La Organización Mundial de la Salud aseguró que el 2,4-D, el segundo agrotóxico más empleado en Argentina, es “posiblemente cancerígeno”. Hay provincias que prohibieron o limitaron su uso y Salta no está entre ellas. A fines de marzo se había advertido que el glifosato también podía causar la misma enfermedad. (F.A.)

La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer (IARC), aseguró que el herbicida 2,4-D es “posiblemente cancerígeno”. Se trata del segundo agrotóxico más utilizado en el país, detrás del glifosato, que en marzo fue catalogado como posible causante de la misma enfermedad.

El 2,4-D se utiliza en la fase previa de siembra de soja y maíz transgénicos, según informó Página 12 este viernes. Allí se indica que el informe de la OMS asegura que “hay fuertes indicios de que el 2,4-D induce estrés oxidativo, un mecanismo que puede funcionar en los seres humanos y existe evidencia moderada de que causa inmunosupresión”.

Este producto se emplea en cultivos de trigo, cebada, centeno, avena, maíz, sorgo, papa, caña de azúcar y arroz, entre otros. No se usa sobre la soja pero sí en la eliminación de malezas antes de la siembra. En Salta se siembra soja y maíz, mientras que el trigo, cebada, centeno y otros cereales se siembran para cubrir los campos en la época en la que no se trabaja con los dos productos principales. En el norte, se hace caña de azúcar.

El matutino informa también que seis provincias ya prohibieron o limitaron al 2,4-D: Santa Fe, Chaco, Entre Ríos, Córdoba, Tucumán y Santiago del Estero. En marzo, un grupo de cinco organizaciones sociales solicitaron ante el Senasa que se realice un proceso de análisis de riesgos y dictamine la prohibición en todo el país del herbicida.

En marzo, el IARC presentó un estudio científico que revelaba que el glifosato había causado daño al ADN y los cromosomas en las células humanas analizadas. “Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de cancerinogenidad en humanos” señalaba el informe que, por primera vez, reconocía la posibilidad de afectación en la salud humana por la utilización de este producto de muy extendida aplicación en la agricultura moderna. Ahora se suma el 2,4-D.

En el informe publicado en marzo, Cuarto Poder aseguraba que el glifosato es cuestionado desde hace años por organizaciones ambientalistas pero nunca había tenido un reparo de organismos gubernamentales ni mucho menos de foros internacionales como la OMS. En Argentina su aplicación está avalada por organismos sanitarios, ambientales y productivos como el SENASA y el Ministerio de Agricultura y se calcula que el año pasado se utilizaron en todo el territorio nacional unos 200 millones de litros para garantizar la producción de más de 20 millones de hectáreas implantadas con soja. Salta aportó a esos números nacionales unas 500 mil hectáreas y no menos de 2,5 millones de litros.

“Salta produce unas 900 mil hectáreas de granos y más de la mitad, unas 500 mil, son de soja” estimó en valores aproximados un comercializador de agroquímicos y señaló que “se aplican unos 5 litros por hectárea”. Consultado por Cuarto Poder calculó que “a unos 4 dólares más IVA por litro, estamos hablando de unos 10 millones de dólares en la provincia y no menos de 800 millones en todo el país”. En efecto, el mercado de agroquímicos movió el año pasado unos 2.500 millones de dólares norteamericanos de los cuales cerca de la mitad, unos 800 o 900 millones, corresponden al glifosato.

Abriendo el paraguas

Tras la enorme cantidad de críticas mundiales en contra de los agrotóxicos, Monsanto, uno de los mayores productores de estos productos a nivel mundial, lanzó una campaña que busca aliviar las voces en contra. “Queremos que te saques todas las dudas sobre el rol que tiene Monsanto en la sociedad. Por eso creamos este sitio, para generar un diálogo abierto y responder a las preguntas que tengas sobre quiénes somos y qué hacemos”, expresa el sitio web descubri.monsanto.com.ar.

Lo cierto es que las críticas continúan y están cada vez más avaladas. “Es hora de abandonar por completo la agricultura industrial de insumos químicos y apoyar la agroecología. Para asegurar alimentos saludables y de acceso popular es necesario promover la biodiversidad, proteger el suelo, el agua, el clima y a las personas”, aseguró Franco Segesso, coordinador de Agricultura y Alimentos de Greenpeace.

El caso entrerriano

En enero de este año, el Diario Junio, de Concordia, Entre Ríos, publicó un informe asegurando que San Salvador es “la ciudad del cáncer”. El medio litoraleño realizó un informe relatando “los devastadores efectos de las fumigaciones con agrotóxicos en la salud de niños, jóvenes y adultos” de la zona.

El informe aseguraba que los campos de San Salvador, localidad conocida como la Capital Nacional del Arroz, “se destacan por una siembra de 28.900 hectáreas de soja transgénica y 8.000 de arroz, de acuerdo a la campaña 2013/14 según la Bolsa de Cereales de Entre Ríos”, y de acuerdo a datos extraoficiales, esa localidad de 17 mil habitantes duplica la media nacional de muertes por cáncer.

Los testimonios rescatados en el artículo entrerriano describían los distintos casos presentados en San Salvador: “Los médicos (…) te dicen que (la enfermedad) es a causa de los agroquímicos, no te dicen que es sólo porque vos estés expuesto a la fumigación, sino que puede venir en la fruta, en la comida también. Hay algo, un factor externo, que hace que el ADN en la sangre se modifique, y esa modificación no es hereditaria, eso es lo que te explican. Es el aire tóxico de las fumigaciones que respiramos”, explicaba Patricia, madre de Leila Derudder, una chica de catorce años que falleció de leucemia el 3 de octubre del 2014.

“Si vas al cementerio hay un montón de gente joven. Y por ahí te dicen que falleció de un paro cardiaco, como Leila, pero a causa de la leucemia, porque con el tratamiento de quimioterapia, te mata otra cosa. Lo llamativo son la cantidad de casos de gente joven, lo esperable es después de los 45 años”, agregaba la mujer.

En Argentina se diagnostican entre 450 y 470 casos de leucemia, de los cuales más de la mitad logran curarse con un tratamiento muy intenso y con requerimientos de instituciones de alta complejidad, según datos del Instituto Nacional del Cáncer (INC). En Entre Ríos hay 50 nuevos casos anuales de niños con cáncer; 16 son leucemias, de acuerdo a estadísticas del INC.