La costumbre de emitir cheques sin fondos no es patrimonio exclusivo de los dipu-emprendedores. La Liga Salteña de Fútbol y su presidente acumulan más de un centenar de documentos sin respaldo emitidos durante 2020 por cifras millonarias.
Corría el año 2001 y en un desesperado intento por revertir la crisis fiscal y blanquear operaciones financieras, el exministro Domingo Felipe Cavallo formuló medidas económicas de alto impacto, de las cuales algunas se sostienen al día de hoy. Además del impuesto a las transacciones financieras, uno de los mandatos arrastrados del cavallismo hasta la fecha es la laxitud para con el delito de estafa.
Previo a la crisis económica y al posterior estallido de 2001, emitir cheques sin respaldo era motivo de severas sanciones que ameritaban -como mínimo- el cierre e inhabilitación de las cuentas corrientes emisoras. Las empresas o particulares que emitían cheques sin fondos quedaban inhabilitados para usar esas cuentas, y su mal comportamiento quedaba grabado a fuego en las centrales de deudores privadas (como Veraz) o del Banco Central.
Pero ante la imperiosa necesidad de llevar adelante un control más exhaustivo de las operaciones financieras y en un escenario de evasión creciente, el gobierno de la Alianza dispuso flexibilizar la reglamentación para el cierre de cuentas corrientes. “Vamos a alentar el uso de la cuenta corriente, incluso de los inhabilitados”, sentenció Cavallo, quien puntualizó que “no se impedirá usar este instrumento a los que hayan librado cheques sin fondo, sino que se dejará a decisión de los bancos en qué caso corresponde cerrar la cuenta”. Con esta medida, Cavallo avanzó sin preguntar en una atribución directa del Banco Central, que es el responsable de fijar las reglamentaciones.
Los efectos de aquellas disposiciones nos acompañan hasta el presente y en tiempos de pandemia se tornaron aún más visibles. En los primeros meses de aislamiento la cantidad de cheques rechazados trepó hasta el 14,2% y alcanzó al 11,5% de monto en pesos. El dato corresponde al período entre el 26 de marzo y el 8 de abril e implica un salto de casi 15 veces en el porcentaje de rechazo de cheques que se registraban hasta entonces. La ola de rebotes fue tal que el Banco Central decidió crear una “segunda oportunidad” para los cheques rechazados ante los problemas en la cadena de pagos.
Nuestros insolventes domésticos
La cámara de diputados de la provincia, tal como se conoció hace algunos meses, es el espacio en el que recalan algunos «exitosos» empresarios, deseosos de ampliar sus negocios a costa de la función pública. El mismo ejemplo corre para el presidente de la Liga Salteña de Fútbol Sergio Guillermo Chibán.
El empresario y presidente del ente futbolístico está inscripto en AFIP como monotributista clase F (facturan hasta $1.043.696,27 anuales). En abril de este año, su situación crediticia llegó a la categoría 4 (con alto grado de insolvencia). El último cheque diferido emitido por el dirigente del fútbol salteño fue en febrero de este año y dos meses después, el instrumento fue rechazado por no tener fondos. El monto ascendía a $57.000 que tuvieron que ser pagados tres semanas después.
La situación de la Liga Salteña de Fútbol es todavía más preocupante. A la fecha presenta un total de 13 cheques rechazados por no contar con respaldo por un monto de $969.434,54. A su vez, unos $36.787 fueron rebotados por defectos formales en el documento contable. Aunque la mayoría de ellos fueron pagados posteriormente, aún hay operaciones sin regularizar.
Junto a su esposa Luz María Gutiérrez Zigarán, Chibán integra la firma Block SRL, destinada a la venta al por mayor de prendas y accesorios de vestir, venta de instrumentos musicales, reparación de vehículos automotores y bicicletas. Por este emprendimiento, tanto Gutiérrez Zigarán como Chibán mantienen una deuda de $178.000 con el Banco Macro correspondiente a septiembre, lo que arroja a la empresa a la categoría 5 (irrecuperable).
Otra empresa con idéntico objeto social que Block SRL e integrada por el matrimonio Chibán-Gutiérrez es Serluz SRL. En este caso, la situación crediticia es más seria. A finales de noviembre de este año, la firma presentaba un total de 138 cheques rechazados por no tener fondos por un monto de 904.104,77. De ese total de documentos rebotados, sólo algunos fueron pagados.
Finalmente, la empresa LUSER SRL, también de propiedad de Chibán-Gutiérrez pero enfocada en servicios de alojamiento, hosterías y restaurantes, presenta una deuda de $7000 con el banco Macro correspondiente al mes de septiembre. La firma supo construir virtuosos lazos con el estado desde su creación en 2011.
Tal es así que en 2013 firmó un contrato de promoción turística con el gobierno luego de proponer una inversión destinada a la construcción del Hotel Boutique Macedonia. A partir del decreto 822/16, el ministerio de Gobierno alquiló al matrimonio el edificio para que funcione la Secretaría del Área Metropolitana y de la Coordinación de Políticas Regionales, dependientes del Ministerio de Gobierno. El costo del alquiler era de 40 mil mensuales a valores de 2016.
Hincha multicolor
En una célebre escena del film ganador del Oscar «El secreto de sus ojos», Guillermo Francella parafrasea al escritor Eduardo Galeano en una memorable frase: «En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”.
Al menos dos excepciones a la regla conviven en la persona de Sergio Chibán, para quien cambiar de mujer no es una opción, considerando el sinfín de negocios que comparte con su concubina. Pero sin dudas, cambiar de camiseta es un mandato de mayor solidez. Dependiendo de la región, a los conversos futbolísticos se les denomina: chaqueteros, pelapollos, overos, camaleones, vendidos, villamelones, y un largo etcétera. En el caso Chibán, el único color que lo identifica es el verde guita.
Su trayectoria en la Liga comienza como delegado de Gimnasia y Tiro. Tras un enfrentamiento con la dirigencia que incluyó una intervención judicial, el empresario decidió mudar sus emprendimientos al club Cachorros, no sin antes llevarse dos categorías completas de las inferiores de GYT.
Allí es nombrado como delegado de la Liga donde se desempeñó hasta el recambio de autoridades en la Comisión Directiva. Finalmente desembocó en el Club Libertad, donde cerró alianzas comerciales con el empresario Matías De Simone, que incluyeron entre otras cosas la cesión del histórico edificio de calle Dean Funes. Los balances de aquel entonces dan cuenta de pagos regulares a un profesional por más de $100 mil mensuales; algo que estaría perfectamente permitido de no ser porque se trata nada menos que de un integrante de la Comisión Directiva.
No muy adepto a honrar sus compromisos, el presidente de la Liga sigue recibiendo al día de hoy algunos recordatorios; como aquel que dice que: «cuando uno se va de camping, después hay que pagar la fiesta», especialmente la de la pileta de calle Vicente López.