Esta semana se cumple el octavo aniversario de la Residencia para Madres y la Sala de Juegos “Arco iris” del Hospital Materno Infantil. Estos espacios posicionan al nosocomio como referencia en el área, al tiempo que desnudan el exceso de centralismo de la salud pública provincial. (F.H.)

Por estos días se cumple el octavo aniversario de la fundación del Residencia para Madres y la Sala de Juegos “Arco iris” del Hospital Materno Infantil, lugares donde se alojan las mujeres que durante su embarazo tuvieron complicaciones, junto a sus hijos. Algunas completan el puerperio allí, entre un mes y medio y dos, y otras inclusive permanecen por lapsos más extensos de tiempo, son los casos en los que se presentan diagnósticos más comprometidos. Los espacios son aprovechados principalmente por las madres que vienen desde el interior, téngase en cuenta que, por más inverosímil que resulte, el Materno Infantil de la capital es la única sala pública equipada para atender partos y cesáreas.

La inauguración de tales espacios convirtió al nosocomio en uno de los más desarrollados de la región, en materia de atención neonatal está a la cabeza inclusive de las clínicas privadas de mayor prestigio. El paradigma de abordaje familiar, no la abstracción de los pacientes por separado, permitió que se proyectarán este tipo de aportes infraestructurales, enfocados en la cuestión vincular como parte fundamental de las miradas médicas, más allá de los diagnósticos técnicos. De este modo, los tratamientos incluyen intervenciones multidisciplinarias y una especial deferencia con la contención de quienes son asistidos. Asimismo, tanto la Residencia para Madres como la Sala de Juegos Arco Iris permiten la interacción entre distintas madres y niños que experimentan situaciones sanitarias similares. El encuentro promueve ayuda a que se sientan identificados con seres cercanos con quienes empatizar al punto de encarar una lucha de supervivencia conjunta.

No obstante, hay que subrayar que de la misma manera que el San Bernardo funciona como epicentro de derivaciones que llegan desde toda la provincia, sobrecargando las posibilidades de atención, el Materno Infantil es la única referencia en su área específica, razón por la cual se centraliza cada vez más la recepción de casos, marginando a la gran parte de la población salteña a tener acceso a la atención de excelencia en sus lugares de residencia. Es ante esa situación que surge la necesidad de contar con un albergue equipado especialmente para madres e hijos que llegan desde el interior. Sin apocar la importancia del octavo aniversario que se cumple este año, pues el trabajo que se realiza allí, como ya se dijo, es de referencia para toda la región, hay que remarcar que la política centralista generó que se concentren muchos recursos en un único nosocomio, en vez de multiplicar la experiencia en distintos sitios de la provincia.

El aniversario se cumplirá específicamente el 20 de noviembre próximo y contará con actividades a realizarse en las instalaciones del centro asistencial ubicado a metros del Monumento 20 de Febrero, frente a los cuarteles de Gendarmería. Los trabajadores de la Residencia y la Sala Arco Iris aprovechan los aniversarios para cambiar el talante médico que impregna normalmente a estos lugares. La Residencia con música, colores y juegos especiales anima tanto a las enfermas como a los y las pequeños/as. El pálido torna en un refugio burbujeante que se presenta como una bocanada de aire fresco también para los y las trabajadoras del área.