Eduardo Abel Ramos es una figura oscura dentro de la política provincial. Denunciado por irregularidades, el diputado y su entorno ya tenían antecedentes de amenazas y agresiones. Sus conexiones políticas.
A lo largo de los años, Cuarto Poder ha publicado artículos en los que ha relatado las diferentes irregularidades y manejos turbios del diputado Eduardo Abel Ramos, hombre que durante años fue uno de los poderosos hombres de la salud gracias a la Fundación Trabajo y Solidaridad. Las agresiones y amenazas también eran una constante en los conflictos.
La agresión que sufrió hoy el periodista Martín Grande por parte del hijo de Ramos, Sebastián, se convirtió en un eslabón más de una cadena de episodios oscuros.
“Trabajadores de la Fundación Trabajo y Solidaridad, que presta servicios tercerizados en el Hospital San Bernardo, se cansaron del maltrato permanente al que son sometidos e iniciaron una protesta. Fiel a su estilo, primero Ramos ninguneó el reclamo y luego intentó silenciarlo enviando a sus laderos a amedrentar a los manifestantes bajo amenaza de despedirlos. No tuvieron éxito. Los trabajadores rompieron el silencio y visibilizaron su malestar”, informaba este semanario en agosto de 2014.
El artículo continuaba asegurando: “Según cuentan los trabajadores, bajo estricta reserva de identidad, las amenazas son constantes y constituyen la forma en la que Ramos ejerce el poder en Trabajo y Solidaridad, en ATSA, y en todas y cada una de sus múltiples empresas”. Luego recogía el testimonio de un empleado: “Él o su gente de confianza constantemente te hostigan psicológicamente y te dicen que si no te gustan las condiciones de trabajo, te podés ir, que hay 500 personas esperado para ocupar tu lugar”.
Cuarto Poder lo dijo muy claro: Eduardo Abel Ramos es capaz de “inutilizar un hospital dejándolo sin comida, ropa o mantenimiento”. También de “paralizar su atención con una medida gremial”.
“Allí reside su fortaleza y el porqué de su permanencia en la vida política provincial. Es el mandamás sin importar quien gobierne la provincia. Se sirvió de Juan Carlos Romero cuando -siguiendo la política neoliberal de Carlos Saúl Menem- se privatizó la salud pública en la provincia y, después de acompañar a Walter Wayar en su intento por llegar a la gobernación, se alió con Urtubey que no quiso comprometer su gobierno con reclamos en los hospitales”, explicaba este semanario hace dos años.
Un informe de la Auditoría General de la provincia publicado a fines de 2014 aseguraba que las irregularidades de la Fundación Trabajo y Solidaridad en el San Bernardo eran lapidarias. Cuarenta incumplimientos a la normativa que demostraban cómo el emprendimiento del diputado, sindicalista y empresario enfermaba la salud pública de los salteños.
El 27 de octubre del año pasado, una patota atacó salvajemente a un grupo de trabajadores de la Fundación que reclamaban frente a la Legislatura. Los agresores fueron vinculados a Ramos.
En noviembre de 2014, el periodista Martín Grande denunció agresiones y amenazas por parte del entorno de Ramos. «No quiero que seas noticia por culpa de mi hermano», le dijo Abel Ramos, hermano de Sebastián, al periodista. FM Profesional estuvo varios meses con custodia a raíz de estos episodios. Lo que ocurrió este mediodía, entonces, no sorprende.