Aunque las irregularidades en la construcción de una clínica en calle Adolfo Güemes N° 82 son evidentes, la municipalidad sigue haciendo todo lo posible para no tomar cartas en el asunto. Esta semana los constructores recibieron un nuevo guiño para continuar: la certificación que le permite contar con energía eléctrica. (DOM)
La forma en que apilaron los ladrillos en algunas paredes de los últimos pisos del edificio de Adolfo Güemes N° 82 hace recordar al “jenga”, el juego en el que los participantes retiran, por turnos, bloques de una torre y los colocan en la parte superior. Al comienzo es fácil, pero luego tiemblan todas las piezas y, desde luego, al que se le cae, pierde. Tarde o temprano, cae. Y eso que en una torre 30 cm de bloque de maderas es divertido, puede ser una tragedia en un edificio de seis pisos.
El parangón con el jenga no es una exageración: algunas paredes no tienen una ligazón directa con las columnas, no están enmarcadas. Las irregularidades saltan a la vista incluso en las distintas modificaciones de los planos. Ya en los planos del 2005, en el plano de relevamiento y ampliación firmados por la Arq. Borelli, se dibuja una junta de 0,025 de cada lado, pero si sumamos, el ancho del edificio sería de 9.30m; pero dicha junta no está materialzada. En los planos del Arq. Torres (del 17/04) la medida del edificio es de 9,00 m y, en los presentados en fecha 22/07, el ancho es de 9,12. En los últimos dos pisos, ya sea para ganar espacio o por algún otro motivo, se corrieron las paredes y se las dejó sin la junta sísmica.
Esto, que hace a la estructura más endeble, peligrosamente endeble, permite modificar los espacios: los planos del 2003 y 2005 de la Arq. Borelli, la distancia a esquina es de 33,10. Y, en los planos de fecha 17/04/13, figura una distancia a esquina de 40,00 m, siendo que en los de fecha 22/07 figura 33,66. Es evidente que la esquina no se movió, lo que implica falsedad en los planos presentados para intentar ajustarlos a la norma.
Con tales inconsistencias e irregularidades, surge evidente que el constructor ni siquiera está dando cumplimiento con lo establecido por la ordenanza de excepción en que se pretende encuadrar. Frente tales incumplimientos la Arq. Flores, vecina de la obra, pidió se aplique la sanción de desistimiento automático al régimen, conforme lo prevé la normativa para cualquier hijo de vecino. El interés de Flores es simple: vive al lado de un edificio que se puede desplomar.
Lo llamativo del caso es que, pese a las graves y notorias irregularidades, Fernando L. Leoni en el cargo de “Coordinador de la Unidad Ejecutora” de las ordenanzas de excepción no dio curso al pedido, como debiera hacerse en el caso. Incluso comenzó a impedir a la Arq. Flores la lectura del expediente. A raíz de ello, la vecina se vio obligada a solicitar la intervención de la escribana Mariana Ivetich, quien el 26 de julio pasado labró la pertinente Acta, dejando constancia que en Unidad Ejecutora le informaban que el expediente estaba en Procuración y, a su vez, en Procuración le informaban que el expediente estaba en Unidad Ejecutora; es decir, la paseaban por unos laberintos burocráticos. Los letrados de la Arq. Flores también advirtieron al Arq. Leoni de la Unidad Ejecutora que dé cumplimiento con la ley permitiendo la vista de las actuaciones.
También intervinieron peritos expertos que le dieron la razón a Flores (algo que tampoco ha causado ninguna modificación en la actitud cómplice del gobierno). Los peritos han sido claros. Consta en el expediente el caso que se tramita en el Juzgado de 1ª Instancia en lo Civil y Comercial 9ª Nominación que se verificó que “la mampostería no ha sido vinculada correctamente a la estructura resistente, no se colocaron las barras de hierro cada dos hiladas sino cada tres y en otros casos cada seis, no cumple con los morteros cementicios de las juntas armadas y no cumple con las Normas Sismorresistentes en vigencia”.
También se puede leer en ese peritaje que a raíz de esta falla, “se expresa la posibilidad de que ante las acciones de movimientos sísmicos, las respuestas de los muros exteriores que se presentan ejecutados como de cerramientos y a la vez de revestimiento del edificio, no responden a la estabilidad exigida de mantenerse en su posición y sufrir roturas y desprendimientos de partes que perjudiquen al sector en conjunto (vecinos y edificio propiamente dicho)”.
Tan mal está construido el edificio que el Dr. Saavedra al solicitar la adhesión al régimen de revisión, hizo la escandalosa propuesta de “la colocación de una malla electrosoldada anclada en vigas y columnas, embebidas en un mortero de concreto que será cubierto por el revoque de la medianera” pretendiendo así subsanar el incumplimiento a la normativa sismorresistentes con otro incumplimiento como es colocar una “malla” que generará mayor carga a la pared mal construida y, además, mayor inestabilidad. Lo que Saavedra quiere hacer es poner algo así como una red que protege a los equilibristas por si se caen. Pero ninguna red podrá detener la caída de una pared desde un sexto piso. Si cae sobre la casa de Flores, probablemente la destruya, con quien esté adentro. Al igual que lo sucedido en el Hogar Escuela, el Estado lo que está permitiendo es que el azar decida sobre la vida de las personas: si hay un sismo fuerte pasar cerca de Adolfo Güemes N° 82 será como jugar a la ruleta rusa.
Con todas estas irregularidades edilicias y procesales la Arq. Flores sostiene que en la construcción de este edificio indudablemente existe algo que no cierra y habría que investigar quién está detrás de esta aprobación irregular burlando a la comunidad. Resulta que hace escasos días la Municipalidad sacó a relucir como gran evento la clausura de un edificio por falta de planos, cuando en el caso de Emprendimiento Adolfo Güemes S.A. está sometiendo a la comunidad a un peligro de muerte según pericia judicial y no sólo omite hacer lo que manda la ley, sino que hasta esconde el expediente.
Flores también sostuvo que existe algún “interesado” oculto en todo esto porque el grado de avance (“98%”) se logró cuando la obra contaba con numerosas paralizaciones, cuyo control es del ámbito municipal, igual control y responsabilidad que el del cumplimiento al Código de Edificación. Se pregunta ¿cómo avanzó la obra si estaba paralizada?, sin dudas de manera irregular, pero el control estaba a cargo de la Municipalidad. Es justamente este grado de avance con el que intenta insertarse el edificio en la normativa de excepción, ya que se requiere un 80% de avance.
Esta semana, el edificio que debería estar paralizado, siguió construyéndose. El 17 de setiembre la Arq. Flores detectó una nueva irregularidad en un certificado de conexión eléctrica, que de ser corroborada su falsedad colocaría a los agentes de la Municipalidad de Salta involucrados en una delicada situación.
De todos modos, el edificio se sigue haciendo. La construcción carece de junta sísmica, existen paredes que no están enmarcadas, existen dictámenes de peritos judiciales que indican su poca estabilidad ante movimientos sísmicos, con el consecuente peligro para vecinos y ocupantes. Pero siguen. En silencio, con todo el aval gubernamental, continúan.
Ni el Copaipa, ni el gobierno provincial, ni el municipal… nadie asume sus responsabilidades. Muchos parecen incluso ansiosos por ir a fotografiarse en la inauguración del lugar.
Dentro de unos años, cuando la tragedia ocurra, esas fotos servirán para acusarlos: dejaron que se construyera una trampa mortal.