Todos hablan del coloquio de IDEA que se realiza en Mar del Plata. Todo el activo político resalta lo importante que resulta que el gobernador Urtubey sea un habitué de ese coloquio. Tanto se habla de IDEA, que conviene precisar su naturaleza. Acá algunas puntas al respecto. (D.A.)

Uno de los conceptos más transitados del lenguaje político actual es el de la crisis de representación. Indica algo simple de entender: que las fuerzas políticas que alguna vez representaron a vastos sectores sociales, hoy ya no lo hacen. Los que controlan el Estado, sin embargo, no renuncian a lograr la representación de ciertos sectores sociales. Siempre los gobernantes se esforzaron, por ejemplo, en convencer al empresariado de que no sólo pretenden representarlos, sino que también pueden hacerlo bien.

 Los gobernante salteños no son ajenos a ello y por eso todos hablan del coloquio de IDEA, de lo importante que Urtuey sea un habitué de ese coloquio que ahora se realiza en Mar del Plata. Y tanto se habla de IDEA que nos decidimos a garabatear a las apuradas algunos rasgos de su naturaleza.

 Digamos entonces que IDEA organiza desde hace mucho un encuentro en donde los gobernantes van y ofrecen explicaciones sobre lo que quieren del país. Lo hacen los presidentes de la república, deben hacerlo también aquellos que aspiran a serlo. Urtubey, lo sabemos, pretenden serlo y, por ello, va a IDEA. Casi siempre esos políticos hablan sobre lo que IDEA quería hablar. Es lo lógico: IDEA (Instituto de Desarrollo Empresario en la Argentina) es una institución que nuclea a 400 de las empresas líderes del país. Allí están Arcor, Bunge, Loma Negra, TELECOM, Telefónica, Skanska, Repsol, Clarín, Papel Prensa y otras cientos de firmas acostumbradas a solicitar a los gobernantes que se refieran sobre aquello que ellos consideran insoslayable discutir y que casi siempre es lo mismo: el rol de los empresarios como motor del desarrollo y el republicanismo.

 Temáticas oportunas. La primera, porque la concepción según la cual la iniciativa privada es el motor del crecimiento es un axioma de la doctrina liberal. La segunda, porque todo el establishment actual ve en el Estado nacional un populismo pendenciero, generador de rencores, autoritario y anacrónico, que puede dificultar la agradable y necesaria tarea de los empresarios de generar riquezas, lo cual nos lleva a otro de los axiomas de la doctrina liberal: que el Estado no entorpezca la labor de la iniciativa privada. Parece que eso es republicanismo. Lo que uno no entiende bien es que ese establishment sostenga que el populismo estatista arruina este país, aunque los que lo desangraron humana y económicamente en los años desgraciados del menemismo y la alianza neoliberal fueran, justamente, muchas de las firmas que se nuclean en IDEA.

 Y fue entonces Urtubey a hablarles a IDEA en el día de hoy. Es lógico. Después de todo no hay político argentino que no desee hacerlo y muchos menos que no desee recibir el guiño de IDEA. Hasta el sindicalista de barricada Víctor De Genaro fue a IDEA, porque debería dejar de ir Urtubey que además de nunca haber ocultado sus intenciones de llevarse bien con la elite dirigente del país, ha logrado que esa elite lo cuente entre los suyos.

 Sobre lo que dijo Urtubey hoy en el coloquio de IDEA, nada saben estas líneas aunque el contenido del discurso pueda adivinarse: el empresariado que es motor del desarrollo, que ese actor debe hacer una alianza estratégica con el Estado, y que el republicanismo que irradia Scioli es la garantía de que los rencores entre el capital y el estado sean cosas del pasado. Seguramente fue un discurso que siguió escrupulosamente el protocolo: correcta exposición y moderados aplausos de una asistencia repleta de hombres y mujeres con títulos universitarios, gente desbordante de seguridad en sí misma y colmadas de méritos en eso de resolver los problemas técnicos y económicos de una clase que se siente que el país les pertenece.

 El acto reverencial donde la política rinde examen ante los poderosos. Ocurre ininterrumpidamente desde 1.960, año de la fundación de IDEA. Sea durante gobiernos dictatoriales o democráticos porque, después de todo, IDEA es el verdadero establishment.