Durante la jornada de juicio contra el Ministro de culto, decidió declarar el sacerdote y aseguró que no puede pedir perdón por hechos que no cometió. Apuntó contra los medios de comunicación por manchar su nombre y dijo que todo es un “complot” en su contra. (Andrea Sztychmasjter)
Fue el padre de uno de los denunciantes -quien rompió en llantos al contar los abusos contra la integridad de su hijo que había realizado el sacerdote acusado- quien pidió que el cura pida perdón por lo que hizo.
Durante la jornada de hoy, al declarar el sacerdote, aseguró que no puede pedir perdón por hechos que no cometió. El religioso de 67 años negó todas las denuncias que pesan sobre su contra y manifestó que fue un “complot” que realizó un grupo de ex integrantes: “Son injurias”, manifestó, “Soy inocente”. “Han disfrazado muy bien las cosas”, declaró. Todo esto está armado con total caradurez”, dijo.
El sacerdote que lloró en determinados pasajes de su declaración realizó una exposición larga del rol y las actitudes que tenía durante su labor como Fundador del instituto religioso, superior general y representante legal de la Congregación, aunque avalado en el derecho, no permitió que le realizaran preguntas.
“Los que me atacan no me atacan a mi están atacando a la iglesia. Están inventando todo esto”, aseguró. “No tengo ingresos, nadie se preocupa por mí, señor presidente”, dijo el sacerdote notablemente emocionado.
El sacerdote levantó la voz en diferentes momentos de su discurso, como queriendo poner énfasis en determinados aspectos. Fue por ejemplo cuando señaló al ex miembro Juan Bo y al sacerdote que en Buenos Aires decidió tomarle las denuncias.
Donde también decidió poner énfasis fue cuando le atribuyó a la prensa y a medios de comunicación el haber manchado su imagen: “Soy una persona conocida y los periodistas han hecho lo que han querido. Hablaron mal y siguen hablando mal, siguen destruyendo. Tienen mucha fuerza la prensa, doblegan muchas voluntades. Han inventado que soy narcotraficante y que tengo relaciones con carteles. Me han acusado de poner bombas en un auto. Yo no tengo el apoyo que ha tenido esta gente (por sus denunciantes) de Mónica Lewin y otros periodistas. Yo fui a hablar con el juez federal para decirle que me pongo a disposición. Voy a obedecer lo que decidan, estoy a sus manos, declaró frente al Tribunal de juicio.
El cura que realizó un recorrido desde cuando decidió ser sacerdote hasta la fecha, declaró que en la actualidad sigue siendo sacerdote pese a que los mismos partes de prensa del Poder Judicial lo presentan como ex sacerdote y describió que “No puedo hacer misa con publico pero si de forma privada”. Manifestó “Yo tengo la convicción de que soy sacerdote para siempre”, sostuvo. “En lo eclesiástico no se me ha iniciado ningún juicio, lo que tengo es un sumario administrativo”, diferenció. El acusado refirió que estuvo nueve meses en la cárcel sin quejarse, obedeciendo. Aclaró que actualmente se encuentra libre y no con prisión domiciliaria.
El religioso recordó que la iglesia pide una estructura determinada a cada Congregación para poder funcionar: “Lo que pide el derecho canónico. Periódicamente envía inspección. A lo largo de estos 30 años hemos tenido tres visitas canónicas que revisan papeles, economías, hablan con los miembros. De las tres visitas nunca se nos llamó la atención de todo esto que se está ventilando acá, al contrario siempre hemos sido felicitados”, aseguró que “nunca tuvimos deuda”.
Al referirse específicamente a quienes lo denunciaron, el sacerdote dijo que “La señora Zarza renunció a ser religiosa para ponerse el pañuelo verde”. Sostuvo que su detención se produjo a partir de su denuncia quien consideró que él se podía fugar porque accedió a una foto suya, donde se lo veía visitando Tierra Santa. “La Iglesia me pidió que pusiera distancia con los hermanos por todo lo que había sucedido. Unas personas se ofrecieron a pagarme el pasaje y fui a hacer un retiro espiritual. Fui y regresé en tiempo y forma”, explicó que su estadía duro un mes.
Respecto a Juan Bo, exhermano de la orden que fue denunciante en el proceso canónico iniciado en su contra y testigo en este juicio, dijo “Él ha mentido mucho. Fue el que encendió la mecha. Nunca vino a preguntarme sobre los supuestos hechos que cometí”, aseguró. Y resaltó que todas las denuncias fueron primeramente recepcionadas en Buenos Aires.
Dijo que a su actividad sacerdotal la centró en Salta y que nunca tuvo problemas, ni denuncias, ni quejas. “Soy un hombre honorable. Esta situación me duele por toda la gente que me pregunta por el comedor que teníamos, las celebraciones… Los pobres siempre van a estar. Los donantes ya no colaboran. Todo porque un grupo decidió hacer esto”, manifestó Rosa Torino.
“Yo no estoy justificando ningún acto aberrante que haya cometido algún cura o la Iglesia. Creo que hay que enjuiciar y castigar, pero yo no cometí esos hechos. Veo con cuánta facilidad mienten y confunden”, añadió.
Negando todos los delitos que se le adjudican, el sacerdote sostuvo que las acusaciones y el proceso judicial que ya lleva seis años fueron premeditados por un grupo de ex integrantes: “El señor Juan Bo y Zarza lo habían anunciado, que me iban a poner preso y que iban a cerrar el instituto”.
El sacerdote describió además que “Yo noté que en la iglesia a quien amo con todas sus sombras y luces hay muchos errores y cosas tristes. En la iglesia también mentimos”, señaló.
Finalizados los testimonios, los jueces procedieron a incorporar la prueba reunida a lo largo del proceso y pasaron a un cuarto intermedio hasta mañana, a las 9, momento en que se producirán los alegatos.
El juicio está a cargo de los jueces de la Sala IV: Maximiliano Troyano (presidente), Norma Beatriz Vera y Roberto Faustino Lezcano (vocales).