Otro coach del bailando quedará a cargo de los cuerpos artísticos de la provincia tras haber sido designado por la secretaria de Cultura y ex entrenadora de la “bomba” tucumana, Sabrina Sansone.
El desconcierto reina por estas horas en los pasillos del micromundo culturoso salteño. El curso de las cosas parece conducir a un destino inesquivable, y es que una vez más la cultura en Salta se reduzca a un producto derivado y al servicio del turismo. Tras la designación de la ex coach del Bailando Sabrina Sansone en la secretaría de Cultura, se suma la incorporación del Gustavo “el negro” Carrizo, otro de sus colegas en el certamen, como director artístico de los cuerpos estables. Si a esto se suma la visita del conductor televisivo a Santa Victoria Este en ocasión de la inauguración de pozos de agua para las comunidades wichís, podemos decir que los niveles de tinellismo alcanzaron dimensiones insospechadas en la provincia.
Ironías aparte, las funciones en cuestión no son moco de pavo en el caso de los cuerpos estables de la provincia. Se trata del cargo que hasta el año pasado ocupó Jorge Lhez y que tiene bajo su órbita nada menos que a la Orquesta Sinfónica de Salta, el Ballet Clásico y Folklórico, la orquesta infantil y juvenil, el Departamento de Música de Cámara y el Estudio Coral y Vocal. En total, alrededor de 220 empleados quedarán bajo la dirección del recién llegado entrenador de estrellas de la farándula.
Sin perjuicio de ello, y en honor a la justicia, cabe reconocer que el pasado tinelesco del bailarín no compromete ni pone en duda por sí mismo su idoneidad para el desempeño del cargo; aunque vale hacer algunas menciones. Resulta que la designación del ex coach radicado en Salta a instancias de la amistad con su colega y amiga Sabrina Sansone, se encuentra fuera del escalafón de autoridades, por lo que no hay precisiones sobre su sueldo ni las condiciones de su nombramiento.
Cuando en una entrevista radial se le consultó sobre sus objetivos en el área de cultura de Salta, Carrizo apeló al leitmotiv de la “transversalidad”, algo que días atrás había manifestado Sansone sin dar mayores precisiones. “Hay algo muy importante que es poder trabajar transversalmente con todos los organismos del instituto de Música y Danza, y atravesar toda la cultura entre patrimonio, arte y todos los organismos que corresponden a la parte patrimonial, histórica y de museos”, redundó Carrizo. Al ser consultado sobre cuánto sabe de Salta, el coreógrafo atinó a decir que le parece “una provincia hermosa” y que la conoce hace mucho porque sus padres son de Tucumán.
El flamante director tampoco ocultó que su tiempo deberá repartirse entre Salta y el resto del país, ya que al menos diez días al mes estará de viaje brindando talleres de coreografía y arte contemporáneo en otras provincias. Quienes entienden la dinámica y el ritmo que impone la gestión cultural no dudan en asegurar que para dirigir cinco cuerpos estables se necesita mucho más que lo que “el negro” viene proponiendo.
En otro orden de cosas, hay que decir que además de haber entrenado durante el certamen televisivo a la ex esposa del conductor Paula Robles, Carrizo es un hombre de religión. Según comentaron allegados al coreógrafo, el nuevo director se acercó hace un tiempo atrás al umbandismo, religión de origen afrobrasileño fundada a principios del SXX y que sigue un particular esquema de ritos que van desde el sacrificio de animales hasta las “sanaciones”. En el ministerio ya hay quienes hacen sus apuestas sobre cuál será la reacción del hombre del Opus Dei que comanda la cartera, una vez que tome conocimiento de tales antecedentes.