Saltó la ficha con el Juez federal de Orán, Raúl Reynoso, quien aseguró que luego de 9 años en el cargo, en esta jurisdicción se encontraron algunas cocinas rudimentarias para elaborar pasta base. Merca no, esa sólo la hacen en Bolivia, para comprobarlo están las 17 toneladas de esta década.

No es ninguna novedad que en la ciudad de Salta, así como en Orán, existen distintos lugares donde funcionan las denominadas “cocinas” clandestinas, en las que no, no se preparan guisos por fuera de la ley, no vaya a pensar eso usted, en esos lugares se hace frula, farafa, basura, basuko, pipa, etc.

Para que no quede ninguna duda, el Juez Reynoso, en una entrevista radial, dio una breve clase en lo que a cocinas de base respecta: “hay diferentes tipos de laboratorio donde se puede hacer droga. En nuestro caso podemos hablar de cocinas en el monte donde se utiliza la hoja de coca natural y se agregan precursores químicos”, este sería el tipo preponderante en el norte salteño, aunque no el único, porque la clase express del Juez no terminó ahí, sino que reconoció que también “hay otros tipos de cocina, que son aquellas que tienen ya pasta base elaborada, le agregan otro elemento y la terminan convirtiendo en cocaína”, aunque recalcó que “en mi jurisdicción solo encontramos laboratorios rudimentarios para transformar la hoja de coca en paste base”.

Continuando con la clase, Reynoso tiró un dato no menor, aunque no tenga mucha relevancia en lo que él reconoce como su jurisdicción, hablamos de un tercer tipo de cocinas, aquellas típicas de las grandes ciudades como Córoba, Rosario o Bs. As., en las que se preparan exclusivamente drogas de diseño, en otras palabras droga careta para chetos. Aunque rara vez, oh casualidad, son estas cocinas las que terminan en la primera plana de los policiales.

De este último tipo de cocinas un poco mas cool el Juez aseguró que en su jurisdicción tampoco se encontraron. Lo que sí encontraron en estos últimos 9 años fue un total incautado de 17.500 kilogramos de cocaína y demás intentando pasar ilícitamente la frontera. Casi un cambio, monedas, si consideramos el total de toneladas que pasan anualmente la línea divisoria entre Argentina y Bolivia.