Pese a que las pericias en la vivienda indican la presencia de dos perfiles genéticos de hombres no identificados y señalados como los asesinos, una psicóloga del Ministerio Público, que fue quien tuvo a su cargo el Circuito Cerrado de Televisión (CCTV) de la hija de la víctima informó que la niña dijo haber visto a un solo chico. (Andrea Sztychmasjter)
Hoy se escuchó la declaración de cuatro empleadxs de la empresa Garbarino en la que trabaja Cajal Gauffín, dos de ellxs lo hicieron por videollamada. Se trata de una empleada de Cajal que informó padecer una enfermedad y del jefe del imputado que declaró desde Buenos Aires. La declaración de la primera testigo tuvo serias interferencias comunicativas que dan muestra de la falta de tecnología empleada en las audiencias. Por su parte el jefe de Cajal fue consultado por los manejos financieros de los encargados de las sucursales de la empresa y sobre los circuitos en la manipulación de dinero en los locales que posee la ciudad, sobre las relaciones extra laborales que mantenía el imputado y sobre la llamada que mantuvo con Cajal, minutos después del hecho.
El testigo porteño ratificó que en las llamadas cajas chicas de las cuales se sacaba dinero para viajes y viáticos se manejaban con un monto no mayor a los 15 mil pesos. “Ningún gerente regional tiene acceso al dinero que se maneja en la sucursal. Todo el dinero que circula por cobranzas tiene un circuito a través del sistema el cual hay autorizadores o permisos para recaudar y conciliaciones de caja electrónica. Sobre lo que se recauda, sobre lo que se entrega a la recaudadora y sobre lo que pasa por caja”, manifestó el jefe de Cajal. Además consignó que posee una relación jerárquica con otros 8 gerentes regionales: “Si no tendría un buen concepto de él (Cajal) no estaría trabajando conmigo”, mencionó.
Sobre las relaciones extralaborales de Cajal el testigo mencionó que en la empresa trabajan 2000 personas y que es común que se presenten situaciones de ese estilo “sentimentales o como quieran llamarlas”. Describió que como encargado al enterarse de estas situaciones se alerta a las personas involucradas: “Estas relaciones traen problemas para las operatorias de las sucursales”, detalló porque se pueden presentar algunos pedidos de favores o algunos “beneficios”.
Al respecto de la llamada que mantuvo con Cajal el día del hecho, manifestó que solamente le manifestó su apoyo, ya que desde Buenos Aires no podía hacer mucho y se comunicó con otros empleados de la empresa que sabía eran más cercanos con Cajal para que puedan acompañarlo.
“El hombre malo”
También declaró una psicóloga que presta servicio en el Sistema de Emergencias 911 y que estuvo presente en la escena del crimen, y una psicóloga del Ministerio Público, que fue quien tuvo a su cargo el Circuito Cerrado de Televisión (CCTV) de las hijas de la víctima.
La psicóloga del Ministerio relató: “Le realicé una entrevista preliminar donde se evalúa y se hace la valoración de si la niña está en condiciones (…) Yo valoré que sí estaba en condiciones”. La licenciada especificó las dificultades lingüísticas propias de una niña de 3 años y de su etapa evolutiva pero detalló que según su informe la menor estaba en condiciones de contar a su modo lo que había pasado.
“La niña de la forma en la que ella pudo comentó que había atravesado un hecho de violencia. Ella comentó que había ingresado una persona al domicilio, que había discutido con la madre, que era de sexo masculino, ella lo llamaba ‘el chico malo’, que los había visto pelear a este chico con la madre. Que en un momento el chico las encierra en el baño y después el papá las salva”. Relató además que la niña contó que la persona que llegó a su casa llegó con un perrito a upa. “Hizo hincapié en varias oportunidades en esto de que la lastimó a la mamá, que lo repite durante la entrevista varias veces dando cuenta que ella se mostrada afectada por ese hecho, impactada”, refirió la profesional
Seguro colectivo
Durante la jornada también declaró una abogada que intervino en una mediación suscitada entre Cajal Gauffín y una empresa de seguros, por el cobro de un seguro de vida. La letrada informó que se trataba de un seguro colectivo que era tomado por la empresa Garbarino. Rectificó que efectivamente Cajal no pudo cobrar el seguro porque existía una cláusula que estipulaba que ante el fallecimiento de una persona de forma provocada no se efectuaría el pago hasta que haya un responsable. Detalló que el monto del cobro que le hubiera correspondido en caso de cobrarlo era de 900 mil pesos.