Un informe de la Oficina de Evaluación Independiente del Fondo Monetario afirma que el organismo tendría que «haber advertido más enérgicamente» la necesidad de mayores controles al movimiento de capitales que derivaron en una crisis  económica.

La Oficina de Evaluación Independiente del Fondo Monetario internacional (FMI) fue autocrítica en su informe anual sobre flujos de capitales al asegurar que el organismo tendría que «haber advertido más enérgicamente» la necesidad de mayores controles al movimiento de capitales durante el gobierno del ex presidente Mauricio Macri.

El material publicado apunta que la experiencia de finales de 2015 en la Argentina fue de «un rápido desmantelamiento de los controles antes de que se hubiera establecido bien un marco macroeconómico creíble», y lo muestra como un ejemplo de los riesgos, sobre todo sociales y distributivos, de una liberalización de los flujos de capital.

«En 2015, el personal podría haber ha sido más contundente al advertir sobre los riesgos de la rápida eliminación de las restricciones de la cuenta de capital y la necesidad de fortalecer el marco macroeconómico para ser coherente con una cuenta de capital abierta», sostiene el FMI, en referencia a la eliminación del «cepo cambiario».

En ese sentido se señala que el personal del organismo tuvo «pocas posibilidades» de dar consejos antes de que las restricciones se levantaran. «Los documentos internos no plantearon preocupaciones», afirman.

«El tema no ocupó un lugar destacado en el 2016 y Consultas del Artículo IV de 2017, aunque Argentina había experimentado salidas de residentes bastante fuertes y un aumento en préstamos a corto plazo», sentencia la Oficina de Evaluación Independiente del FMI.

En este aspecto, señala que el cambio de perspectivas en 2018 hacia los mercados emergentes y «una creciente preocupación por el lento progreso en la estabilización del posición fiscal y reducir la inflación» de la Argentina generaron una salida de capitales del país a partir de ese año.

«Las restricciones a la salida (de capitales) volvieron a imponerse (a finales de 2019) en el contexto de un programa respaldado por el FMI. El Fondo apoyó estas restricciones destacando que la ‘gestión de los flujos de capital’ porque las medidas estaban destinadas a ‘proteger la estabilidad del tipo de cambio y los ahorradores’», destaca el informe.