La Iglesia Católica en Salta no sólo recibe millonarios subsidios para sostener su estructura, sino que el Estado le brinda otros beneficios, como la cesión de inmuebles a cambio de nada. En los últimos cuarenta años, se les otorgaron más de 215 terrenos, que se encuentran distribuidos por toda la provincia. (Mariano Arancibia)
La Iglesia podría tener una ciudad propia con la cantidad de inmuebles que posee. Según datos oficiales, el Arzobispado y la Iglesia Católica en Salta tienen más de 80 mil hectáreas bajo su poder, sin contar Orán.
La entrega de estos inmuebles no ha sido obra de un sólo gobierno, sino que se viene dando de manera sistemática desde los tiempos de la dictadura. Por ejemplo, durante el último gobierno de facto, se les entregaron 32 propiedades. Mientras que Juan Romero hizo su parte, aportando para el Arzobispado de Salta, 35 propiedades y el actual gobernador Juan Urtubey fue mucho más generoso y durante su gestión lleva entregadas más de 45 propiedades, además de 150 hectáreas rurales. Tal como admitiese el mismo Santiago Godoy en una entrevista que se le realizó la semana pasada, en muchos casos no se sabe cuál es el destino que se le dan a esas tierras.
Sólo en la Ciudad de Salta, el Arzobispado tiene en su haber 111 terrenos entregados por parte del Estado salteño, de los cuales la mayoría están edificados y en zonas urbanas. Además de ese beneficio, mucho de los terrenos o edificios entregados se encuentran en zonas muy favorecidas, en el micro y macrocentro, como ser calle Urquiza, Alberdi, Vicente López, Alsina, España, Caseros.
Los lujosos barrios Tres Cerritos y Grand Bourg también tiene presencia eclesiástica en sus calles.
El resto de los terrenos y propiedades se reparte por los cuatro puntos de la Ciudad, como en Barrio 20 de Junio, Santa Lucia, Castañares, San Remo, Villa Mitre, entre otros.
Todos los datos consignados constan en el Expediente N° 29-827292-2018 de la dirección de inmuebles.
Hacia el interior de la Provincia, también existen innumerables hectáreas que, por decisión estatal, pertenecen ahora a la Iglesia Católica de Salta. Entre los departamentos se pueden enumerar a Cachi, J.V González, San Antonio de los Cobres, General Güemes, Campo Santo, Cerrillos, Metán, Orán y Cafayate. Estos tres últimos como los municipios con mayor extensión de terrenos a favor del Arzobispado.
Hay que destacar que los terrenos están valuados en números mucho menores que maneja el mercado inmobiliario.
El listado completo de las propiedades de la Iglesia salteña
Otros beneficios
Mediante la Ley 21.950 se establece que el Estado debe hacerse cargo del salario de arzobispos y obispos, que corresponden al 80% del salario de un juez nacional de primera instancia. La Ley 22.162, por otra parte, dispone la obligación de subsidiar a los sacerdotes que se encuentren en zonas de frontera o muy desfavorecidas y la Ley 22.950, a seminaristas.
La Iglesia católica también se beneficia de las decisiones tomadas por los gobiernos que decidan refaccionar sus edificios, como fue el caso de la Basílica San Francisco o la iglesia La Viña, entre otras
Otra transferencia que el Estado hace a la Iglesia, aunque con fines específicos, es a través de subsidios a escuelas religiosas. Este número, sin embargo, es actualmente imposible de calcular, ya que no hay una discriminación en el Presupuesto que permita saber cuántos de estos fondos van a escuelas religiosas.
La Iglesia cuenta además con ciertas exenciones impositivas, como es en el caso del Impuesto a las Ganancias o en el IVA, un beneficio que se extiende a otras entidades religiosas.
Todo esto más la mencionada cesión por parte del Estado de numerosos terrenos, edificios públicos y otros inmuebles engrosan el inmenso patrimonio inmobiliario con el que cuenta la Iglesia. Esto en una Provincia que posee uno de los déficits habitacionales más altos de toda la región, donde las familias pasan más de dos décadas esperando por una casa del IPV, mientras la Iglesia Católica salteña, producto de sus relaciones —muchas de ellas de parentesco— con los gobiernos, ha logrado enriquecerse de una manera obscena.
Esto en una Provincia que posee uno de los déficits habitacionales más altos de toda la región, donde las familias pasan más de dos décadas esperando por una casa del IPV, mientras la Iglesia Católica salteña, producto de sus relaciones —muchas de ellas de parentesco— con los gobiernos, ha logrado enriquecerse de una manera obscena.
La doble moral de Martín Paz
Al parecer no pudo medir la magnitud del escándalo en el que se encuentra involucrado. El exsacerdote de la Iglesia La Merced que fue separado por embarazar a una chica de Catamarca, en la semana se mostró junto a otras integrantes de distintas ONGs que firmaron una solicitada en contra de la legalización del aborto.
La actitud de Martin Paz para muchos no fue sorpresa puesto que siempre se posicionó cercano a la iglesia pese a ser separado allá por el año 2003, sin embargo, produjo una enorme indignación en redes sociales y el movimiento de mujeres.
Actualmente Paz es vicepresidente de la Fundación Padre Ernesto Martearena y periodista en Radio 10 de nuestra ciudad y es un personaje conocido en el ambiente de los medios y la universidad.
Aparece en la lista que publicó Télam en 2017 como uno de los más de 60 miembros de la Iglesia argentina denunciados por abuso sexual desde 2002. Allí se asegura que el ex cura fue separado “por abusar en Catamarca de una chica de 17 años” y que “hubo denuncia penal pero no fue investigado”.
Luego de ser separado, Martin Paz ingresó a la Universidad Nacional de Salta a estudiar Ciencias de la Comunicación. Allí empezó a militar políticamente, primero en una agrupación llamada Huellas, la cual funcionaba como apéndice de la dirección de la carrera de entonces, y que luego paso a ser parte del Frente Independiente, un colectivo kirchnerista liderado por el actual concejal de Vaqueros, Tane Da Sousa.
En los pasillos todos sabían el lado oscuro de Paz, incluso en estas páginas ya lo habíamos mencionado, sin embargo desde el Frente Independiente siempre se lo mantuvo en silencio al asunto como hasta estos días.
Santo Tomas de Aquino llamó conciencia moral al dictamen mediante el cual evaluamos qué se debe hacer porque es bueno y qué se debe evitar porque es malo. En teoría, la aceptación de la doctrina de la iglesia es la base de dicha conciencia moral. Tanto Martín Paz como Carlos Gamboa juraban abstinencia sexual pero en la práctica no lo respetaban cayendo en el contrasentido del pecado que el mismo decía redimir.
Esta hipocresía y doble moral, esta dualidad entre lo que digo y hago ya no puede ser ocultada.