Oficinas del ministerio de educación sufren el mismo destino que tantos otros edificios escolares dependientes de la cartera de Dib Ashur: luego de las últimas lluvias los techos están a punto de colapsar por las goteras y la humedad.

Dos lluvias fueron suficientes para que una considerable cantidad de edificaciones antiguas y sin reparaciones recientes estuvieran a punto de venirse abajo. Le pasó a la peña boliche a orillitas del canal, también al concejo deliberante de Orán. Ahora nos enteramos de que las oficinas del ministerio de educación de la provincia, ubicadas en la calle Lavalle, corrieron con la misma suerte luego de la lluvia del viernes pasado. Si bien los techos no se vinieron abajo, sí se tuvo que evacuar al personal que allí trabaja por razones obvias: llueve más adentro que afuera y esto implica ciertos peligros: “Cables tirados en el piso, cajas de archivos en los pasillos, oficinas abandonadas y un penetrante mal olor por las cámaras cloacales sin mantenimiento”, mencionaron los trabajadores, quienes además reconocieron que hace como 20 años que trabajan en condiciones similares, puesto que en cada temporada de lluvia las marcas de agua y las goteras se convertían en parte de la decoración.

Trabajadores que estaban en la reparación de los techos informaron que se dieron con varias capas de membranas, puestas tal vez en cada una de las últimas lluvias como para paliar un poco las filtraciones. «En algún momento se debe arreglar los techos y a la vista se ve que acá en años nunca le hicieron mantenimiento», dijo uno de los que estuvo laburando en el techo.

Un ministerio que hace más aguas que sus propios techos, si en otras oportunidades eran las escuelas de la provincia las que sufrían las inclemencias del tiempo, ahora le tocó a la oficina  de Liquidaciones.

foto: el tribunito