En la semana que se solicitó la elevación a juicio y la perpetua para los acusados del asesinato de las turistas francesas, Marcelo Arancibia habló sin filtros sobre las irregularidades de la investigación que mantienen en una delicada situación a su defendido Daniel Vilte Laxi al que, asegura, le plantaron un arma. (M.A.)
Marcelo Arancibia, abogado de Daniel Vilte Laxi, uno de los procesados por el brutal crimen de las turistas francesas, asegura que su defendido es inocente y fundamenta que “a Vilte Laxi los estudios ADN le dieron negativo, que cuando se produjeron los hechos vivía en Solidaridad II y estaba con su hijo porque su mujer estaba con 8 meses de embarazo y concurrió al hospital Materno Infantil”. Sin medias tintas, además, afirma que a Vilte le plantaron un revolver y que una situación así ameritaría que la causa vuelva a cero. “Es la injusticia más grande que conocí en los 33 años de profesión”, dice apenas comienza la charla con Cuarto Poder en su despacho. “Vilte Laxi es inocente porque no estuvo en el lugar de los hechos. Está probado que estuvo con su hijo y cobrando un subsidio. Luego se fue a comer unas pizzas al mercado San Miguel y de ahí hizo una compra en un supermercado de calle Esteco donde tenemos el ticket que lo comprueba. Después estuvo en su casa y finalmente su mujer salió hacia la Maternidad y Vilte se quedó cuidando a su hijo. Está el video cuando ingresa al nosocomio”.
Arancibia explica con paciencia como se desarrolló el operativo de investigación al que considera plagado de irregularidades. “Cuando encuentran los cuerpos, la policía llega al lugar de los hechos mediante la alerta de dos turistas. Rápidamente montan un importante operativo y suben hacia la quebrada. En un primer momento encuentran el cuerpo de una de las turistas y después de una hora el otro. A todo esto, ya se había anoticiado al juez Martin Pérez, quien da la orden de realizar un cerco total y efectuar un rastrillaje. En esos momentos forman parte del operativo la división de Criminalística, fotógrafos, peritos y policías que encuentran elementos que no tienen mucho que ver con la investigación pero que demuestra cómo rastrillaron y preservaron la zona. Es importante destacar que no encuentran nada contundente”. Hace una pausa, marca un pronunciado silencio y remarca: “Al día siguiente, el policía Walter Mamani llega hasta el mirador y encuentra dos vainas servidas en el lugar a pesar de que antes, en una exhaustiva búsqueda, no habían encontrado pruebas. Se dice que hubo negligencia por parte de la policía porque era una zona cubierta de basura. No obstante, es claro que los policías no estaban paseando. Y suena raro cómo es que encuentran estas vainas. . . bueno, tras encontrar los cuerpos, la secretaría de Turismo recibe un llamado telefónico anónimo que dice si no habían recibido ‘un regalito’. Nunca se investigó este llamado”.
Asimismo agrega: “También aparece una persona que denuncia que en esos días se estaba ofreciendo un revolver. Luego al hermano de Daniel Vilte Laxi le dan una golpiza con el fin de que se declare culpable. Ahí secuestran un jean y zapatillas que tenían sangre pero de animales que habían estado carneando, lo que luego se comprueba con las pericias. Rápidamente detienen a Daniel Vilte Laxi y en el interrogatorio le consultan por un celular a lo que responde que le fue regalado por su tía Claudia y que él lo empeñó. Después lo llevan a la Brigada y ahí declara que había encargado ofrecer un arma. Entonces le preguntan a quién había encargado, por lo que responde a Rivadera: un chico que declaró y es hijo de un chatarrero. Al ser consultado sobre qué uso le iba a dar al revólver que buscaba intercambiar mi defendido dijo que un tal Ortega, que vive en Córdoba, lo quería porque su mujer quedó sola y en varias oportunidades habían intentado robarle. Estas declaraciones se hacen en agosto. Se hace un careo entre tres personas que dicen haber sido tentadas para comprar el revólver. Rivadera declara que sí le ofreció a Vilte que venda un arma. En diciembre de 2011, el juez trae a Ortega que estaba en Córdoba y reconoce conocer a Daniel Vilte Laxi, haber solicitado la compra de un arma y haberse comunicado con Rivadera por este tema, a lo cual después éste le informa sobre el precio. Todas las comunicaciones telefónicas figuran en la causa”.
La prueba que podría derribar el relato oficial
Sentado en su escritorio, con una biblioteca llena de libros al fondo, Arancibia pide que esperemos unos segundos y sale de la habitación. Al rato vuelve con unos papeles y explica. “Te voy a mostrar el expediente 91.657/11 del Juzgado del doctor Dubbois, sumario 637/11”, dice. Y a la vez señala: “Es originado por robo y está a cargo de la Brigada de Investigaciones bajo responsabilidad de Walter Mamani. Es un informe que se inicia en el destacamento policial de Atocha sobre una denuncia que efectúa José Carrera, un hombre de 55 años, que señala que le habrían sustraído de la finca del Ingeniero Oviedo dos motosierras, dos motoguadañas, una bicicleta y una caja de herramientas, el 2 de agosto de 2011. El doctor Dubbois, el 4 de agosto, escribe al jefe de la división de Delitos contra la Propiedad señalándole que se allanó la finca La Ciénaga, propiedad de Oviedo, por supuesto robo. En ese escrito, también, dice que al arribar al lugar donde habitaba el principal sospechoso, un tal Raúl ‘combo’ Echenique, advirtieron que el inmueble no coincidía con los datos que tenían por lo que seguidamente se dirigieron a la localidad de San Lorenzo hasta la casa de Raúl Sarmiento alias ‘el diablo’. Allí, en presencia de varios testigos se realiza la requisa sin dar con los elementos denunciados como robados. Sin embargo en el interior de la vivienda se encuentran dos escopetas y en el jardín había enterrado un revolver calibre 22 con 5 vainas percutadas y 2 cartuchos sin percutar. Este revolver es el que, según Lasi, era manipulado por Daniel Vilte Laxi”.
Esta prueba para el doctor Arancibia “demuestra que las dos vainas servidas se las colocó la policía y que el revólver fue puesto para completar el hecho”. Y en ese sentido amplía: “Cuando se hace el reconocimiento del arma sólo se utiliza este revólver y Lasi obviamente dice que sí, que es el arma que tenía Daniel Vilte Laxi. Sin embargo ese revólver nunca se estudió ni llego al doctor Dubois, quien originalmente solicitó la orden de allanamiento”. La corta pausa que protagoniza el letrado se interrumpe para enfatizar, entre sorprendido e indignado: “Van a buscar una motosierra y encuentran un revolver en el jardín. Un día después de un excepcional operativo encuentran las vainas. Cuando por primera vez van al lugar de los hechos era prácticamente de día por el despliegue y como no encontraron nada ordenaron a eso de las 2 de la mañana que bajen los cuerpos: no pueden decir que se les escapó si llevaron detectores y perros. Es raro que el oficial Walter Mamani diga que al día siguiente ¡oh casualidad! Se encontró dos vainas y después asegure que en un jardín está el revólver”, subraya para terminar.