Al igual que en 2015, este semanario fue finalista del Premio FOPEA a las mejores investigaciones periodísticas del país. Este año fueron seleccionados los artículos que Franco Hessling escribió sobre la hipocresía que envuelve el gran negocio montado alrededor de la Virgen del Cerro.
El sábado 4 de noviembre se llevó a cabo en el Hotel Emperador de la Ciudad de Buenos Aires la ceremonia de entrega de los Premios del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), que consagra a las mejores investigaciones del país. Al igual que en la edición 2015, el semanario Cuarto Poder fue uno de los finalistas.
Este semanario logró ser destacado nuevamente por sus trabajos periodísticos de investigación, tal como había sucedido hace dos años con la seguidilla de notas sobre el Caso Thiago y las irregularidades en el extinto Ministerio de Derechos Humanos de la provincia. Esta vez se trató del negocio establecido alrededor de la Virgen del Cerro. En una serie de artículos escritos por el periodista Franco Hessling se logró llegar a fondo en los motivos que activan una maquinaria que más que religiosa es capitalismo puro.
El trabajo de Hessling siguió la senda de otras investigaciones realizadas en este semanario, como la de Héctor Alí incluida en el libro “A 26 manos: crónicas periodísticas salteñas”, publicado en 2013. La investigación en este nuevo período comenzó en 2016. “Yo venía de escribir varias notas sobre la UNSa y después pude meterme en algo más social. El editor Daniel Ávalos me sugirió que investigara sobre la Virgen del Cerro, que siempre tiene un trasfondo político”, recuerda Hessling, el único de los periodistas de la premiación que no estaba vestido de traje. Parece un detalle pero dice mucho: en el hiper profesionalizado mundo periodístico de Buenos Aires, eventos como el de FOPEA descolocan a los trabajadores de prensa de medios más chicos, que por las eternas y pésimas condiciones laborales a veces simplemente no tienen el dinero necesario para pagar un traje. Hessling, entonces, hace casi un apostolado del oficio, porque sigue adelante a pesar de los traspiés. Este año fue víctima de la terrible crisis que vive el periodismo argentino y dejó de trabajar en El Tribuno y en la agencia DyN. Actualmente se desempeña en Cuarto Poder y en la revista Rock Salta.
Más allá de sentirse sapo de otro pozo desde el punto de vista estético, Hessling estuvo a la altura a fuerza de trabajo. Sus investigaciones este año dejaron bien a la vista la hipocresía montada alrededor de un grupo de personas que utilizan la religión para llenarse de dinero a costa de la fe de la gente.
“Nada que no se haya sugerido con suspicacia antes: atrás del paseo turístico que montaron María Livia Galliano y su esposo Carlos Obeid hay más intereses que la mera pleitesía a los designios de la virgen, a quien la intercesora salteña le atribuye la directiva de cada acción religiosa que guía su vida. Entre otras indicaciones divinas, el regenteo de más de un centenar de hectáreas en una de las zonas de mayor cotización de la ciudad capitalina: los pies del cerro 20 de Febrero, uno de los Tres Cerritos que dan nombre al barrio”, escribió Hessling en el artículo “El negocio de la virgen: la prueba que faltaba”, publicado en este semanario el 10 de junio de 2017. En la misma nota se podía leer: “En la actualidad, Peregrinaciones Salta es una de las principales empresas de turismo religioso que usufructúa el nutrido paseo que ya abarca poco más de cien hectáreas, está asentada en la Capital Federal, calle Malabia 2363 del barrio Palermo. La agencia turística es manejada por Florencia Lacroze, hija de María Marta Garat, la hermana de Eduardo, quien presidía Tres Cerritos SA cuando se le donaron las primeras 32 hectáreas al tándem Galliano-Obeid. En diálogo telefónico con Peregrinaciones Salta, Cuarto Poder constató que además de Florencia, la propia María Marta asiste con regularidad a la sede empresarial de Palermo. ‘Se la encuentra por las mañanas’, respondieron. A la luz de este escenario, la donación en realidad fue una inversión inicial”.
“En términos de investigación periodística los procedimientos fueron bastante ortodoxos”, dice Hessling ahora, tras la premiación. “La particularidad que le veo a la investigación es que no es una denuncia legal, como se pretende en la investigación periodística clásica. Acá no estoy denunciando ilegalidades, no es ilegal lo que sucede, pero sí estoy planteando una situación de hipocresía y relativizando el discurso éste de intercesora de la Virgen que se da María Livia. Porque cada cosa que se ha hecho allí, con las intenciones de montar un gran escenario de paseo turístico religioso, que por supuesto acarrea movimiento de dinero, María Livia lo ha justificado como que era voluntad de la Virgen y que se lo susurraba al oído. Además de toda la espiritualidad que podés estar sintiendo, la estás vendiendo. Hay una situación de comercialización”, explica.
El 24 de junio de este año apareció el artículo titulado “La Virgen del Cerro es capitalista… y María Livia le administra las inversiones”. Allí, Hessling escribía: “Pilar Ogueta de Tanoira organiza peregrinaciones desde Buenos Aires a Salta, al sitial espiritual cercado por María Livia Galliano y Carlos Obeid. En una entrevista en Radio Estudio de Pehuajó, en abril último, Pilar cuenta cómo inició su promisorio camino comercial en la organización de tours por aire al mítico lugar norteño. (…) Rememora que la primera vez que vio a María Livia, hace unos 16 años, la salteña autoproclamada intercesora de la virgen la interpeló ‘con una autoridad para hablar como que viene desde el cielo, uno como que lo reconoce, ¿no?’(Sic). La epifanía para Pilar, vía María Livia, fue explícita: ‘Como siempre volvía (al paseo turístico salteño), y volvía con mucha gente, un día la señora María Livia me dijo que a la virgen le encantaría que organice peregrinaciones en avión, que traiga gente’. Regresó a la ciudad de la furia y dialogó con su marido, Gonzalo Tanoira (h), sobre el mandato divino”. Luego, en la misma nota, contaba: “En otro viaje suyo, la mujer le contó la reacción de su marido a la salteña confidente de la virgen, quien le aconsejó, según ella recuerda, ‘vos chartiá el avión entero que la virgen lo va a llenar’. Convenció a Gonzalo después de una providencial reunión con personas interesadas a las que convocó para contarles su experiencia de conversión. Ya en ese primer viaje, realizado en 2003, algunos interesados se quedaron sin lugares”. Y finalmente explicaba que Pilar contaba que en diciembre de 2001 se había encontrado con una persona que la estaba buscando y que le dijo: “Pilar fui hace unos días a Salta, se está apareciendo la virgen allá, todo el tiempo me acordaba de vos y de Santos, sentí que ustedes tenían que ir”. “Estaba la virgen en Argentina así que ni lo dudé, saqué un pasaje y a la semana estaba en Salta; fue entre Navidad y Año Nuevo”, aseguraba la mujer.
Hessling fue categórico: “La persona que buscaba a Pilar porque había sentido en Salta que ella y Santos debían ir a la Virgen del Cerro, en diciembre de 2001, no es otra que Paula Lacroze Garat, hermana de Florencia e hija de María Marta Garat, estridentes conversas y regentes de Peregrinaciones Salta. Eduardo Garat fue el decisor de la ‘donación’ de las iniciales 32 hectáreas, porque a principios de siglo, el hermano de María Marta era el principal administrador de Tres Cerritos SA, la empresa familiar con bienes raíces en Salta. Un artículo publicado en el diario La Nación por Víctor Sueiro, el hombre que volvió de la muerte, consigna que ‘Gonzalo Tanoira y Pilar, su esposa, relatan que una amiga, Paula Lacroze, les hizo conocer a María Livia’. El texto es de septiembre de 2005 y se titula ‘Ellas, entre el cielo y la tierra’”.
Hessling habló con muchas fuentes e indagó en la interna de la iglesia para la investigación, que fue ternada como Prensa Escrita Provincial. En el evento fueron premiados periodistas como Hugo Alconada Mon, Hernán Lascano y Germán de los Santos, autores del libro Los Monos, sobre el narcotráfico en Rosario, y el diario La Gaceta de Tucumán por un trabajo sobre irregularidades en el Instituto Provincial de la Vivienda.
La ceremonia, a todo trapo, fue coronada con un vino que era tan bueno que no dejaba resaca al otro día sino que otorgaba energía para comenzar la jornada. La que hace falta para hacer buen periodismo pese a los inconvenientes.