Como era de esperarse, si alguien podía saltar ante la aparición del Impuesto a la Riqueza ese era Jorge Brito, el magnate banquero que Juan Carlos Romero hizo desembarcar en Salta hace 22 años, presidente del Banco más importante de Salta, con la mayor cantidad de clientes cautivos de la provincia, más de 44000 empleados públicos y el 90% del padrón de jubilados y pensionados de la provincia. 

En una entrevista, el banquero no sólo critica la implementación del impuesto, sino que aprovecha para decir que el gobierno no tiene estrategia en materia impositiva y hasta llama a una rebelión impositiva a quienes se sientan afectados por este tributo.

“El impuesto a las grandes fortunas solo creará una rebelión fiscal como nunca se ha visto, no sólo se recaudará poco, sino que se desalentará la inversión», dijo al referirse a la Ley de Aporte Solidario y Extraordinario de las Grandes Fortunas. Aunque reconoce que existe una necesidad de fondos por parte del Estado y que los que los que más tienen los que deben ayudar en este momento para paliar los problemas económicos que la pandemia ha agravado, entiende que la solución es “todo lo opuesto” a lo que hace el Gobierno para alentar la recuperación económica, que castiga doblemente a quienes podrían invertir y crear trabajo.

«Resulta que esto se hace a menos de nueve meses de haber establecido un aumento en la tasa del impuesto a los bienes personales, que pasó de 0,25% a 1,25% para los bienes en Argentina y al 2,25% para los bienes en el exterior. Este impuesto se cobra todos los años y se va a seguir cobrando, en un país que ya viene con la carga de una muy alta presión impositiva. No se trata de un impuesto nuevo en un país con una tributación sencilla, sino otro impuesto más, que se da en un país con una alta tributación y una gran cantidad de impuestos», justifica Brito.

«Si lo que se busca es que el país siga con una economía mixta, privada y estatal, la creación de este impuesto sólo agrega más elementos a aquellos que quieren irse del país. No estamos pensando en los 100 argentinos más ricos de la lista de Forbes que, por supuesto podrían pagarlo y seguir teniendo liquidez, sino en los 9.900 argentinos cuyas medianas empresas desaparecerán luego de pagarlo o terminarán yéndose del país. ¿Qué tonto va a querer blanquear dinero en Argentina?», acota esta vez.

Y tira sus tres alternativas, partiendo de la base del mismo importe que se quiere recaudar. Que el monto aportado sea una cuenta tributaria en pesos con ajuste dólar link que se use en cuatro cuartos a partir del quinto año de aportada. Que sea un bono en dólares o dólar link sin interés, con similar plazo de amortización. Que sea un monto a invertir en los próximos 18 meses en aquellas áreas que el Gobierno crea imprescindibles y que den trabajo (energía, construcción, transporte) y ese monto se mantenga por cuatro años sin vender la inversión o la participación en una empresa.