Entre los nuevos funcionarios municipales hay 2 nietos de militantes de los 70. Jorge Durand lo es de Lucrecia Barquet, la fundadora de los organismos de DDHH de Salta. Luciano Salim lo es de Farat Sire Salim, abogado defensor de presos políticos en los 60 y luego Ministro de Justicia de Miguel Ragone. (D.A.)
Aclaremos rápido que los orígenes sociales y familiares de alguien siempre sirven para explicar su conducta política, aunque un análisis riguroso siempre depende más de las relaciones políticas adultas del personaje en cuestión. Esa certeza sirve para aclarar que la filiación entre los nuevos funcionarios municipales y los militantes de ayer está lejos de blindar el accionar de los primeros aunque esto no ensombrece el hecho de que Jorge Emiliano Durand y Luciano Salim son nietos de una mujer y un hombre que marcaron la historia de los derechos humanos en la provincia. Durand es el nuevo Jefe de Gabinete de Miguel Isa, Salim el nuevo Secretario de la Juventud.
La mujer de ojos claros
Lucrecia Barquet, abuela de Jorge Durand, fue una de las personalidades que sintetizó una incansable lucha contra los horrores de la última dictadura en Salta. Su historial militante se remonta a los 60´ y 70´ y las singularidades de la historia de los Derechos Humanos en nuestro país, esto explica porqué su accionar llegó hasta el año de su muerte en el 2005. Y es que en Argentina, a diferencia de los casos uruguayos o chilenos en donde la defensa de los DDHH recayó en sus políticos, las denuncias internacionales contra las dictaduras recayeron en los militantes revolucionarios de las organizaciones populares de los 70. Organizaciones que, diezmadas por una derrota política primero y el aniquilamiento físico después, terminaron pidiendo a sus militantes exiliados que denunciaran y documentaran la represión.
También fue el caso del Partido Revolucionario de los Trabajadores, la organización en donde Lucrecia Barquet militaba antes del golpe de marzo del 76. Ese partido organizó en EE.UU. el AISC (Argentine Information Service Center) y la CADHU (Comisión Argentina de Derechos Humanos) que hacia 1979 confeccionó la lista de desaparecidos más completa hasta entonces elaborada y que registraba 13.000. También influyeron en los congresales norteamericanos que exigieron explicaciones a la Junta Militar, en ellos recayó también la organización de las primeras visitas de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo a ese país y fueron ellos quienes propiciaron la gira de un político como Oscar Alende que denunciaba en el exterior el terrorismo de Estado.
Barquet protagonizó ese tipo de trabajo tanto dentro como fuera del país. Su militancia en el P.R.T. determinó su detención en el 76 y cuando recuperó la libertad empezó a militar en la “Comisión Nacional de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas y gremiales”. En 1979 se exilió en Suecia y retornó a Salta un año después para fundar la filial de la comisión en la provincia. Durante la Democracia impulsó los juicios a los principales represores locales con recursos magros y la indiferencia abundante de quienes siempre exigen “mirar” para adelante. Cuando el peso de los años la alejó de las calles, su militancia devino en una obra que tituló “La represión en Salta, 1970-1983”. El libro fue editado por la U.N.Sa. y se lo presentó de la siguiente manera: “…un viaje al terror real, documentado en su totalidad, sin una exageración. Un viaje hacia a un pasado muy reciente, sobre hechos que ocurrieron aquí, en nuestra provincia, como una parte de lo que ocurrió en todo el país”. La misma U.N.Sa. la declaró “Doctora Honoris Causa”.
Farjato para los amigos
Farat Salim, abuelo de Luciano Acedo Salim, nació en Salta en 1926. Se recibió de abogado en la Universidad de Tucumán y volvió a Salta. Con el triunfo de la UCRI en 1958, se convirtió en fiscal de Estado de la provincia. Años duros y de permanente patronazgo militar en los que el gobernador electo Biella no pudo evitar el encono de una guarnición militar que lo acusaba de cobijar peronistas, comunistas y corruptos. Cuando esa guarnición le entregó al gobernador una lista negra de funcionarios, en ella se encontraba el Fiscal de Estado Farat Sire Salim. Cuando la misma guarnición exigió la disolución del partido Justicialista y el Comunista, Biella rechazó esa y otras exigencias y la presión militar terminó con la intervención de Salta en diciembre de 1961. Esa intervención decreto la disolución de los partidos mencionados pero “Farjato” declaró inconstitucional la norma.
En los 60 se convirtió en uno de los abogados que defendió a los detenidos y presos políticos. Uno de los casos mas resonados fue el de miembros del Ejército Guerrillero del Pueblo. La célula guerrillera era comandada por Ricardo Masetti, el periodista que luego de entrevistar al “Che” y Fidel Castro -mientras todavía peleaban en la Sierra Maestra- terminó sumándose a la revolución. En el marco de la estrategia del Che de continentalizar la revolución, Masetti aceptó la propuesta de Guevara para abrir un foco en el norte argentino y en junio del 63´ ingresó a las selvas de Orán desde Tarija. Lo hizo con un cubano y tres argentinos que habían sido adiestrados militarmente en la isla. En agosto empezaron a arribar contingentes de guerrilleros reclutados en Córdoba y Buenos Aires y que mayoritariamente eran universitarios, pero en marzo del 64 comenzó el principio del fin cuando uno de los campamentos principales cayó en manos de la gendarmería. Masetti, desapareció para siempre mientras intentaba romper el cerco de los gendarmes y varios de los presos que purgaron sus condenas en la cárcel de Villa Las Rosas fueron defendidos por Salim.
Con el retorno de la “democracia” en 1973, Miguel Ragone designó a Farat Salim ministro de la Corte de Justicia. Permanentemente acusado de comunista por la derecha peronista, fue hostigado con atentados a su domicilio. Cuando la provincia estuvo intervenida desplazando a Ragone, fue detenido y trasladado a Buenos Aires hasta que obtuvo la opción de salir de la Argentina. Exiliado en Venezuela hasta el retorno de la democracia en 1983, fue entonces cuando el gobernador electo, Roberto Romero, lo designó nuevamente como ministro de la Corte de Justicia.
Farjato se jubiló en 1989 y falleció cuatro años después en Buenos Aires. En aquella oportunidad, el periodista Marcelo O’Connor escribió un célebre texto en honor a su viejo amigo que también sirve para significar lo que supuso Lucrecia Barquet en la historia salteña y que acá resumimos:
“Me han dicho que Farjato/Lucrecia ha muerto (…) Me vienen a decir que Farjato/Lucrecia murió. ¿Qué tontería es esa? Es como si afirmaran que se murió el viento, el amor, la lucha o la justicia. Puede ser que amainen o por momentos parecer que cesan, pero siempre estarán ahí”.