El género como constructo que permite develar las imposiciones en todos los niveles de la vida del orden colonial moderno presente hasta nuestros días. La revolución de las mujeres que comprende el paso de la victimización hacia la agencialidad. (Andrea Sztychmasjter)

La estrategia del pensamiento colonial se basó en destruir el poder femenino, su valor social y su poder comunitario, su subjetividad y su cuerpo. Existen varias líneas de pensamiento de feministas decoloniales latinoamericanas que analizan el origen del género. Basándose en aportes de Oyéronké Oyewùmi sobre la sociedad Yoruba y de la antropóloga Paula Gunn Allen —quien señaló que muchas comunidades tribales de nativos americanos eran matriarcales y reconocían positivamente tanto a la homosexualidad como al lesbianismo y entendían al género en términos igualitarios—, la filósofa María Lugones afirma que las sociedades indígenas no conocían el género antes de la intromisión europea.

También podemos encontrar los análisis de la antropóloga Rita Segato, quien, respaldada por evidencias históricas y relatos etnográficos, sostiene la existencia de nomenclaturas de género en las sociedades tribales y afro-americanas. Así la autora identifica la existencia en las sociedades indígenas y afro-americanas de una organización patriarcal, aunque diferente a la del género occidental y que podría ser descripta como un patriarcado de baja intensidad. Mientras Lugones plantea en función a trabajos de feministas negras e indígenas la inexistencia del género en el mundo pre-colonial, Segato sostiene que sí existía pero la colonización logró imponer su propio sistema con sus propias reglas. Son dos líneas de pensamiento que conversan sobre el género como constructo que permite develar las imposiciones en todos los niveles de la vida del orden colonial moderno presente hasta nuestros días.

Rita Segato, antropóloga

Para avanzar con el análisis Lugones propone “el sistema moderno-colonial de género” para hacer visible la disolución forzada y crucial de los vínculos de solidaridad práctica entre las víctimas de la dominación y explotación que constituyen la colonialidad, entendida ésta como el patrón estructural de poder específico de la modernidad, originado a partir de la conquista de América y la hegemonía planetaria europea. Funciona para explicar relaciones de poder a partir de una estructura jerárquica, donde algunos saberes son considerados como verdaderos y otros subalternizados. La colonialidad es además uno de los elementos constitutivos del patrón global de poder capitalista. 

María Lugones, filósofa.

La colonización sería así un pacto patriarcal entre colonizadores y colonizados, porque otorgó ventajas al hombre indígena sobre la mujer de su propia comunidad. La dominación sobre el cuerpo de las mujeres en América se dio con la propia complicidad de los mismos varones quienes permitieron esta violencia. Por ello la violencia que recibieron las mujeres fue doble: sufrieron la violencia de los colonizadores y de los hombres de sus propias comunidades. Lo que los conquistadores lograron fue una guerra interna, que sobre todo los deshumanizó.

María Lugones explica que esto pudo darse porque la colonialidad logró romper con los vínculos de solidaridad, complementariedad y reciprocidad entre hombres y mujeres, formulando así posiciones antagónicas entre ellos. De esta manera Lugones plantea que los conceptos de raza y género se producen al mismo tiempo en el proceso de conquista y colonización. En esta línea de pensamiento, el género se configuraría como una construcción netamente colonial, con una facultad de poder capaz de romper pueblos y cosmologías.

Masculinidad y vida comunal

El pensar la colonialidad de género también nos acerca a pensar en el papel que cumplió y que cumple lo masculino. Segato analiza los mandatos aún vigentes de la masculinidad impuestos por la colonialidad y nos presenta otra salida a las violencias hacia las mujeres en las diferentes sociedades.

A partir de su experiencia de trabajos con feminismos «no blancos» la antropóloga señaló que encontró que las mujeres del campo y aldeas tenían una manera de construir la persona y la relación entre la base biológica, las tareas, la visión del trabajo, la emotividad, los papeles políticos dentro de la comunidad de una forma más andrógina y no determinada biológicamente. Cuando trabajó con ellas en los años 70 encontró una sociedad sin violencia de género, percibió una construcción de género de altísima complejidad.

La agencia de las mujeres 

En los estudios de género, el concepto de agencia resulta fundamental para analizar el entramado de relaciones que ocurren tanto en la sociedad, como en la identidad individual. El término agencia también ha sido investigando sobre los contextos coloniales y las posibilidades de participación e interacción activa de las mujeres. 

Dentro de la práctica política feminista, en los últimos años, hubo un desplazamiento del sujeto político la Mujer a posiciones que defienden la agencia de las mujeres. Entender la Mujer como sujeto universal en la esfera pública ha tenido algunos interrogantes que vienen desde voces de la diversidad y desde las “fronteras” y desde los “márgenes” porque empiezan a hablar de realidades diversas y mujeres en plural poniendo en foco la cuestión de las diferencias. 

En función a ello el sentido político comunal surge de la praxis misma y no de la teorización. Los feminismos comunitarios poseen una propuesta enmancipatoria fuerte que pone al cuerpo-tierra como el principal territorio a despatriarcalizar y descolonizar.