La inexplicable dilación en la apertura de la cuarta trinchera del vertedero San Javier genera consecuencias nefastas en el ambiente y la salud. Las miradas apuntan al actual secretario de Servicios Públicos, el ex-militar Mariano Castelli.  

La vida útil del módulo I del vertedero San Javier finalizó hace más de dos décadas, un período coincidente con la duración del contrato que el municipio mantiene hasta estos días con la empresa Agrotécnica Fueguina. Actualmente, según reconocieron desde la empresa, en su punto máximo el cúmulo de basura sobresale 35 metros por encima de los márgenes del foso. Literalmente, uno más de los cerros que delimitan la ciudad hacia la zona este. 

El proceso burocrático para la adquisición de la geomembrana que funcionará en la cuarta trinchera se llevó tres de esos largos años. Aun así, la demora pudo haber sido mayor de no ser por la acción colectiva presentada por vecinos de la zona sureste en agosto de 2017.

El planteo de los habitantes de los barrios adyacentes cuenta con el aval técnico y científico del ministerio de Salud de la provincia. Tanto jefes de centros de salud, como operadores sanitarios y personal de enfermería, coincidieron en que hay tres tipos de enfermedades vinculadas a la cercanía con el vertedero San Javier: Respiratorias, parasitosis y dermatológicas infecciosas.

En el mismo año que se presentó el amparo, los casos de estrongiloidiasis atendidos en el Hospital Papa francisco pasaron de 0 a 31. Los casos de parasitosis intestinal, en tanto, aumentaron en los centros de salud de la zona: En B° Sanidad (56 a 108), B° Crespones (0 a 3) y en el hospital Papa Francisco (60 a 84). Entre las barriadas más afectadas figuran: Justicia, Los paraísos -Cerrillos-, Solidaridad III, Israel y Primera Junta.

Al día de hoy son innumerables los incumplimientos del contrato por parte de la empresa que el municipio pasa por alto en desmedro de la salud y el medio ambiente. Comenzando por la falta del certificado de impacto ambiental y seguro ambiental, dos requisitos fundamentales para llevar a cabo la actividad. El predio, además, funciona sin una barrera forestal o cercado perimetral superior al terraplén de desperdicios, lo que permite que miles de bolsas de plástico vuelen hacia las viviendas de los barrios aledaños. La distancia entre el basurero y las viviendas, por cierto, no debería ser inferior a 500 metros, según establece la ordenanza. 

Pero la que parece ser la problemática contingente de todas las anteriores es la no inauguración de la aclamada cuarta trinchera. Desde fines del año pasado se encuentra instalada la membrana geotextil que evitará que la basura contamine las napas freáticas o el río arenales. Las condiciones estarían dadas para el funcionamiento del nuevo pozo a pesar de los múltiples señalamientos del Concejo Deliberante. Cabe preguntarse entonces ¿Qué es lo que impide la apertura del nuevo espacio?

El colapso que se avecina

Aunque la capacidad del módulo 1 se encuentra sobrepasada hace años, hay quienes aseguran que el límite físico y temporal para la acumulación de residuos no puede extenderse más allá de los primeros meses del año entrante. Mientras los habitantes de la zona ven crecer cada día más el terraplén de basura, a pocos metros de distancia la nueva trinchera aguarda por su inauguración.

Seis hectáreas de superficie cubiertas con geomembrana de 1500 micrones (1.5 milímetros de espesor), seis metros de profundidad, 40 luminarias led, alambrado perimetral específico, caminos de tierra, sistema de bombeo y traslado de líquidos a piletas de lixiviados, son algunas de las características del nuevo módulo.

La decisión de evitar el colapso estaría en manos del actual secretario de Servicios Públicos, Mariano Castelli, quien parece más interesado en promover la actividad pugilística entre empleados que en resolver la tragedia ambiental de la zona sureste. Algunas hipótesis apuntan a que el ex-militar y funcionario bettinista estaría demorando la apertura del cóncavo hasta tanto se garanticen medidas que impidan el ingreso de las casi 300 personas que acuden diariamente a recoger alimentos al basural. Una de las alternativas que se baraja es la construcción de una playa de descarga previa, donde los cooperativistas puedan realizar sus tareas de recupero sin dejar un remanente a los «picoteadores» (o «peckers», como se denomina en países anglosajones a los recolectores de comida). A pesar de que la nueva trinchera cuenta con cercado específico, los 3 mil metros de alambrado que cubren la totalidad del vertedero son constantemente vandalizados y la empresa demora o simplemente omite realizar las reparaciones correspondientes.

José Ginochio – Subsecretario de Limpieza Urbana

Quien secunda a Castelli en el orden de responsabilidades es el subsecretario de limpieza urbana, José Ginocchio. Mientras un importante grupo de cooperativistas manifestaba su malestar por la muerte de dos jóvenes dentro del basural este año, el funcionario municipal despedía eufórico ante las cámaras de Telefé Buenos Aires a su hijo, Marcos Ginochio, participante de la nueva edición del reality Gran Hermano. Más frívolo no se podía.

Nada es para siempre

Se estima que cada día ingresan entre 700 y 750 toneladas de basura al sumidero municipal. A eso deben sumarse los residuos que llegan desde seis municipios aledaños (San Lorenzo, Vaqueros, La Caldera, Cerrillos, La Merced y Campo Quijano) y otros 180 camiones que descargan los despojos de empresas particulares.

Cuando la nueva trinchera se ponga en funcionamiento tendrá una vida útil de ocho años, aunque ese período podría extenderse un 50% más si se cumple con una serie de pautas. La tarea de los recuperadores es fundamental en este aspecto, como así también la separación de residuos previa a la descarga dentro del cóncavo. 

Sin embargo, a pesar de la insistente campaña de difusión de la gestión bettinista para la separación de residuos en origen, en el botadero municipal, toda la basura va a parar a un mismo poco. En total, las tres cooperativas recuperan unas 700 toneladas mensuales, lo que representa un porcentaje insignificante del volumen total de residuos generados en la Capital salteña. ¿Hasta dónde puede llegar la condescendencia municipal con una empresa que demostró no haber cumplido con una infinidad de aspectos del contrato?