El concurso «Cultura te busca, ponete creativo» lanzado por la secretaría de Cultura de la provincia, parece algo menos que un chiste considerando la situación crítica que atraviesan los artistas salteños.
La concepción asistencialista de la cultura sostenida por los sucesivos gobiernos provinciales (ya sea como apéndice del turismo o como mera «prestadora» de escenarios), alcanzó niveles insospechados en plena pandemia de COVID-19. Mientras el colectivo artístico salteño reclama por medidas de contención como las que se adoptaron con otros sectores de trabajadores, la secretaría de Cultura provincial propone un concurso de videos caseros con premios verdaderamente insólitos.
«Si sos músico, acróbata, cantás, bailás o actuás, este es tu momento. PONETE CREATIVO en la cuarentena, grabá y mandá un video para participar. CULTURA TE BUSCA y el premio … está en el escenario!!!!», reza el llamado de la secretaría comandada por la ex-coach de Showmatch Sabrina Sansone.
Pero sin dudas, lo más desconcertante del asunto son los llamados «premios» en juego: «La posibilidad de tener tu propio show en Casa de la Cultura o Usina Cultural, pases gratuitos a espacios culturales provinciales, cursos, y ¡mucho más!», según la descripción oficial.
Traduciendo. Lo que debería ser un derecho de cualquier artista por el sólo hecho de sostener impositivamente (y como cualquier ciudadano) semejante estructura estatal, es presentado ahora como «premio», y para acceder al mismo deben someterse a degradantes certámenes de videos caseros.
La recompensa, para colmo, está pensada y programada a futuro por razones obvias; y se proyecta que el sector vinculado a eventos masivos será uno de los últimos en reactivarse.
«Hay cientos sino miles de artistas sin comida sin seguro médico u obra social, sin dinero para el pago de impuestos y servicios, familias enteras sin ingresos de ningún tipo por el aislamiento y ¿esta es la ayuda del estado provincial?», fue uno de los planteos en redes sociales.
Artistas y músicos manifestaron en reiteradas oportunidades su descontento ante la perspectiva verticalista de las autoridades de la cultura salteña. Espacios como la Casa de la Cultura se sostienen con el dinero del estado y deberían ser accesibles a cualquier artista que lo solicite; sin embargo, la noción asistencialista se impone bajo la idea de que el uso de espacios públicos es un favor del estado a los trabajadores de la cultura.