Falleció Carmen Fernández, la madre de Marcela Mamani, la joven que hasta el momento se encuentra desaparecida. La lucha de una mujer que formó parte de la Comisión de Familiares contra la impunidad y que murió sin saber qué pasó con su hija.

En abril de este año se informaba que el Juzgado de Instrucción en Transición de Primera Nominación elevó a juicio la causa seguida contra José Javier Aramayo por el homicidio simple en perjuicio de Marcela del Carmen Mamaní, quien sin embargo, hasta el momento se encuentra desaparecida. La causa fue remitida a la Sala III del Tribunal de Juicio. El trámite se concretó tras vencerse los plazos para la oposición de la defensa a la requisitoria fiscal de elevación a juicio. Asimismo, el Juzgado libró oficio al director de la Unidad Carcelaria 1 a fin de hacerle saber que el imputado José Javier Aramayo deberá permanecer alojado en esa dependencia a disposición de la Sala III del Tribunal de Juicio.

Carmen Fernández, mamá de Marcela, falleció este fin de semana sin saber qué es lo que realmente sucedió con su hija. La lucha de una madre que se pasó los últimos días de su vida buscando justicia en una provincia donde reina la impunidad.

Marcela Mamaní fue vista por última vez el 16 de febrero de 2012. Reproducimos a continuación una nota que publicamos al cumplirse un año de su desaparición:

La desaparición de Marcela Mamani es un misterio. Pasó un año y nada se conoce sobre su paradero. La joven de 25 años fue vista por última vez el 16 de febrero, luego de haber estado en un boliche bailable. Ese día también se la vio caminando por una de las calles del barrio Pablo Saravia cerca de la casa de su pareja, Javier Aramayo.

Hasta el momento los sospechosos se encuentran en libertad. A Javier Aramayo y a Mario Zurita, un chapista quien aparentemente salía con ella, el juez a cargo, Martin Pérez, titular del Juzgado de Instrucción Formal 1, les dictó falta de mérito. Al primero le allanaron la casa pensando que estaba enterrada la muchacha ahí; sin embargo, al realizar las excavaciones no encontraron nada. Al segundo no pudieron detectarles pistas que lo comprometieran.

Las líneas de investigación son casi nulas. Durante este tiempo se manejaron varias: desde una fuga de hogar voluntaria, pasando por un ritual satánico y hasta una red de trata de personas. Por esto varios datos llaman la atención, el más contundente es la negación de tomar la denuncia: el acta por la averiguación del paradero de Marcela se escribió en la comisaria de Villa Asunción el 26 de febrero, casi diez días después de que su madre se dirigiera a la comisaría de San Remo para alertar sobre la desaparición. “Nos dijeron de que no nos podían tomar la denuncia porque ella era mayor de edad. Después yo me entero que los policías ahí nomas fueron, sin orden del juez, a decirle a Aramayo que nosotros estamos por poner la denuncia”, aseguró Carmen Fernández a Cuarto Poder.

A las pocas pistas se suma este procedimiento irregular. Sí la policía de San Remo hubiera tomado la denuncia, rápidamente tendrían que haber salido a buscar a Marcela y la posibilidad de borrar evidencias hubiese sido menor. Asimismo la madre denuncia que efectivos policiales mantuvieron charlas informales con Aramayo para avisarle que realizarían un allanamiento en su domicilio.

La figura de Marcela Mamani representa, también, a las mujeres que en carne propia sufren violencia de género en la provincia. Sus familiares aseguran que estaban cansados de los maltratos que sufría y la presionaban para que finalice con la relación. En diversas ocasiones había intervenido la policía. Y, en 2010, tras varias denuncias por violencia acumuladas en la comisaría de San Remo, se le prohibió a Aramayo acercarse a menos de 300 metros del domicilio de Marcela, en villa Asunción.