La Corte Suprema de Justicia rechazó el pedido de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi para que atiendan su «urgente» pedido de intervención y los ratifique en la Cámara Federal porteña.
La segunda, y la más importante en este caso es que, será ella (la Corte) la que finalmente decida dónde terminarán esos dos y otros ocho magistrados que el kirchnerismo quiere remover de sus sillas actuales. Es decir que cualquier resultado que arroje la votación de hoy en el Congreso, no tiene la más mínima relevancia.
Otro papel que está desempeñando la Corte últimamente es el de árbitro de profundas disputas políticas. Este no es un rol que agrade demasiado a los jueces.
Esta misma semana, pidió informes a varias provincias respecto a las restricciones para ingresar a sus territorios. En las próximas horas, será el gobierno porteño el que los requiera para reclamar por la quita de un punto de la coparticipación federal. Decisión que el presidente Fernández tomó a los efectos de palear la crisis policial en la provincia.
Ya en la gestión anterior, mientras el Consejo de la Magistratura iniciaba el proceso burocrático para concursar los cargos, Mauricio Macri trasladó a dos jueces camaristas, del fuero federal de Capital Federal, desde el Tribunal Oral Federal 4. La Corte avaló esos traslados.
Por esa Cámara pasaron todas las causas por corrupción contra Cristina y sus ex funcionarios, que luego de su salida del gobierno se iniciaron velozmente. El tribunal de alzada confirmó procesamientos y rechazó muchas de las chicanas y planteos con que las defensas de los acusados por corrupción habitualmente hacían pasar el tiempo hasta que las causas se caían por falta de resultados «en un plazo razonable».
Eliminar a Bruglia y Bertuzzi de la Cámara Federal, reponer a Farah, trasladado tras el escándalo por su controvertido voto para liberar a Cristóbal López y serruchar el piso a Martín Irurzun, es una jugada para blindar el futuro de nuevas denuncias, pero sobre todo para dar el mensaje de que el poder mueve montañas. Ese mensaje sería lo suficientemente potente para alinear a todos los magistrados, en la vereda kirchnerista.
Sin romper lanzas, el máximo tribunal terminó respaldando las últimas declaraciones de su titular, Carlos Rosenkrantz, quien dijo que será la Corte la que decida, sin anticipar cuál será la decisión, ni cuándo se sabrá. Mientras tanto el Congreso votará algo a lo que nadie va llevarle el apunte.