El brutal homicidio de la joven encontrada pasando el peaje de Aunor pone al descubierto que las investigaciones policiales son cualquier verdura; sin datos firmes ni sospechosos, el caso se encuentra en un punto muerto. (M.A.)

Corrían las primeras horas de la mañana del lunes 12 de mayo. Unos obreros iban camino a trabajaren la finca “El Molino” pero un brazo que sobresalía de un bulto cubierto por un plástico detuvo su marcha. Estaba al costado de un canal de desagüe, sobre el kilómetro 1581; al acercarse vieron un cuerpo sin vida que tenía puesto una calza negra y unas zapatillas de lona gastadas. Sorprendidos llamaron a la policía, quienes tras realizar las primeras pesquisas, determinaron que se trataba de una mujer de aproximadamente 30 años, que había sido ahorcada y no tenía signos de haber sido violada. Estos detalles luego pintarían de incertidumbre por completo al caso. Por ese entonces la identidad de la muchacha era una incógnita y semejante hallazgo quedaba en manos de la fiscalía del doctor Eduardo Barrionuevo.

Desconcierto

Victoria Rodríguez estaba preocupada. Era lunes por la tarde y su hija no volvía. Había salido de su casa el domingo y no contestaba el celular. La situación despertaba sus nervios. Cuando Noelia se quedaba a dormir en la casa de una amiga casi siempre avisaba. A su hermano, José, también le inquietaba el no saber dónde andaba. Se habían criado juntos: la conocía como una hermana y sospechaba que era muy raro que no apareciera después de tantas horas. El tiempo pasaba y nada se sabía sobre el paradero de la joven. Encima un anuncio de la prensa les rondaba en la cabeza: un cuerpo sin vida había sido encontrado pasando el peaje de Aunor. Sus sospechas se relativizaban al escuchar que el cadáver correspondía a una mujer de 30 años. “Estábamos muy preocupados porque no aparecía Paola. Mis hermanas el domingo habían salido a bailar y la vieron en Pecas. Hablaron con ella y estaba bien. Como no sabíamos nada, el martes, acordamos con su mamá hacer la denuncia en la policía. Fuimos a la Comisaría Segunda y no quisieron tomarla argumentando que debíamos esperar un tiempo prudente”, aseguró José Ramírez a Cuarto Poder.

Paola era una de las 9 hijas de Victoria. Vivía junto a sus tíos, sobrinos y hermanos en una casa de tres pisos, ubicada en Ituzaingó antes de llegar a calle Independencia. Según comentan tenía problemas de conducta y cursaba el secundario en el BSPA. Además tenía una beba de 7 meses y sus familiares aseguran que no estaba peleada con otras personas. Todo hacía dudar a su madre quien, para dar con el paradero de la muchacha luego de hablar con efectivos de las Segunda, se comunicó con la comisaría del barrio Autódromo. “Ese mismo martes mi hermana llama al autódromo y nos describen características distintas a las de mi sobrina, por lo que desechan la posibilidad que sea la chica encontrada cerca de Aunor y le cortan el teléfono”, contó Ramírez. A la vez precisó que el miércoles 14 recién es tomada la denuncia pero no como desaparición de persona sino bajo la carátula de fuga de hogar: “el miércoles le dicen casi lo mismo, con el agregado que solicitan números de celulares así ellos hablaban; entonces mi hermana le pasa y al no poder comunicarse finalmente le toman la denuncia”.

Al día siguiente, las sospechas sobre la posibilidad que sea el cuerpo de Paola continuaban en la familia Ramírez. La ropa con la que había sido encontrado el cadáver y un fuerte pálpito hacían crecer sus preocupaciones. Llamaron otra vez a la Segunda y efectivos de dicha comisaría ratificaron que estaban en presencia de casos distintos pero señalaron que darían aviso a la Brigada de Investigaciones para que agilice la búsqueda. Hasta ese momento, la línea oficial era esperar una respuesta del Registro de Nacional de Personas. En tanto, su madre alertada por la prensa al mediodía confirmaría lo que temía. “el jueves aparece la Brigada en mi casa y nos piden que los acompañemos, nos muestran fotos y reconocemos a Paola; el cuerpo estaba hace días en la morgue. Ahí nos toman testimonios, hasta ese momento no tenían ningún dato y se dan con que había estado en Pecas, así que a la noche van a secuestrar los videos del boliche”, contó José.

Sin datos firmes ni testigos

Tras conocerse que el cuerpo era de Paola Ramírez un halo de sospechas sobre los investigadores comenzó a sobrevolar. Es que las informaciones brindadas fueron alevosamente erróneas y en esos días los policías recibieron a los familiares con cara de pocos amigos mientras que en la morgue del San Bernardo un NN descansaba desde varios días atrás. Además negaron que un identikit fuera difundido y se mantuvo un notable hermetismo con la información al respecto.

Tan inciertas fueron las “hipótesis” que al principio aseguraron que la víctima tenía entre 25 y 30 años, y que el cuerpo no presentaba rigor mortis, ni huellas de riña ni signos de haberse resistido a un ataque sexual; sin embargo después se conoció que el cadáver era de una adolescente de 16 años y que tenía signos de golpizas. “en la morgue del San Bernardo vimos que tenía la boca golpeada, le habían sacado un diente y tenía el ojo derecho y la pierna llena de moretones”, testificó José Ramírez.

Está claro que no hubo una intención para maquillar el escenario del crimen; el brutal homicidio no evidencia una cierta sofisticación, apenas un plástico fue utilizado para tapar el cadáver. Todo indica que el cuerpo sin vida fue llevado hasta ese lugar sin problemas, es más: resulta curioso que las cámaras del peaje no tengan registro alguno. Tampoco las cámaras del boliche. Más llama la atención cuando un año atrás en un hecho confuso ocurrido para navidad en ese mismo local bailable, un policía tiro gas pimienta para dispersar a unos revoltosos, y los Escandar, dueños de Pecas, se despegaron de cualquier responsabilidad asegurando a la prensa que “las cámaras habían registrado” y que todo había ocurrido afuera.

Testimonios o imágenes de la joven hablando con alguien tendrían que existir o ¿Bailó sola esa noche? Según contó José en los videos se ve que “entra sola y sale pero no hay imágenes de ella en el interior; a su mamá le hicieron ver un video donde sale de  Pecas y se dirige a Salón Vip pero no queda claro”.

Las preguntas que surgen son varias: ¿Es posible que el ataque de ira de un asesino haya terminado con la vida de Noelia? Si se persigue la hipótesis en la que ella tuvo relaciones consentidas, tendría que conocerse un novio o amigo, es decir una persona cercana ¿Quién es? Teniendo en cuenta la impericia de la policía y la misteriosa falta de cualquier tipo de pista ¿es posible pensar que adentro de las fuerzas policiales estén los culpables? ¿Es posible que en la prensa se enfatice sobre sus gustos por salir a bailar para empujar la atención hacia un plano personal?

Datos que pueden cruzarse son llamativos: el cuerpo es tirado en una zona donde hace tiempo atrás apareció María Cash, en momentos decisivos del caso de las francesas y al mismo tiempo aparecen pintadas en las calles de la ciudad  con el enunciado: “Urtubey que hiciste con las francesas”.

Dichas relaciones fueron conjeturadas por una fuente en los pasillos judiciales murmurando que tales hechos pueden significar un promisorio mensaje mafioso. Ya nada puede ser desechado por descabellado ante el desconcertante accionar policial y la oscuridad de esta aldea.

Dos casos actualmente mantienen la atención de las investigaciones policiales: uno, el caso de Guachipas, donde hay 5 detenidos y el cuerpo no aparece, y  otro es el de Paola Ramírez, en el que se tiene un cuerpo pero no hay detenidos ni testigos. Las pesquisas están en un punto muerto. Ambos casos demuestran que los beneficios del método hipotético deductivo no son tales para los investigadores profesionales salteños, quienes al parecer cuando salen de su rudimentaria tecnología de torturas, datos ficticios o fabricación de culpables en base a buchones, quedan desconcertados llegando a pensamientos que rozan el ridículo. Lo cierto es que el tiempo pasa y todo se hace más difícil para llegar a conocer lo que pasó.