Dos mujeres trans fueron asesinadas en las últimas dos semanas, entre ellas se encuentra Marcela Chocobar, una salteña que hacía 7 años vivía en el sur del país. “Estos hechos muestran el efecto concreto que la discriminación y el odio tienen sobre las personas LGBT», expresó en un comunicado la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales.

“Finalmente las pruebas de ADN realizadas a restos encontrados en un baldío de Río Gallegos, confirmaron la muerte de Marcela Estefanya Chocobar de 26 años de edad, desaparecida desde el dia 6 de septiembre en esa localidad. Por este asesinato hay al menos dos personas detenidas. Este doloroso hecho se suma al crimen de odio del que fue víctima Coty Olmos en la ciudad de Santa Fe y la trágica decisión de Pablo Utrera de quitarse la vida. La FALGBT y ATTTA exigen la aprobación urgente de la ley de prevención y sanción de actos discriminatorios”, señalaron desde la Federación.

El cuerpo de Marcela Chocobar fue hallado por partes, calcinado, en un un baldío de Río Gallegos. Coty Olmos fue asesinada a puntazos y la encontraton al lado de su cama, con una bolsa en la cabeza, en Santa Fe.

Marcela Estefanya Chocobar, una joven trans de 26 años, había desaparecido hace dos semanas a la salida del pub Russia, ubicado en el centro de la localidad santacruceña de Río Gallegos. Hay al menos dos personas detenidas por la eventual responsabilidad del crimen.

“Ella solía frecuentar ese pub los fines de semana, tanto los dueños como los socios del lugar la conocían. Una amiga que estaba con ella esa noche dice que no encontró nada raro en la actitud de Marcela, nada que le hiciera sospechar que estuviera preocupada por algo”, dijo a Infojus Noticias su hermana, Carina, cuando todavía tenía esperanza de volverla a ver con vida.

Marcela fue vista por última vez el 6 de septiembre, a las 6.30 de la mañana, cuando salía del pub Russia. Según algunos familiares, la policía de Santa Cruz investigó a un ex novio de la joven,  señalado porque la habría molestado en las últimas semanas.

Una amiga, que estaba con ella el día de su desaparición, le mandó un mensaje de whatsapp para saber cómo había llegado a su casa. Supo, por la notificación, que había sido leído, pero nunca fue respondido. Desde ese momento, el teléfono de Marcela se apagó.

“Nosotros no teníamos ninguna señal para pensar que ella quisiera irse de repente o escapar, porque estaba bien de ánimo y contenta”, dijo Carina y contó que nunca había pasado que “se alejara sin avisar a dónde iba”. Marcela nació en Salta y se fue a vivir al sur hace unos siete años, con parte de su familia, que ya estaba radicada en Santa Cruz.