Varios medios locales se escandalizan porque alumnos de 12 años fueron retirados de clases para ir a un acto político de Juan Urtubey. Esa modalidad y el uso indiscriminado de edificios públicos parecen ser las nuevas formas de la “política U”.

La humilde jornada a la que llevaron a los chicos en horarios de clases, se concretó el viernes de la semana pasada con un acto político de Confluir (espacio oficialista) que tuvo lugar en el Centro de Convenciones de Limache.

Los pibes eran de la escuela Gaufín de barrio San Remo. Fueron al menos dos divisiones y un docente dijo que fueron «a compartir ideas y participar». A Confluir, digamos. Como suele ocurrir en estos casos, al ser consultado el gobernador al respecto éste escapó con una frase picaresca: «¿De séptimo grado? no había nadie de séptimo grado». Las fotos son contundentes. La realidad más contundente aún.

El docente a cargo de los alumnos, José Villalba, entendió no era un acto político. Si bien la gravedad de retirar alumnos de una escuela, para concurrir a un acto político exime de mayores comentarios, no es menos grave la utilización indiscriminada y gratuita de edificios públicos, para fines proselitistas.

Días atrás ocurrió algo similar con el Micro Estadio Delmi, utilizado para un acto político del gobernador/candidato, junto a Miles, Luis Delia y otros dirigentes del campo popular. Es de conocimiento público que el acto político realizado en el Delmi tuvo fines proselitistas/políticos ajenos al manejo del Estado salteño, o por lo menos no de su interés, como para utilizar un estadio público para el encuentro militante.

Tanto en esa oportunidad como en el Centro de Convenciones de Limache con los alumnos, la utilización de los recursos estatales para fines particulares (candidatura unipersonal) no tiene justificación legal, ni presupuestaria, alguna.

Es de esperar que si la actual administración no se destaca por construir nuevas dependencias públicas, por lo menos que no se utilicen impúdicamente los pocos edificios que dejó el neoliberalismo. Después de todo, Claudio Del Plá, Juan Collado, Miguel Isa y Juan Romero deben alquilar un teatro, para hablar ante los jóvenes.