El caso más politizado de la última década enchastra, ahora, al presidente de la Cámara de diputados.
Por Carlos López
Si bien todos están convencidos de que habrá que esperar a después del 10 de diciembre para que se empiece a conocer la verdad sobre las muertes de Luján Peñalva y Yanina Nuesch, este último año el caso ha ido avanzado a pasos agigantados, a medida que el poder de turno ha ido perdiendo intensidad. Cuando las injerencias sean mínimas, la verdad podrá ser exhumada.
Este viernes pasó algo extraño. El caso llegó a salpicar un apellido que había sido tocado por otra causa polémica, pero no por esta: Gustavo Peñalva, padre de una de las chicas encontradas muertas en 2012, vinculó a Santiago Godoy, presidente de la cámara de Diputados en el posible encubrimiento.
El hombre relató en una entrevista radial que, pocos días atrás, cuando fue invitado a la Cámara de Diputados por la fundación Cintia Fernández para escuchar posturas sobre la ley que pondría bajo la órbita de un fiscal la dirección del CIF, se encontró con Santiago Godoy. Se encontraron cara a cara. Y Godoy bajó la mirada. Gustavo Peñalva aseguró que el legislador nunca lo miró a los ojos.
“Para mí Santiago Godoy sabe demasiado de la causa y es uno de los encubridores de la verdad al haber estado presente en la conferencia con el gobernador Juan Manuel Urtubey, el Ministro de Seguridad, y Jefe de Policía cuando dieron a entender que se trataba de un pacto suicida”, dijo Gustavo Peñalva, respecto a esta hipótesis que mantuvo la causa como en una heladera, pese a sus reclamos.
Pero pasado el tiempo todos los peritajes externos confirman que no fue un doble suicidio, sino un asesinato. Y la puesta en escena a la que aludió Gustavo Peñalva fue fundamental para soterrar la verdad: aquella conferencia de prensa, en la que participó Santiago Godoy, sirvió para bajar una línea investigativa única.
Las palabras de Gustavo Peñalva adquirieron otro peso, una gran fuerza, en el marco los especialistas en criminalística disertarán en Estados Unidos sobre el caso de Yanina y Luján.
Recordemos que gracias a un informe de expertos peritos estadounidenses en noviembre de 2017 pudo ser reabierta la causa por muerte dudosa, debido a inconsistencias y puntos oscuros en la investigación.
Quedó demostrado que Luján Peñalva y Yanina Nuesch nunca pudieron darse muerte por sí mismas, siendo imposible la versión oficial del suicidio, por la altura de la rama; largo de soga y posición y la condición física de los cuerpos.
Es probable que el caso se convierta en objeto de estudio de las universidades que forman criminólogos en el mundo: el paso de un supuesto doble suicidio a un doble asesinato, con matices de encubrimiento policial, político y judicial convierte al hecho en algo insoslayable.
Hay muchos nombres que ahora, y por un par de meses más, se relacionan con el poder de turno. Lo encarnan. Pero no falta mucho para que esos apellidos pasen a la historia, donde quedarán ligados, para siempre, a un hecho: la impunidad del asesinato de dos jóvenes.