En General Pizarro no hay tratamiento especial de la basura. Ni siquiera hay recolección diaria de residuos. Un informe explica cómo estas irregularidades afectan la salud de los habitantes y causan daños al medioambiente a largo plazo. (DOM)

La basura bien puede ser un parámetro de eficacia. Aquello antihigiénico, que ensucia y enferma, se entierra y se aparta de la sociedad. Un intendente que entiende que trazar políticas sobre la basura es un requisito básico para ordenar la sociedad, para dotarla de un sentido y apartarla del caos, es un intendente que está realizando bien sus funciones. El ejemplo contrario es lo que sucede en el municipio de General Pizarro, donde una auditoría ha detectado la total inexistencia de planificación relativa al servicio de recolección de residuos domiciliarios.

Impurezas e imperfecciones

El primer problema en General Pizarro es que no hay recolección diaria: solo lunes, miércoles y viernes. Y estos tres días a la semana no recorre la ciudad un camión especial, sino que se encarga de la recolección un tractor o camión con acoplado: un camión compactador guarda la basura y la aísla, pero un acoplado es como sacar a pasear la basura para que siga contaminando. El destino de las bolsas recolectadas también deja mucho que desear: los lugares de relleno sanitario con residuos sólidos urbanos son inaccesibles en días de lluvia.

Los dos lugares son basurales a cielo abierto, que “se caracterizan la presencia de animales que deambulan en el lugar y se produce quema de residuos”, dice el informe. Se produce quema y combustión de basura; pero la administración municipal no ha implementado un procedimiento de gestión relacionado con el diseño de un sistema provincial de manejo de la calidad del aire y el inventario de emisores de contaminantes atmosféricos.

Un detalle nada menor es que en la superficie donde se ha instalado el basurero, el municipio no ha practicado ningún Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental y Social. “La contaminación producida por los residuos, sobre los recursos hídricos, constituye uno de los problemas ambientales más serios… En todos los casos comprometen a las napas de agua hasta grandes profundidades por el aporte de líquidos lixiviados”, dice el informe. Además, los suelos que sufren la acción de los líquidos lixiviados, dejan de ser utilizables por largos periodos de tiempo.

El desinterés de las autoridades es total: los auditores no encontraron documentación que indique que se hayan llevado a cabo tareas destinadas a planificar la remodelación y la recuperación del terreno afectado al relleno sanitario. Ni siquiera hubo un presupuesto, un número inventado sobre una hoja. Y es por eso que hasta causa gracia leer la indignación de los investigadores al descubrir que no hay trabajos de reciclaje, ni tratamiento distinto para diferentes materiales. Pedirle a un municipio que separe vidrio, plástico y materiales biodegradables cuando ni siquiera puede recolectar la basura todos los días parece un chiste.

De todos modos, para hacer totalmente explícito el veredicto, se puede leer en la Auditoría:

“El grado de cumplimiento de las disposiciones de la Ley Nº 7.070 de Protección del Medio Ambiente, en general, en una escala: muy bajo, bajo, medio, alto, es muy bajo. En cuanto al cumplimiento de la normativa respecto a la disposición final de los residuos domiciliarios, en una escala: muy bajo, bajo, medio, alto, es muy bajo. En cuanto al cumplimiento de la gestión ambiental analizada, respecto a la disposición final de los residuos domiciliarios, en una escala muy bajo, bajo, medio, alto: es muy bajo”.

Consecuencias

Las políticas ambientales son mínimas y erróneas. El problema es que un intendente que no piensa en la basura no está pensando en los vecinos. “La transmisión de determinadas enfermedades que pueden producirse por contacto directo con los residuos y por la vía indirecta a través de los vectores o transmisores más comunes como moscas, mosquitos, cucarachas, ratas, perros y gatos callejeros que comen de la basura. La acumulación La acumulación de los residuos urbanos, puede causar más de cuarenta enfermedades que producen desde una simple colitis hasta infecciones que pueden ocasionar la muerte”, advierte el informe.

Los más vulnerables a sufrir cualquier tipo de enfermedades infecciosas, parasitarias o respiratorias son los menores de cinco años y las personas de mayor edad. Siendo mayor el riesgo para la población de muy bajos recursos. Y, justamente, si hay algo que sobra en Pizarro son los pobres.

Algunas de las enfermedades que se registran en las unidades sanitarias y que están directamente relacionadas con la basura son: ascariasis, hepatitis virósica, toxoplasmosis, fiebre tifoidea y poliomielitis, entre otras. Podrían también nombrarse otras patologías como las bronco pulmonares, los bronco espasmos, el asma (adquiridas por vía respiratoria) y las enfermedades de la piel y los problemas intestinales como la diarrea aguda, que constituyen los trastornos más frecuentes provocados por el contacto directo con los desechos que tienen las personas que viven en el basural y en áreas muy próximas.

Asimismo, dice el informe que “las infecciones que promueve la exposición de la basura al medio ambiente urbano, la quema de residuos a la que recurren los recolectores que habitan las adyacencias del basural municipal, puede derivar en lesiones muy graves para el sistema respiratorio, puesto que produce la suspensión de partículas que son altamente contaminantes. A esto debe agregarse la emanación de gases ofensivos y peligrosos por ser de fácil combustión”.

Uno de los motivos por los cuales se subestima la problemática es que si bien el jefe comunal puede percibir que la falta de implementación de sistemas de gestión ambiental genera inexorablemente daños ambientales a largo plazo, lo que le interesa al funcionario es que el problema no estalle ahora: que se ocupe su sucesor, o el que le siga.

El problema, entonces, se hace crónico. No estalla, pero está ahí todo el tiempo. Todo el pueblo se ha basurizado.

El destino

General Pizarro es un municipio rico, lleno de pobres. Forma parte del departamento de Anta, al igual que, por ejemplo, Joaquín V. González, donde el 60% de los habitantes están por debajo de la línea de pobreza.

Al igual que las personas indigentes, los municipios pobres sólo consiguen ser noticia cuando algo nefasto sucede. El nombre “General Pizarro” saltó en los medios cuando en 2004 el gobierno provincial decidió desafectar 25 mil hectáreas de una reserva natural para utilizarla en la producción agrícola.

Mientras los ambientalistas protestaban, se prometió, entonces, la creación de muchos puestos de trabajo. Pero se plantó soja y la soja no necesita muchos trabajadores rurales, aunque sí deja enormes réditos en sus propietarios.

Desde entonces que General Pizarro no es noticia. Al igual que la basura, está lejos, fuera de la vista, marginado de la higiénica capital y la buena conciencia de sus habitantes.