Empezaron a llegar los telegramas oficiales; la lucha continuará, tanto por la reincorporación como para que separar del cargo de titular del área al inexperto Matsumoto. El horizonte de la protesta dependerá de cuál sea la línea política que se imponga entre los trabajadores. (D.M.L.)

El viernes empezaron a circular listas con nombres de los más de 500 despedidos que dispuso el Ministerio de Agroindustria de la Nación. Afectan especialmente puestos laborales de la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF). La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) informó que ya se habían recibido 548 telegramas en todo el país, pero Cuarto Poder pudo saber que en Salta sólo habían llegado rumores sobre los nombres que podrían integrar dicha lista. En Buenos Aires, las movilizaciones acabaron con una nueva represión policial. Hecho que la administración de la Alianza Cambiemos ya ha convertido en parte de su repertorio corriente.

Hasta el cierre de esta edición, las fuentes de este semanario habían recabado once nombres de los posibles afectados en Salta por esta nueva ola de despidos en la SAF. Otras versiones afirmaban que se trataría de doce nuevos marginados de sus puestos de trabajo en la delegación local. El listado de nombres prefirió mantenerse a resguardo para no anticipar erróneamente lo que suceda cuando se reciban los telegramas, como ya ocurrió antes, cuando las listas contaban con ciertas identidades pero los despedidos finalmente fueron otros. Se espera que la próxima semana empiecen a resolver la incertidumbre, cuando las notificaciones del correo oficialicen el recorte en personal.

En la repartición salteña, la organización de empleados ha venido desarrollando una lucha frontal contra el más reciente responsable del área: el joven Kenji Matsumoto, quien carece de saberes técnicos y experiencia en el campo de la agricultura familiar. Su única virtud es ser un férreo exponente de la figura pública PRO: vacuo, con modales dantescos, prepotente y prejuicioso. Con menos de 30 años, su perfil tampoco da cuenta de recorrido en la administración pública o en otras áreas de gestión. El descendiente de orientales configura un ejemplo claro de lo que Alfonso Prat Gay definió como “grasa militante” para referirse al copamiento del Estado que el gobierno anterior hacía con sus cuadros políticos y técnicos.

Kenji Gómez Matsumoto

En esa lucha frontal emprendida contra Matsumoto y la política de Cambiemos, en Salta se representan las dos tendencias que también existen a nivel nacional en ATE: el sector kirchnerista, que en la provincia dialoga con la Corriente Clasista y Combativa (CCC) a través de la Multisectorial creada este año; y la lista Marrón, con influencia de la izquierda revolucionaria, y que en la SAF salteña rivaliza con los delegados de la burocracia sindical. Tanto unos como otros coinciden en que el actual titular de la SAF local es sobradamente más torpe que su antecesor, Carlos López Sanabria, quien conservaba mejores canales de diálogo. Desde que llegó al cargo, Matsumoto tomó decisiones que no tardaron en poner en evidencia su absoluto desconocimiento sobre aspectos elementales que hacen al funcionamiento de la dependencia, y dispuso arbitrariedades como cortar viáticos para trabajos de campo o demorar reembolsos por pasajes de colectivo.

La lucha que se desarrolla en Salta no es sólo contra los despidos y por la reincorporación de quienes ya recibieron las notificaciones y aquellos que las reciban en días subsiguientes; también es para que el joven funcionario PRO sea removido de su cargo. Públicamente, ambas tendencias de ATE denunciaron como incompetente al oriental, y requirieron que la dirección de la SAF recaiga en alguien que, si no tiene recorrido en el ámbito de la agricultura de subsistencia, al menos acredite un mínimo de experiencia en la administración pública.

Las diferencias entre la corriente filo kirchnerista y quienes militan en la Lista Marrón estriban en dos aspectos: la caracterización coyuntural de la que parten y el horizonte de la lucha abierta por estos días. En cuanto a lo primero, quienes omiten pleitesía a las conducciones K observan en la precarización laboral de los convenios macro, dadas hasta 2015, como el punto básico para que el macrismo pudiera avanzar contra los puestos de laborales que existen, en algunos casos, desde hace más de una década. La burocracia con discurso progresista, en cambio, entiende que el ajuste y toda desavenencia empezaron el 10 de diciembre de 2015 al mediodía. Sobre lo segundo, las ambiciones ante la lucha contra la actual situación, los delegados de la línea kirchnerista de ATE hacen esfuerzos por mantener la situación en un plano de lucha y negociación, al viejo estilo vandorista. La tendencia Marrón planea llevar las protestas a fondo, sin concesiones ni admitiendo negociaciones de ningún tipo si se  trata de reducir derechos o dejar en la calle a cualquier compañera o compañero.