Fue rechazado el proyecto de ordenanza del concejal Tonini que buscaba prohibir la venta de la pastilla del día después. Al finalizar todo, todavía un poco molesto al parecer, faltó poco para que el concejal saque agua bendita y comience a rociar con ella a esos impíos amantes de la muerte que estaban en contra de su proyecto.

El tan puteado proyecto denominado “PRO vida” al final no tuvo el visto bueno de los demás concejales, argumentos no faltaban, entre ellos la existencia de una ley nacional para el suministro de anticonceptivos, ante lo cual no puede plantearse una ordenanza que vaya en contra.

Sumamos a esto el amplio rechazo por parte de la población en general y agrupaciones en particular que se organizaron meses atrás para manifestarse en contra de este tipo de propuestas que intentan coartar las libertades individuales.

Gabriela Cerrano, con quien Tontini ya había tenido algún cruce conceptual que daba cuenta de las verdaderas intenciones de estos grupos conservadores ultracatólicos por preservar costumbres anquilosadas que tanto mal le hacen a la vida en sociedad. fue ella quien como argumento de rechazo planteó una «naturalización de la violencia contra las mujeres».

Pro al parecer el concejal “defensor de la vida”, prefiere no vivir en comunidad, o mejor dicho, prefiere sesgarla y diferenciarse de todos aquellos que no opinan igual, porque seguramente serán todos esos amantes del aborto los que ardan en un infierno imaginado por Tonini, un infierno lleno de palomas y píldoras anticonceptivas.

Para ponerle la frutilla al postre del pacaterío de iglesia, el concejal se mandó un par de frases para el ranking de sin sentidos semanal:

1) “La vida humana la sostienen los que tenemos alguna religión y en particular los católicos”.

2) “Con médicos o parteras matriculados el aborto es lo mismo, la muerte del niño indefenso e inocente”.

3) “Cuando el PO dice aborto legal gratuito y seguro hace creer que en el hospital la mujer corre menos riesgo, pero en el aborto legal también se mata un bebé”.

4) “El derecho de la mujer termina donde comienza el derecho del bebé que no es un apéndice de la mujer, un tumor ni una remolacha que espera que la extirpen”.