Un cordobés estiró la pata tras batir el récord de choripanes ingeridos en una hora. Las pericias determinaron que no fueron los casi 30 choris los responsables de la muerte, sino el aderezo.

Algunos conspicuos choripanólogos opinan que un chimichurri bien cuidado puede durar hasta dos meses bajo las condiciones de temperatura adecuadas. Pero una vez fuera de la heladera bastas unas horas de calor para que todo se pudra.

Esto fue lo que pasó en Colonia Tirolesa, un pequeño poblado al norte de la capital cordobesa. Ahí Eugenio Esteban Mariotta, conocido como El Gordo Puñal, intentó batir el récord de choripanes comidos en 60 minutos, que hasta la tarde trágica y calurosa del martes pasado, era de un riojano que en 2007 se había clavado 26 choris mariposa con mayonesa y chimi, tal cual dice la regla establecida en el libro de los records Guinness.

28 choripanes y no pudo más el estómago de Mariotta, quien en un despliegue de heroicidad se colocó en el podio de los comedores de competencia, sin saber que unas horas más tarde, se volvería fiambre.

Rodolfo Martin Azcue, versado catador de chorizos y embutidos, comentó a El Polichombi: “Lo que no te mata, te fortalece. Y en el caso de el señor Mariotta, lo seguro es que no fueron los chorizos los culpables de su deceso, sino el chimichurri que venía agarrando sol desde la mañana”.

Contratado por la policía cordobesa como perito choricero, Azcue se encargó del relevamiento de pruebas in situ y determinó -luego de examinar varios cachos de chorizo dejados por el nuevo poseedor del récord- que el “PH en los chacinados era el normal, pero la acidez de la mezcla chimichúrrica estaba por fuera de los niveles aptos para el consumo humano, lo que estamos casi seguros fue el factor determinante para el fallecimiento del competidor”, comentó el experto.