15 por la mañana el secretario adjunto de la comisión directiva de ATE-Salta, Martín Domínguez.

“Las decisiones las debemos tomar todos, todo el componente del secretariado, somos 15 secretarios y 6 secretarios de las seccionales, tenemos que juntarnos de acuerdo al estatuto una vez al mes, hace tres años, cuatro años que no nos juntamos”, agregó el secretario y para dejar claro el contenido de sus diferencias con Arroyo señaló que “lo que estamos solicitando es que nos respondan todos los informes que pedimos, somos administradores de lo que aportan los trabajadores y eso hay que cuidarlo (…) no pedimos la destitución de Arroyo ni una intervención nacional, sería una lástima que se desequilibre ATE”.

Cobraban así estado público las tensiones internas de la conducción votada en 2015 que coronó al actual secretario general en su segundo mandato bajo la égida de la lista “Verde y Blanca Anusate Federal”, alineada en aquel entonces con el también candidato a la secretaria general de ATE nacional el jujeño “Nando” Acosta, que se enfrentó a la lista “Anusate”, encabezada por “Cachorro” Godoy.

Por su parte, Arroyo que hace solo un mes firmó el acuerdo paritario de un 15% para los trabajadores estatales con el gobierno de la provincia, salió al cruce planteando que “el único enemigo que deberíamos tener son los gobiernos nacional, provincial y municipal cuando no cumplen lo que prometen” y agregó que “ahora se va a encargar la Justicia porque hay denuncias de ambos lados y se tendrá que determinar quién miente”.
Como se destacó en varias notas que trataron el tema durante la semana en diversos medios, el dato relevante es que en esta ocasión las fricciones se presentan en el seno del mismo oficialismo que conduce el sindicato, abriéndose de esta manera un nuevo e inesperado frente que Juan Arroyo deberá encarar y resolver para evitar la sangría de congresales que le den su apoyo en la próxima asamblea general del sindicato pactada para mayo y donde se resolverá un punto importante que hace a la vida interna de la organización de trabajadores: si se aprueban o no los balances fiscales de la conducción, además de la orientación política general del sindicato.

Una táctica que no da resultados
Fermín Hoyos es el secretario general de la departamental San Martín de ATE Salta y encabeza históricamente una de las alas opositoras al interior del sindicato. En una entrevista para El Tribuno, Hoyos desmintió la versión oficial de un acuerdo paritario de un 15% para trabajadores estatales, aseverando que “hay una confusión, porque el aumento actual que se consiguió para los empleados de la provincia es del 5%, no es del 15. El 2,5 le darán en mayo, otro 2,5 en julio, y recién en septiembre tendrán el 5 por ciento restante” y consideró que “lo que se negoció a nivel provincial podría haber resultado mucho mejor para los trabajadores, pero lamentablemente, los representantes (…) no estuvieron a la altura de las circunstancias”.

A las declaraciones punzantes del dirigente se suman los llamados a paro que la seccional San Martín de ATE realizó en Aguaray y Salvador Mazza, donde los gobiernos municipales no ofrecen un aumento acorde a las demandas del sindicato o directamente no realizan ninguna oferta. Mientras tanto, para Fermín Hoyos “el arreglo logrado en Tartagal es el mejor de la provincia”, el mismo contempla un aumento del 20% retroactivo a febrero y sin sumas en negro, además de otros ítems.

Ante los métodos de negociación/presión y los resultados paritarios obtenidos por esta seccional del interior, Arroyo queda reducido a una mínima expresión de resistencia. El exadjunto de Vicente Martí, opta por combinar la firma de paritarias a la baja, relegadas a la meta inflacionaria del gobierno nacional y provincial, con una alianza de ocasión con diferentes organizaciones, empezando por la Corriente Clasista Combativa (CCC) y la CTA Autónoma, en lo que se ha dado a conocer como “la multisectorial” y que se presenta en la provincia como el espacio de amalgama política de la oposición de perfil más peronista a los planes de ajuste del macrismo.

Pero a pesar de la retórica combativa de sus principales referentes, el peso de esta “multisectorial”, su capacidad de movilización y el carácter de la misma, se ha mostrado incapaz como arma de presión para el diálogo y la negociación y no ha jugado ningún papel decisivo, por ejemplo, a la hora de las negociaciones paritarias de los trabajadores estatales en Capital, una debilidad que asimismo desnuda el rol casi imperceptible como dirigente que cumple Arroyo dentro de este espacio y los límites de su opción táctica.
En otras localidades del interior, como Cafayate, Animaná y San Carlos, la seccional ATE, en este caso dirigida por Cristian Aviar, también entró esta semana en paro para exigir un aumento del 15%, que si bien se corresponde con el firmado por Arroyo en el Grand Bourg, contrasta con las pretensiones de los intendentes de las localidades vitivinícolas que aspirarían a una paritaria de valores inferiores. Mientras tanto, en Apolinario Saravia, localidad de Anta, trabajadores municipales nucleados en ATE permanecen en paro exigiendo el pago de haberes adeudados entre otras demandas.

Las bases presionan
Al interregno crítico abierto por las declaraciones cruzadas del secretario general y el secretario adjunto de la Comisión Directiva de ATE Salta, incluidas las correspondientes presentaciones judiciales, se le suman las acciones de las diferentes seccionales y delegaciones del interior profundo, sean opositoras u oficialistas, que en una relación directa con sus bases entran en contradicción con la línea de pasividad enarbolada por la conducción de Arroyo y enfrentan a las intendencias municipales con paros para presionar y abrir vías de negociación, ante todo por acuerdos paritarios.

Estas delimitaciones en la política y en los hechos entre seccionales del interior y dirección provincial de ATE Salta, ponen en evidencia, por un lado, un oficialismo que ya no puede ocultar más las desavenencias internas producto de su propia política antidemocrática utilizada para resguardar sus posiciones dirigenciales y correspondientes privilegios, que empieza así a mostrar una orientación fútil y desgastada, que en el mundo sindical se interpretan como sinónimo de una cada vez mayor adaptación a las políticas patronales, en este caso del gobierno provincial; y por otro lado, una base obrera que no es ajena bajo ningún punto de vista a las dinámicas y vaivenes de la economía nacional: el paquete de ajuste en servicios como el agua, la luz y el transporte, contemplados en el pacto fiscal acordado por provincia y nación, como medidas que incrementan la escalada inflacionaria en los productos de consumo básico, es un combo que indiscutiblemente provoca malestar entre los trabajadores y necesita de una respuesta.

La incapacidad o falta de voluntad de la conducción de Juan Arroyo para leer este síntoma y darle unidad a las luchas de los trabajadores estatales del interior y capital, de manera efectiva y a través de métodos de democracia sindical para arrancar al gobierno provincial, de mínima, mejores acuerdos paritarios, se manifiesta en una táctica de sustitución de los métodos predilectos del peronismo sindical por un sistema de alianzas con la “multisectorial” que resulta inocuo. Esta orientación no podía ser gratuita y si bien el costo político para la conducción de Arroyo y sus seguidores por el momento adquiere más ribetes mediáticos que otra cosa, no se puede dejar de prestar atención a esta “expresión deformada” del malestar de los trabajadores que amenaza con romper al oficialismo de ATE Salta de cara a la asamblea general de mayo.